Pequeños agricultores del sur de Honduras, adoptaron el abono orgánico y promueven su uso para mejorar sus cosechas, al tiempo que impulsan huertos familiares en las aldeas. Aprendimos a elaborar abono orgánico con desperdicios de frutas, estiércol de animales y otros insumos naturales, que “han mejorado la calidad de nuestros cultivos de hortalizas y granos básicos", dijo a Tierramérica el agricultor Feliciano Castillo, del municipio de Concepción de María, en el sureño departamento de Choluteca, una de las zonas más secas del país.
La Organización de las Naciones Unidas y la Secretaría de Agricultura y Ganadería les prestan asistencia en manejo de técnicas ambientales, control de quemas para evitar la erosión del suelo e introducción del abono orgánico para sustituir fertilizantes químicos.