Montado en una moto de la famosa marca estadounidense Harley Davidson, el popular cantante pakistaní Shehzad Roy cumple una misión: exponer a los 176 millones de habitantes de su país lo bueno, lo malo y lo feo del sistema educativo nacional.Deteniéndose en pequeñas aldeas dispersas por el terreno montañoso o atravesando el arenoso desierto, los verdes valles y llanuras, Roy lleva a sus espectadores a un viaje virtual en su programa de televisión "Chal Parha" ("Ven, enseña"), que se emite en el canal privado Geo todos los sábados y domingos por la noche.
La iniciativa es parte de la campaña del canal para promover la conciencia pública sobre la educación y la alfabetización, y pone de relieve desde el anticuado programa nacional de enseñanza hasta antiguos libros de texto, pasando por locales escolares ruinosos que carecen de agua, letrinas y electricidad.
Roy termina cada episodio asignándole al gobierno "tareas domiciliarias", recomendando políticas para mejorar el sistema.
Al programa no le falta nada por mostrar: Roy ya ha expuesto a su audiencia a hermosos edificios donde no hay maestros, y también a escuelas de tres salones donde un solo maestro imparte simultáneamente muchas clases.
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Algunos episodios cubrieron la realidad de niños y niñas que estudian en escuelas improvisadas, compuestas apenas por tiendas de campaña, luego de que el terremoto de 2005 destruyó los edificios escolares. El dinero asignado a la reconstrucción se asignó incorrectamente, según funcionarios.
Estudiar bajo un árbol es todo lo que conocen los alumnos de áreas rurales. Los notables de las aldeas se apoderan de muchos salones de clase para usarlos como depósitos para animales y forraje.
La situación no es mejor en las grandes ciudades, donde es común ver a niños y niñas esquivando corrientes de aguas servidas o cubriendo sus narices para evitar el hedor en su camino a la escuela, mientras estudiantes uniformados a menudo se hacinan en salones de clase que carecen de electricidad y ventilación.
El programa de Roy rápidamente se convirtió en un éxito, tal vez porque "una imagen vale más que 1.000 palabras", especialmente si es real y cuenta historias reales, dijo a IPS Baela Raza Jamil, directora del no gubernamental Centro para la Educación y la Conciencia, con sede en Islamabad.
"Le he pedido a mi equipo que considere obligatorio ver" el programa, agregó.
Pakistán rezagado en objetivos de educación
En abril de 2010, Pakistán consagró a la educación como un derecho fundamental para todos los menores de 16 años, incluyéndolo en el Artículo 25-A de su Constitución.
Pero, según Roy, casi siete millones de niños y niñas de entre cinco y nueve años no van a la escuela, y quienes lo hacen desertan contando con pocos años de escolaridad.
Algunos creen que las raíces del problema se remontan al nacimiento mismo de Pakistán. Según Haris Gazdar, investigador del Colectivo para la Investigación en Ciencias Sociales, "la corriente dominante en el nacionalismo pakistaní es divisiva y no ha presentado un modelo cultural viable para crear la nación".
Él cree que la educación, que en "prácticamente todos los demás países es considerada por la elite nacionalista como un vehículo para la construcción nacional, no tiene ningún valor real para las elites divididas de Pakistán".
"En Pakistán no hay un reclamo colectivo de educación porque no hay un acuerdo colectivo sobre el modelo cultural de construcción nacional", agregó.
Jamil coincidió, declarando que la educación de buena calidad en la primera infancia es accesible para "menos de 10 por ciento de los niños" del país.
El alfabetismo en Pakistán es de 58 por ciento, muy lejos del Objetivo de la Organización de las Naciones Unidas para el Milenio que se propone llegar a 88 por ciento.
Instructivo y doloroso
El programa, en el que se intercalan cándidas entrevistas con alumnos y debates con padres, maestros, funcionarios del gobierno, clérigos y psicólogos en unas 200 escuelas, es una experiencia interesante pero dolorosa, según Roy.
Otros, como el físico y activista por la paz A.H. Nayyar, elogian el programa con palabras como "fascinante", y lo consideran un paso muy necesario para el logro del Objetivo del Milenio sobre educación, en ausencia de acción gubernamental o de una adecuada asignación de recursos.
"La política nacional de educación de 2008-2 009 prometió una mayor asignación de recursos, pero esa promesa nunca se cumplió", dijo a IPS. Según datos oficiales, Pakistán gasta apenas dos por ciento de su producto interno bruto en educación.
El programa de televisión de Roy, que viaja por el país, también ofrece pantallazos sobre otros motivos por los que los jóvenes no van a la escuela. Entre ellos, la pobreza, el trabajo infantil y los matrimonios precoces.
El uso de castigos corporales también influye mucho. Roy expuso la historia de Malaika, una niña de ocho años cuyo maestro le arrojó un bolígrafo en el ojo, dañándole la córnea y causándole desprendimiento de retina. El maestro se justificó diciendo que la pequeña "no prestaba atención".
Ese episodio alentó a tres asambleas provinciales a aprobar una resolución para desechar la Sección 89 del Código Penal de Pakistán, que permite a los "guardianes" castigar a los niños "de buena fe".
Aparte, un proyecto sobre castigos corporales que languidecía en la Asamblea Nacional cobró nuevo ímpetu luego de emitirse el programa. Presentado en 2010 por la legisladora Attiya Inayatullah, fue aprobado por unanimidad el 13 de este mes. Según ella, fue un hecho "histórico".
Cuando el proyecto se convierta oficialmente en ley, los individuos que cometan abusos contra niños serán sentenciados a un año de prisión, a una multa de 500 dólares o a ambas penas.
Otro episodio del programa relató la vida de una pequeña sin manos quien, pese a haber aprendido a escribir usando solo sus pies, había sido expulsada de la escuela debido a la pobreza. Pocos días después de emitirse al aire ese capítulo, la presidenta de la Asamblea Nacional, Fehmida Mirza, le extendió a la niña un cheque por 5.000 dólares para que pudiera continuar estudiando.