Los sindicatos españoles se juegan su capacidad de convocatoria este miércoles 14 en medio de su tradicional división ideológica, al tomar el liderazgo de la indignación social por los duros recortes del gobierno, que sigue el mandato de la Unión Europea (UE) para afrontar la crisis.
La Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), las dos centrales sindicales mayoritarias, se unen a otras menores, a sindicatos independientes, a más de 150 organizaciones de la sociedad civil que integran la llamada Cumbre Social y a personalidades varias para llamar a la huelga general y manifestaciones en todo el país.
La paralización de actividades en España se enmarca en una movilización regional llamada Jornada de Acción y Solidaridad, convocada por la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC, por sus siglas en inglés), que advierte de la "ansiedad creciente de los ciudadanos" castigados por "medidas de austeridad que profundizan la recesión, frenan el crecimiento y aumentan el desempleo inexorablemente".
La ETUC, conducida hoy por el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, forma parte de la Confederación Sindical Internacional, a la que están afiliadas las dos principales centrales españolas.
Tras el lema "Por el Empleo y la Solidaridad en Europa" y para decir "¡No a la austeridad!", también irán a la huelga general los trabajadores portugueses, mientras que habrá paros parciales en Grecia e Italia y marchas callejeras y otras protestas en Alemania, Austria, Eslovenia, Francia, Holanda, Polonia, República Checa y Rumania, entre otros países.
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Esta huelga no logrará detener los recortes fiscales y sociales impuestos por el gobierno derechista de Mariano Rajoy, coinciden los sindicalistas consultados, pero creará condiciones para organizar una resistencia mucho más amplia, que una a los trabajadores con el resto de la sociedad.
La protesta "va más allá del ámbito laboral", precisó a IPS el secretario general de la UGT, Cándido Méndez. Involucra "al conjunto de la ciudadanía, a los pensionistas, parados (desocupados), consumidores ; el 99 por ciento de la población está afectada por una política injusta, que se plasma en los Presupuestos Generales del Estado para 2013".
"El objetivo es unir la voz de todos los trabajadores para exigir un cambio de políticas. Está en juego nuestro futuro, nuestro estado de bienestar, y cuantos más seamos para exigir un cambio en la política económica que se está aplicando en España y en Europa, mejor", puntualizó.
"Es el momento de construir desde la izquierda una alternativa fuerte, que busque soluciones a los problemas reales de las personas", enfatizó.
Críticas a diestra y siniestra
Hay un diagnóstico sindical común y es que las políticas de recorte y austeridad impuestas desde las instituciones de la UE y por el gobierno español nos llevan a la ruina, porque ahondan en la recesión, en la destrucción de empleo, en más desigualdad social y empobrecen al conjunto de la población, según Méndez.
Fernández Toxo coincidió en ese análisis al recordar que el número de desocupados ya ronda los 5,7 millones, poniendo a España "en una situación muy grave", por lo cual "urge cambiar rápidamente la política económica, apostando por un programa que cree empleo".
Los últimos datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadísticas indican que la desocupación afecta a 25 por ciento de los casi 23,1 millones de activos, mientras que la media europea es de 10,6 por ciento. La mitad de los jóvenes no encuentran trabajo.
También se cuentan entre los más afectados miles de inmigrantes indocumentados, quienes por tal situación no figuran en las estadísticas laborales, como la peruana María, quien con dos hijos pequeños perdió su empleo y ahora se encuentra sin ingresos por subsidio.
Esta mujer, que no quiso revelar su verdadero nombre, narró a IPS su temor de volver a pasar hambre, como le ocurrió en su país. "Lo peor es que no me dejan registrar como trabajadora", señaló.
Una de las causas por las que el Partido Socialista Obrero Español perdió las elecciones en noviembre de 2011 fue el viraje de 180 grados que dio al rumbo económico en mayo de 2010, pasando de una política social a una de austeridad y recortes, impuesta por la UE, describió Méndez, quien así distanció a su central de ese gobierno del mismo origen ideológico.
Trabajadores de España, uníos
Esta será la novena huelga general desde la recuperación democrática en los años 70. La primera fue contra el gobierno del centrista Adolfo Suárez (1976-1981), luego se sucedieron cuatro durante el mandato del socialista Felipe González (1982-1996), una con el derechista José María Aznar (1996-2004), otra con el socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) y la última en marzo ya con Rajoy.
El peso de la convocatoria está en la UGT, de tendencia socialista y que reúne a más de 1,2 millones de trabajadores, y en CCOO, afín al Partido Comunista y con igual caudal de afiliados. También se suman la Confederación General del Trabajo, con unos 100.000 miembros, la Confederación Nacional del Trabajo, con 75.000, y una variedad de sindicatos que responden a realidades las comunidades autónomas.
Esa unidad de acción es destacada por Méndez, pese a reconocer que en algunas regiones hay sindicatos "que parecen querer ir por libre".
Sin embargo, como ocurrió en marzo, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F), cuyo mayor poder de afiliación está entre los empelados públicos, aparece entre las pocas organizaciones que no se adhieren a la huelga por considerarla "inútil, insolidaria e irresponsable".
En parecido sentido se refirió el economista Ramón Tamames, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, quien dijo a IPS que "la huelga es lamentable, porque los partidos políticos están haciendo lo inevitable ante la crisis".
La crisis en España se debe a la política "escandalosa" que aplicó en su momento el gobierno de Zapatero, adoptando "medidas a medias", y "lo peor es que lo hizo apoyado por las centrales sindicales", añadió, acusando a los sindicatos de haber sido contemplativos entonces.
"Cuando tuvo que disponer medidas para enfrentar la crisis, renunció", criticó Tamames, quien abandonó la militancia partidaria a comienzos de los años 90 tras largos años de integrar la dirigencia del Partido Comunista, primero, y de Izquierda Unida, después.
Tamames apuntó, con pesimismo, que será difícil salir pronto de la crisis, ya que no se pueden hacer más inversiones públicas, por falta de presupuesto, ni esperar que lleguen fuertes inversiones del exterior, "pues por ahora nadie quiere venir a este país".