Brasil ingresa en nueva era de coproducción de medicinas antisida

El Estado brasileño comenzará el año entrante un nuevo tipo de asociación con privados para producir un medicamento utilizado en el tratamiento contra el sida, a través de la transferencia de tecnología cuando la patente todavía está vigente.

Esta nueva etapa, que el Ministerio de Salud de Brasil llama «Asociación de Desarrollo Productivo» (PDP, por sus siglas en portugués), se concretará por medio de un acuerdo con el laboratorio transnacional Bristol-Myers Squibb para producir sulfato de atazanavir.

Este medicamento será producido por el estatal Instituto de Tecnología en Fármacos (Farmanguinhos), de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), y distribuido a través de la red de salud pública del país como parte del «cóctel de antirretrovirales» utilizado por cerca de 45.000 pacientes, 20 por ciento de las personas que reciben gratuitamente medicamentos.

«Es un proceso simbólico importante», dijo a IPS el director del Departamento de Enfermedades Sexualmente Transmisibles, Sida y Hepatitis (DDST), Dirceu Greco, al referirse al acuerdo con este laboratorio transnacional, con sede central en Nueva York, que permitirá a Brasil un ahorro de unos 200 millones de dólares en los cinco años de su duración.

«El programa del Ministerio de Salud (del cual depende el DDST) es parte de un plan nacional para reducir el déficit de la balanza comercial en el área de medicamentos para el país», dijo Gaetano Crupi, presidente de la filial brasileña de Bristol-Myers Squibb, en entrevista con IPS. «Hoy el atazanavir es 100 por ciento importado», aseguró.
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«El gobierno de Dilma Rousseff está preparándose, primero, para reducir el déficit de su balanza comercial, y también para que haya una economía de largo plazo con la producción nacional», destacó.

Es la primera vez que Brasil hace una asociación con privados para elaborar un medicamento todavía protegido por patente (derecho de creación) y que tiene importancia en la respuesta nacional al tratamiento contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), agregó.

«Lo importante en esta asociación es permitirnos un mayor grado de soberanía en la producción de un medicamento, puesto que la tecnología será internalizada en nuestro país y habrá ahorro, ya que el medicamento será ofrecido al gobierno a un precio reducido», explicó el ministro de Salud, Alexandre Padilla, en el lanzamiento del fármaco.

Brasil garantiza desde 1996 el acceso universal a todos los medicamentos necesarios para el combate al virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, y a exámenes de control, de los que hoy se benefician unos 217.000 habitantes. El Sistema Único de Salud, la red pública, ofrece tratamiento antirretroviral a 97 por ciento de los pacientes diagnosticados con la pandemia.

Pedro Chequer, representante en Brasil del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida, considera un avance que «este país mantenga con sus propios recursos, y en gran parte con su propia producción de medicamentos, su política de acceso» a fármacos contra esta enfermedad.

El Ministerio de Salud distribuye 20 antirretrovirales que representan una inversión de unos 425 millones de dólares al año, ocho de los cuales son fruto de la PDP. «En medio de crisis económica, mantener esta estrategia fue una decisión política a favor de la población», subrayó Greco.

El acuerdo para la producción de sulfato de atazanavir garantiza la transferencia de tecnología a un laboratorio nacional, la fabricación y la distribución durante cinco años.

Farmanguinhos adquirirá equipos para esa producción y recibirá capacitación de parte del laboratorio transnacional internacional.

Ese medicamento, que es un antirretroviral de la clase de los inhibidores de la proteasa y constituye una importante droga para el tratamiento de enfermos de sida, se distribuirá a partir del año próximo con el envase de Farmanguinhos. Pero sólo será producido con tecnología nacional a comienzos de 2015.

Hasta el 2017 se distribuirán 99 millones de cápsulas en la presentación de 300 miligramos.

«Va a ser el medicamento (contra el sida) número 11 producido en Brasil», enfatizó Greco. «El avance principal fue tener la seguridad que con dinero público podemos fabricar y distribuir medicamentos, insumos fundamentales para la lucha contra el sida», añadió.

«Para mí, esa historia de tener un Estado mínimo trae consecuencias graves como en salud», agregó.

Brasil, a través de Farmanguinhos, tiene acuerdos de abastecimiento de medicamentos con otros países en desarrollo, tanto de América Latina como de África, a través de lo que considera uno de sus principales brazos de su política exterior: la cooperación Sur-Sur.

Pero Crupi anticipó que, en este caso, hasta la finalización de la patente del atazanavir que perdura hasta mediados de 2017, el acuerdo vale para Brasil.

«A partir de esa expiración de la patente es una decisión estratégica que resolverá al gobierno», sostuvo.

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