Cada metro cúbico de madera extraída de la Amazonia y preparada para uso en la construcción, emite entre 6,5 y 24,9 toneladas de dióxido de carbono (CO2) desde la tala hasta su transporte al mercado consumidor en forma de tablas, vigas y otros productos. Esta es la conclusión de la investigación realizada por la arquitecta Érica Ferraz de Campos, de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo, que consideró la extracción legal e ilegal de madera y se basó en datos recogidos en la literatura y en empresas madereras.
“Cada hectárea de bosque contiene entre 200 y 425 toneladas de biomasa seca, que almacenan de 98 a 208 toneladas de carbono. El retiro de árboles libera ese carbono. Además, el procesamiento y la quema de energía fósil, especialmente en el transporte, también emiten CO2”, explicó la investigadora a Tierramérica.