Finalmente, sobrepasadas siete semanas de la detención del conocido diplomático iraní Bagher Asadi, el hecho fue confirmado por un funcionario del gobierno de Teherán, aunque sin ofrecer más detalles.
“Hasta donde sé, la persona (detenida) es un diplomático de trayectoria en la cancillería y su último cargo era de director del grupo D8”, dijo el jueves 2 el excanciller Manouchehr Mottaki a la agencia informativa semioficial iraní ISNA. “Pero no estoy informado de los detalles del hecho”, acotó.
El D8, del que Asadi era director de una de las secretarias, denomina a un grupo de naciones en desarrollo con población de mayoría musulmana, aliadas para promover el desarrollo económico. Lo integran Bangladesh, Egipto, Indonesia, Irán, Malasia, Nigeria, Pakistán y Turquía.
Una fuente cercana a la familia Asadi dijo a IPS que desde su detención, sus integrantes están bajo presión de las fuerzas de seguridad para que no comenten el asunto en público.
“Les preocupa que hablar con los medios no ayude a su situación”, explicó la fuente que pidió reserva de su identidad.
Otra fuente también vinculada a la familia dijo a IPS: “Estamos sorprendidos de cómo las autoridades iraníes pueden detener a una persona sin siquiera avisar y mientras estaba en su casa”.
La fuente dijo que durante el arresto, el 12 de marzo, la casa de Asadi fue allanada y su computadora portátil y otros artículos personales confiscados.
“Las autoridades prometieron a la familia liberarlo días después, pero sigue en prisión. Pasados unos días de su detención, Bagher llamó a su casa y dijo que estaba bien. Pero desde entonces no hay noticias suyas, ni sobre las razones del arresto”, apuntó.
“Nos preocupa que esté presionado y que pretendan doblegarlo”, añadió la fuente.
Parece haber confusión oficial sobre el estatus de Asadi.
Ahmad Bakhshayesh, miembro de la Comisión de Seguridad Nacional del parlamento iraní, dijo al diario Bahar el día de su arresto: “Por lo general, la detención de un diplomático tiene que ver con una falta que el implicado pueda haber cometido en su país de destino o un asunto político, por ejemplo sobre la cuestión de los reformistas (en el régimen de Teherán)”.
Especulando sobre este caso, sobre el que dijo que no tiene conocimiento personal, Bakhshayesh añadió: “Creo que esta noticia debe estar mal, y Reuters se equivocó en publicarla”.
La agencia internacional de noticias Reuters publicó el 30 de abril una información sobre la detención de Asadi, aunque el periodista no confirmó con fuentes independientes las denuncias anónimas.
Mohammad Reza Heydari, exdiplomático iraní, que pasó a la oposición tras la violenta represión de las protestas postelectorales de 2009, dijo a IPS que fuentes de la cancillería le habían confiado que Asadi habría criticado al presidente Mahmoud Ahmadineyad en reuniones privadas.
La filtración de esos comentarios puede estar detrás de su arresto.
“Considerando su forma de pensar y sus críticas, creo que están fabricando un caso en su contra. Es una práctica común en el régimen de la República Islámica”, indicó Heydari.
“El régimen iraní tomó al pueblo de rehén. Él habló sobre los derechos de la población y sobre temas de actualidad, lo que fue notificado a Teherán por personas relacionadas con él. Eso llevó a que le confiscaran su pasaporte y lo detuvieran al llegar” al país del exterior, relató.
Entre sus compañeros de la cancillería, Asadi es conocido como uno de los diplomáticos iraníes de más alto nivel profesional y fue embajador ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En una profética columna publicada por The New York Times en enero de 2004, Asadi alerta sobre el grupo conservador que podría seguir al gobierno reformista del presidente Mohammad Jatami (1997-2005).
“El evidente desdén por los derechos humanos de los conservadores y los aspectos republicanos de la gobernanza, entre otras cosas, invitará inevitablemente a la censura externa y complicará más una relación ya delicada”, escribió entonces.
La misión iraní ante la ONU no devolvió los reiterados llamados de IPS para verificar la información sobre el arresto y recabar datos adicionales.
Hay especulaciones que vinculan la detención con las próximas elecciones generales de junio, pero Heydari opinó que su arresto corresponde a una práctica habitual.[related_articles]
“Esta detención forma parte del trato que la República Islámica dispensa a sus diplomáticos, cuando dan a conocer sus puntos de de vista en los países donde están en misión. Sirve de lección para que otros colegas sepan que si expresan una opinión fuera de la línea del sistema gobernante, deberán atenerse a su severidad”, arguyó.
La detención de Asadi se une al arresto de reformistas y críticos a lo largo de las últimas semanas, a medida que se acercan las elecciones del 14 de junio.
Funcionarios de alto rango alertaron contra las candidaturas de los expresidentes Jatami y Ali Akbar Hashemí Rafsanyaní, acusados de participar en la violencia que siguió a las controvertidas elecciones de 2009.
Según Heydari, la Oficina de Inspección del Ministerio de Relaciones Exteriores suele decir a sus diplomáticos, antes de enviarlos a misiones en el exterior, que deben abstenerse de expresar sus opiniones en presencia de potenciales enemigos del Estado, ya que ellas podrían ser utilizadas en su contra.
“Debería haber libertad para hablar. Después de todo, en las diferentes reuniones, la gente suele expresar sus opiniones. Controlar a las personas en todas partes y luego cuestionarlas no es un método sostenible”, alegó.