Las mujeres son las más afectadas por las medidas de austeridad

La propagada crisis financiera en Europa y su negativo impacto en el Sur en desarrollo dieron pie a una ola de severas medidas de austeridad. ¿Las principales víctimas? Las mujeres.

Al menos nueve países europeos, a saber, Bélgica, Eslovaquia, España, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Portugal y Rumania, están reduciendo o eliminando subsidios.

"La crisis y las medidas de austeridad tuvieron un impacto negativo en la mano de obra femenina", dijo Hendra. Crédito: UN Photo/Paulo Filgueiras
«La crisis y las medidas de austeridad tuvieron un impacto negativo en la mano de obra femenina», dijo Hendra. Crédito: UN Photo/Paulo Filgueiras

Las medidas incluyen también la reducción o limitación de los sueldos estatales, el aumento de los impuestos al consumo y las reformas de las pensiones, de la seguridad social, del sistema sanitario y del mercado laboral.

“No hay ninguna duda de que los más pobres y vulnerables, la mayoría de los cuales son mujeres, son los más afectados por la austeridad”, dijo a IPS el subsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), John Hendra.

Esto ocurre tanto en países en desarrollo como industrializados, subrayó el funcionario, también subdirector ejecutivo para Políticas y Programas de ONU Mujeres.

Los hogares más pobres y vulnerables ya se han venido ajustando a las sucesivas crisis desde hace muchos años, con incrementos en los precios de los alimentos y de los combustibles, y por tanto su capacidad de resistencia es hoy limitada, indicó en entrevista con IPS.

Hendra se desempeñó también como representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en varios países, entre ellos Letonia, Tanzania y Vietnam.

En agosto de 2012, según las últimas estadísticas, el desempleo entre las mujeres era mayor que entre los hombres en 10 países de la Unión Europea: Eslovaquia, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Malta, Polonia y República Checa.

En España y en Grecia, más de una cuarta parte de la mano de obra femenina estaba desempleada el año pasado.

Además, la brecha salarial entre hombres y mujeres se amplió en varios países, particularmente en Bulgaria, Letonia y Rumania.

Según la Organización Internacional del Trabajo, la proporción de mujeres en empleos vulnerables es más alta que la de los hombres en todo el mundo, y en algunas regiones significativamente. En el norte de África, por ejemplo, 55 por ciento de las mujeres, contra 32 por ciento de los hombres, tienen empleos vulnerables.

En Medio Oriente, la proporción llega a 42 por ciento, contra 27 por ciento en los hombres, y en África subsahariana a 85 por ciento, contra 70 por ciento.

IPS: ¿Puede la crisis financiera, propagada tanto en el Norte industrializado como en el Sur en desarrollo, socavar algunos de los logros alcanzados por las mujeres en la última década?

JOHN HENDRA: Creo que sí. Por ejemplo, la crisis y las medidas de austeridad tuvieron un impacto negativo en la mano de obra femenina. En Europa, esta decayó.

La tasa de desempleo es más alta entre las mujeres que entre los hombres en muchos países, y la brecha salarial también se incrementó. En países en desarrollo, la crisis y las medidas de austeridad llevaron a muchas mujeres al trabajo informal y vulnerable.

Como las mujeres por lo general son empleadas con contratos frágiles y no permanentes, son más vulnerables a ser despedidas en tiempos de recesión.

Las mujeres sufrieron una pérdida desproporcionada de empleos durante la crisis financiera asiática (1997-1998) y en la crisis mundial de 2008-2009.

Las medidas de austeridad también socavaron el progreso hacia una distribución más equitativa de las tareas de cuidados. Los recortes en los servicios públicos de salud y cuidados derivaron en una nueva privatización y en un regreso a los roles de género tradicionales.

IPS: ¿Y cuán severo es este revés para alcanzar los Objetivos de Desarrollo de las ONU para el Milenio (ODM) referidos a empoderamiento de género, la salud materna y la mortalidad infantil?

JH: Hay un riesgo real de que la austeridad enlentezca el progreso hacia los ODM. Como señaló hace poco la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, las medidas probablemente frenarán el crecimiento y la reducción de la pobreza, exacerbando las desigualdades.

Según el Overseas Development Institute y Plan International, una caída de uno por ciento en el producto interno bruto incrementa la mortalidad infantil en 7,4 muertes por cada 1.000 niñas nacidas vivas, contra 1,5 muertes por cada 1.000 niños nacidos vivos.

Las tasas de conclusión de estudios primarios caen durante la época de recesión. Entre las niñas, se produce una caída de 29 por ciento, contra 22 por ciento entre los niños.

En las crisis económicas, más mujeres dan a luz en su hogar en el Sur en desarrollo, y su situación nutricional y el número de chequeos médicos pre y posnatales decae. Esto socava significativamente el logro de las Metas del Milenio.

La agenda de desarrollo de la ONU para después de 2015 puede ayudar a tratar la desigualdad, mejorar el respeto a los derechos humanos y asegurar que todos los países se comprometan a la sostenibilidad, la igualdad y la erradicación de la pobreza.

Lo más importante es asegurar que la igualdad de género sea central en una nueva agenda de desarrollo, y que incluya una meta específica sobre el tema y lo integre en todas las otras metas y objetivos.

También es clave seguir de cerca el actual modelo de crecimiento y las políticas de austeridad.

Creo que en las últimas semanas se alcanzó un punto de quiebre en el debate sobre las medidas austeridad, cuando el Fondo Monetario Internacional admitió que el impacto recesivo de estas fue más severo de lo que se anticipaba, y que se identificaron errores en la información y en los análisis sobre la deuda pública en los que se apoyaron esas medidas.

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