Canadá abandonará el año próximo la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), convirtiéndose en el primer país en dar ese paso, informó este jueves 28 el gobierno del primer ministro Stephen Harper.La decisión se tomó la decisión la semana pasada en una reunión a puertas cerradas, a recomendación del ministro de Relaciones Exteriores, John Baird, pero aún no envió la notificación oficial a la Convención.
Ottawa arguye burocracia y falta de eficacia de la CNULD, a la que adhirió en 1994 y ratificó en 1995.
Esta decisión agrava la preocupación de la sociedad civil luego de que el gobierno decidiera también la semana pasada derivar a la agencia oficial de ayuda al desarrollo, CIDA, bajo la égida del Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional.
Esto fue muy criticado por activistas, quienes argumentan que Ottawa vincula así la ayuda al comercio exterior.
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La desertificación y la degradación de la tierra constituyen un enorme problema que se agrava con el cambio climático, dijo Robert Fox, de Oxfam Canadá.
"Estoy anonadado porque Canadá haga esto", dijo Fox a IPS.
Cada año, 12 millones de hectáreas de tierra, donde se pudieron haber cultivado 20 millones de toneladas de granos, se pierden a causa de la desertificación.
La degradación de la tierra es la peor crisis silenciosa mundial, pues socava la producción de alimentos, incrementa la escasez de agua, empobrece a cientos de millones de personas y afecta a 2.000 millones en total.
"Nuestra meta es construir un mundo sin degradación de tierras", dijo en su momento a IPS el secretario ejecutivo de la CNULD, Luc Gnacadja. La Convención se propone llegar a esa meta en 2030.
Canadá aportaba unos 350.000 dólares anuales a la CNULD, indicó a IPS la Secretaría de la Convención.
Los compromisos de Canadá con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y con el Convenio sobre la Diversidad Biológica no se verán afectados en absoluto, aseguró Amy Mills, de CIDA, en un correo electrónico a IPS.
"Queremos usar los recursos de la forma más efectiva posible. Canadá seguirá jugando un papel de liderazgo, promoviendo la agenda de seguridad alimentaria y de nutrición. Por ejemplo, Canadá ayudó a casi cuatro millones de hogares agrícolas en toda África a obtener semillas más resistentes a la sequía", destacó.
"En el pasado, Canadá se esforzó varias veces por posicionar a la Convención contra la Desertificación como un medio significativo para promover las prioridades globales y canadienses para mejorar la seguridad alimentaria y combatir la degradación de tierras", añadió.
Pero ahora "creemos que otros esfuerzos pueden lograr mejores resultados", indicó.
El año pasado, el gobierno de Harper gastó 28 millones de dólares para celebrar el aniversario de la Guerra de 1812, un conflicto bélico menor que enfrentó a este país con Estados Unidos.
"Que Canadá haga esto (abandonar la CNULD) es realmente un escándalo", dijo Christoph Bals, director de políticas de la organización no gubernamental alemana Germanwatch, dedicada a temas de desarrollo y equidad global.
Canadá fue por mucho tiempo líder y defensor del multilateralismo y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que son la única vía para tratar temas como la pobreza, el hambre y el cambio climático, dijo IPS desde su oficina en Berlín.
En 2011, el gobierno de Harper también se retiró del Protocolo de Kyoto, único instrumento internacional contra el cambio climático.
"Escuché de muchos, muchos canadienses que están avergonzados por la decisión de abandonar (el Protocolo de) Kyoto", dijo Bals. "En mi opinión, esa decisión y la que tiene que ver con la CNULD no reflejan a la mayoría de los canadienses".
En cambio, reflejan los intereses de la industria de combustibles fósiles, indicó.
El retiro de Canadá de la Convención podría tener grandes consecuencias a largo plazo, advirtió Bals.
Canadá es un país rico, pero otras naciones con dificultades económicas podrían seguir su ejemplo y dejar también la CNULD.
"Envía una señal negativa", dijo. "Habrá consecuencias para personas en muchas partes del mundo".
La gobernanza global es débil y necesita apoyo, no abandono, opinó Fox. "En la ONU se presentan dificultades para hacer las cosas, pero la solución no es irse", añadió.
Canadá acaba de comprometer 250 millones de dólares anuales para el nuevo Convenio sobre Ayuda Alimentaria de la ONU. También ha sido generoso en ayudar en casos de hambrunas como la que azota al Cuerno de África.
Paradójicamente, el gobierno de Harper rechaza a la Convención, cuyo objetivo principal es prevenir y reducir el hambre y los impactos de la sequía. Con esta decisión, Ottawa está diciendo que no está interesado en prevenir o solucionar el problema, sostuvo Fox.
"Espero que haya suficiente presión local e internacional para que el gobierno reconsidere esto", añadió.