Suele creerse que la violación solo causa un trauma personal, pero en realidad sus implicancias exceden las consecuencias directas sobre la víctima y se extienden a comunidades enteras, lo cual complica la ya de por sí difícil tarea de ayudarlas.
Thérèze Mema Mapenzi, quien trabaja con víctimas de violación en Kivu Sur, en el este de República Democrática del Congo (RDC), dijo que para superar el trauma de una agresión sexual, las sobrevivientes deben tener a alguien que los escuche.
La escucha también es importante para ayudar a encontrar soluciones que permitan lidiar con las consecuencias de la violación que impactaron en toda comunidad, explicó esta asistente social que actúa directamente con las víctimas en el marco de la Comisión para la Paz y la Justicia en Bukavu, capital de Kivu Sur.
"No doy dinero ni alimentos, pero escucho y muestro compasión", explicó Mapenzi. "Me enorgullece que las palabras suaves ayuden a curar el trauma de las víctimas", añadió.
Mapenzi conversó con IPS sobre el uso de la violación como arma de guerra para destruir poblados, familias y comunidades.
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IPS: ¿Podría explicar las consecuencias destructivas de la violencia sexual sobre las personas y las comunidades?
THÉRESE MEMA MAPENZI: En la RDC se usaba, y se usa, la violación como arma de guerra. Los rebeldes saben que las mujeres son quienes protegen la cultura en sus comunidades.
Para desestabilizar a un país y ayudar a que los responsables de la violencia alcancen sus objetivos, destruyen a las familias y comunidades locales, debilitando así la cohesión social. Violaron a nuestras hermanas y mamás; mataron a nuestros hermanos frente a nuestros ojos, humillándonos y amenazándonos.
Esta violencia se da en un ambiente de silencio. No es fácil para una persona que sobrevivió decir que fue violada porque en nuestras comunidades la gente no habla fácilmente sobre lo relativo al sexo. La violación se trata como un tabú.
Muchas familias estuvieron y están separadas por estas experiencias. Las mujeres violadas se encuentran aisladas; la armonía familiar se rompe. Comunidades enteras se debilitan y dividen, lo que genera un ambiente de miedo en el que los rebeldes se vuelven más poderosos.
IPS: Las personas que sobrevivieron a una violación suelen volver a ser victimizadas en el ámbito comunitario, ¿Puede explicar este fenómeno?
TMM: Esas personas sufren terribles tratos a manos de grupos rebeldes; y cuando regresan a sus comunidades son discriminadas. Hasta 2010, muchas víctimas de violación ni siquiera eran tenidas en cuenta en sus comunidades y eran discriminadas por sus familias y vecinos.
A muchos hombres los obligaron a ver cómo violaban a su mujer y los amenazaron con matarlos si trataban de ayudar. Después es muy difícil para ellos hablar de esa experiencia porque se suponía que debían proteger a las mujeres, se sienten impotentes y avergonzados.
También sucede que algunos hombres que no estaban cuando violaron a sus esposas, creen que ellas colaboraron.
IPS: Usted trabaja en 16 centros de escucha en diferentes aldeas de Kivu Sur. ¿Por qué es tan importante escuchar?
TMM: Solo escuchando atentamente los problemas de la gente uno puede comprender o saber qué tipo de asistencia hay que ofrecer. Así contribuimos a su sanación, mostrando compasión y comprensión. La mayoría de las veces, los secretos relacionados con un trauma que guardamos nos destruyen desde adentro sin que nos demos cuenta.
Por ejemplo, muchas personas, en especial las mujeres, sufren problemas estomacales, nerviosismo y dolores de cabeza porque no saben a quién recurrir para contarles sus problemas y emociones vinculadas a esa situación.
IPS: ¿Las víctimas también deberían hablar?
TMM: Las víctimas deben hablar de su trauma para curarse. En el proceso de curación, uno de nuestros objetivos es permitir que las víctimas traumatizadas hablen de su situación y de dónde y por qué tienen problemas en su vida cotidiana, para que puedan sentirse aliviadas. Si la persona no habla, el proceso de sanación no avanza.
IPS: ¿Qué hace usted concretamente para ayudar y apoyar a las mujeres, niñas, niños y hombres?
TMM: Para reunirnos con sobrevivientes de una violación, vamos a las comunidades a informar a la gente y sensibilizar sobre las consecuencias físicas y psicológicas de la violencia sexual. La intención es recordar a todo el mundo que este es un problema de toda la comunidad.
También les pedimos que no estigmaticen a las víctimas y explicamos lo que ofrecen nuestros centros de escucha, para que puedan, a su vez, difundir los programas.
La forma de atención varía de una persona a otra. A veces necesita asistencia legal o atención médica, psicológica o económica. En la terapia le mostramos que no es responsable de la violación. Si nunca fueron atendidos en un hospital, los derivamos a uno.
También hacemos mediación familiar, que apunta a restablecer la paz dentro de las familias destruidas por una violación. Y si el violador es conocido o si nació un hijo (o hija) producto de esa violación, que suele ser el más maltratado entre las víctimas, tratamos de hacer justicia.
IPS: ¿Qué apoyo necesita para seguir ayudando a otros?
TMM: Lo primero que necesito es seguridad. A veces ayudamos a una sobreviviente y se recupera bien. Pero al tiempo, los rebeldes regresan y vuelven a violarla. Es profundamente decepcionante y me desanima.
Otra cosa es la falta de fondos suficientes. A veces atendemos a sobrevivientes que llevan dos días sin comer, a una persona refugiada con hijos, a una mujer embarazada o a un huérfano de tres años. Sin los recursos económicos es difícil el proceso de recuperación.