Muzaffar Shah, un tendero de Kabul, espera desesperado noticias de su esposa, que está en cuidados intensivos en el Hospital de Clínicas de Jyber, en esta ciudad de Pakistán, capital de la norteña provincia de Jyber Pajtunjwa.
Un par de días antes, la mujer dio a luz a un bebé que murió a los pocos minutos de nacer. Inmediatamente después, comenzó a sufrir una grave hemorragia.
“Primero la trasladaron al Hospital Infantil Indira Gandhi de Kabul, donde los cortes de luz y la falta de agua complican seriamente la atención”, relató Shah a IPS.
“Dos días después, la salud de mi esposa no mejoraba, así que la trasladamos de apuro” al hospital de Peshawar, a unos 300 kilómetros de distancia.
Su esposa recibe transfusiones de sangre y sus posibilidades de sobrevivir mejoran, pero todavía no está totalmente recuperada, en gran parte porque no recibió asistencia inmediata.
El médico Mohammad Shaukat, representante del directorio de salud de Jyber Pajtunjwa, dijo que los profesionales de esta provincia están más que acostumbrados a recibir pacientes del otro lado de la frontera, y en especial mujeres que necesitan asistencia obstétrica de emergencia.
“Tres hospitales de clínicas de esta ciudad fronteriza reciben a unas 1.000 pacientes afganas todos los meses, la mayoría con complicaciones derivadas de la maternidad o infantiles, de ciudades como Kabul y de las provincias de Jalalabad, Kunar, entre otras, por la falta de instalaciones médicas especializadas” en Afganistán, dijo a IPS.
La mayoría de los hospitales de ese país son rudimentarios y carecen de personal suficiente. Además, la falta de medicamentos vitales agrava la crisis sanitaria.
Los pacientes afganos ocupan 10 por ciento de las camas de los hospitales de Peshawar. “Se convierten en una carga, pero no les podemos negar el ingreso, los atendemos por razones humanitarias”, explicó Shaukat.
Los hospitales de esta provincia norteña atendieron en 2012 a 34.888 pacientes afganos. Este año serán muchos más porque hasta el 20 de mayo ya iban 20.000 ingresados.
Además, el estatal Complejo Médico de Hayatabad, en Peshawar, recibió el año pasado a 3.456 pacientes del vecino país, la mayoría mujeres, niños y niñas, dijo a IPS el médico Hakimullah Jan.
“Este año ya internamos a unas 3.000 personas”, observó el especialista. Y el flujo no está cerca de disminuir, acotó.
El médico Sardar Ali, oficial de campo en Pakistán para la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo a IPS que muchos afganos vienen a atenderse en este país debido a la escasez de centros de salud en el suyo.
La problemática se refleja en la mortalidad materna, que asciende a 500 fallecidas cada 100.000 nacidos vivos, el doble que en Pakistán.
La alta mortalidad infantil de Afganistán también refleja la casi total falta de infraestructura, de servicios y de personal capacitado, como parteras y enfermeras.
Además, mueren 152 niños y niñas cada 1.000 nacidos vivos, pues las parteras capacitadas solo atienden a ocho por ciento de todos los partos.
En Pakistán, las parteras atienden 35 por ciento de los partos.
Numerosos especialistas atribuyen la crítica situación de la salud a la inestabilidad política.
[related_articles]Ahmed Jamal, un médico de la oriental ciudad afgana de Jalalabad, dijo a IPS que desde que Estados Unidos expulsó al movimiento islamista Talibán de Kabul en 2001, ese país depende casi totalmente de la asistencia internacional para cubrir sus necesidades sanitarias.
Alrededor de 70 por ciento de la población depende de los centros de salud montados por agencias como la OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Afganistán recibió 60.000 millones de dólares de asistencia desde 2002, la mayoría de los cuales se utilizaron para mejorar la infraestructura básica como escuelas y hospitales. Pero a pesar del esfuerzo, casi 40 por ciento de los 25 millones de habitantes de ese país no tienen acceso a centros de salud.
Algunas fuentes estiman que en la década que siguió a la invasión estadounidense, la mortalidad infantil cayó 50 por ciento. Pero 20 por ciento de los recién nacidos siguen sufriendo bajo peso y desnutrición aguda.
La OMS señala que Kabul, una ciudad de 3,2 millones de habitantes, tiene un promedio de 1,28 camas de hospital cada 1.000 personas, mientras otras provincias tienen aun menos, apenas dos cada 10.000.
Los pocos hospitales existentes suelen carecer de electricidad y de agua corriente, y el equipamiento no está bien mantenido. Las instalaciones no están bien aprovechadas, y solo está ocupado 50 por ciento de su espacio.
Las provincias noroccidentales de Pakistán constituyen una alternativa atractiva para las personas en buena situación económica. No todos los afganos pueden aprovechar los servicios disponibles del otro lado de la frontera.
Aziz Ahmed, al frente de un concesionario de automóviles de Kabul, contó que su padre se recupera en un hospital privado de Peshawar tras una operación de cálculos renales. Él pudo reunir el dinero necesario para trasladarlo a esta ciudad pakistaní, pero remarcó: “La mayoría de mis compatriotas no pueden hacerlo”.
Además de pagar los gastos de hospital, toda persona que quiera cruzar la frontera en busca de atención médica debe pagar 200 dólares para rentar un vehículo. También está obligado a pasar por varios puestos de control antes de llegar a Peshawar por caminos desiguales y llenos de baches, lo que, según los médicos, es muy arriesgado para pacientes que ya están en estado delicado.
En Afganistán, mucha gente atribuye la situación a los 35 años de conflicto, que provocó una masiva fuga de cerebros y dejó a la población sin acceso a servicios especializados.
El médico Abdul Shakoor, del Instituto de Radioterapia y Medicina Nuclear de Peshawar, dijo a IPS que 15 por ciento de los pacientes con cáncer atendidos en Pakistán vienen de Afganistán, donde no hay ni un centro especializado.
“El año pasado atendimos a 3.000 pacientes de Afganistán”, indicó. En lo que va de este, el gobierno de la provincia de Jyber Pajtunjwa registró a 189 ciudadanos afganos en un programa gratuito de tratamiento contra el cáncer.
Los pacientes afganos con VIH/sida también reciben atención gratuita en un centro de Peshawar, que “ofrece tratamiento y psicoterapia a 250 pacientes de diferentes partes de Afganistán”, dijo a IPS el médico Akhtar Nabi. Agregó que el centro trata a 600 pakistaníes.
La situación generó resentimiento entre las comunidades de las provincias norteñas, donde residen dos de los tres millones de refugiados afganos que están en Pakistán.
La mayoría de los pakistaníes menosprecian a los refugiados, en especial a aquellos con los que están obligados a compartir los limitados recursos médicos.