Las noticias sobre el último informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) dan nuevas razones para temer que Irán esté más cerca que nunca de fabricar armas estratégicas, al reportar un aumento de casi 50 por ciento de sus existencias de uranio enriquecido. Pero esa cifra está errada.
El presunto drástico aumento de las reservas de uranio enriquecido al 20 por ciento que podría emplearse en armas nucleares se basa en cifras engañosas aparecidas en el reporte de la AIEA del 16 de noviembre.
El verdadero crecimiento de ese tipo de uranio en manos de Irán es al parecer de 20 por ciento.
Las noticias sobre la instalación de 2.800 centrifugadores en la central de Fordow, noroeste del país, se adhieren a la rutina de ignorar cómo se relacionan unas grandes cantidades de esas máquinas ociosas con las futuras negociaciones sobre el programa nuclear iraní.
La cobertura periodística sobre el último informe muestra la incapacidad de los medios para reflejar la complejidad y las sutilezas políticas de este asunto.
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Pero el informe de la AIEA creó confusión.
De hecho, la agencia no emplea el término "arsenal" para referirse al uranio de bajo enriquecimiento al 20 por ciento. El documento dice que Irán produjo 43 kilogramos de este combustible en los últimos tres meses, desde su informe de agosto.
Además menciona un total de 135 kilogramos "almacenados", y los compara con los 91,4 registrados en el reporte anterior.
En base a esas cifras, Reuters aventuró que a Irán podría faltarle un tercio para llegar a los 200 o 250 kilogramos que, "los expertos dicen", alcanzan para fabricar una bomba.
Julian Borger, del diario británico The Guardian, escribió que Irán enriquece uranio a un ritmo que le permitiría alcanzar en siete meses la "línea roja" fijada por Israel para atacar a ese país.
Los análisis de las cifras de los dos últimos informes de la AIEA sobre uranio de bajo enriquecimiento "almacenado" incluyen, de hecho, el enviado a la planta de fabricación de placas de combustible nuclear de Isfahán, 340 kilómetros al sur de Teherán, para convertirlo en polvo que emplea un reactor de uso médico, aún no modificado.
La AIEA señala este mes que el 26 de septiembre, seis semanas después de la recolección de datos para el informe de agosto, el total de uranio enriquecido al 20 por ciento para alimentar Isfahán era de 82,7 kilogramos.
Esa cifra es 11,5 kilogramos mayor a los 71,25 que habían sido enviados para convertirlos en polvo, según figura en el informe de agosto. La diferencia por tanto es la cantidad de uranio de bajo enriquecimiento enviada a Isfahán en septiembre.
Otra señal de la diferencia entre las cifras que da la AIEA como uranio "almacenado" y el volumen real del arsenal son los 73,7 kilogramos de este combustible enriquecido al 20 por ciento de las instalaciones de Fordow, que fueron "retirados y verificados" por la agencia en todo el periodo de su enriquecimiento, según señala el último informe.
Esa cantidad es 23,7 kilogramos mayor que los 50 kilogramos de Fordow "retirados y verificados" que figuran en el informe de agosto.
Los 23,7 kilogramos evidentemente fueron extraídos del arsenal disponible para mayor enriquecimiento, y enviados para su conversión en polvo para placas de combustible en el último trimestre.
Pero la AIEA emplea en su último informe el mismo total de 96,3 kilogramos de uranio enriquecido al 20 por ciento destinado a alimentar el proceso de conversión, que había usado en su reporte de agosto.
Si se restan los 23,7 kilogramos de uranio adicional, "retirado y verificado" en el último trimestre por la AIEA de la producción de 43 kilogramos del mismo período, el incremento del arsenal de este tipo de combustible fue de 19,3 kilogramos.
Si se suman esos 19,3 kilogramos a los 91,4 kilogramos que figuran en el informe de agosto, el arsenal total es de 110,7 kilogramos, un aumento de 20 por ciento respecto del documento anterior, y no del 50 por ciento, como informó la prensa.
La agencia se negó a responder las preguntas de IPS sobre las aparentes incoherencias entre sus últimos dos reportes. El responsable de prensa de la AIEA, Greg Webb, se limitó a contestar por correo electrónico que los responsables del departamento de salvaguardias consultados replicaron que "el informe es claro y preciso así como está".
El Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, con sede en Washington, que suele apoyar el contenido de los informes de la AIEA, sostuvo en un comunicado el viernes 16 que el último documento "no deja claro si Irán envió más hexafluoruro de uranio enriquecido al 20 por ciento para su conversión en Isfahán después de agosto de 2012".
"Pero si lo hizo, permaneció en forma de hexafluoruro", agrega. El comentario implica que la AIEA puede haber reportado los 23,7 kilogramos de uranio enriquecido al 20 por ciento enviados a la fábrica de placas de combustible en el último trimestre como si estuvieran "almacenados".
El informe de la AIEA también señala que Irán frenó la conversión de uranio enriquecido al 20 por ciento en polvo.
Según Reuters, esa interrupción es "otro posible motivo de preocupación". Pero con el volumen actual del arsenal, esa decisión podría deberse a que Teherán está satisfecho con el volumen actual y no quiere que crezca mucho más allá de los 100 kilogramos.
El portavoz del comité de seguridad nacional y asuntos exteriores del Parlamento iraní, Hossein Naqavi, dijo el 6 de octubre que su país estaba "tomando medidas serias y concretas para construir confianza", en referencia a la transformación en polvo de cierta cantidad de uranio de bajo enriquecimiento para placas de combustible.
Incluso, un funcionario de Israel filtró a un diario de ese país la información de que Irán habría evitado adrede que su arsenal de uranio enriquecido al 20 por ciento superara los 110 kilogramos, destinando una gran cantidad a combustible de un reactor científico.
El corresponsal militar de Haretz, Amos Harel, escribió el 9 de octubre que autoridades israelíes tenían información considerada "altamente confiable" indicando que cada vez que la nueva producción de este uranio podía superar los 130 kilogramos, Irán "destinaba 15 o 20 kilogramos para uso científico".
Harel agregaba que esos nuevos datos justificaban la postura israelí acerca de que el peligro de un gran avance nuclear iraní se había disipado desde hacía muchos meses.
Por otra parte, las noticias sobre las últimas 2.800 centrifugadoras agregadas a las instalaciones de enriquecimiento de Fordow en el último año sugieren que podrían empezar a funcionar en cualquier momento.
"Pueden encenderlas cualquier día", declaró a Reuters un "alto diplomático" de un país no mencionado.
El hecho de que la mitad de ellas no estén funcionando fue también expuesto como un misterio. El diario Los Angeles Times dijo: "Por razones desconocidas, Irán no comenzó a alimentar con hexafluoruro de uranio más de la mitad de las máquinas".
Ninguno de los artículos menciona el vínculo evidente entre el aumento de centrifugadoras que no se ponen en funcionamiento y las maniobras de Irán para lograr un acuerdo con Estados Unidos.
Teherán ha hecho saber este año, en público y en privado, que está abierto a un acuerdo para detener por completo el enriquecimiento de uranio al 20 por ciento, y a aceptar otras restricciones sobre su programa nuclear, a cambio de que cesen las duras sanciones económicas que soporta.
* Gareth Porter es historiador y periodista especializado en seguridad nacional de Estados Unidos. Recibió el Premio Gellhorn de periodismo en 2011 por sus artículos sobre la guerra en Afganistán.