La cantidad de mujeres en prisión por haber cometido homicidio crece cada año en Afganistán. Más de una cuarta parte de las 700 reclusas en este país fueron sentenciadas por ese delito.
Najeeya, de 22 años, está recluida en la cárcel central de Pol-e-Khumri, unos 220 kilómetros al norte de Kabul, en la provincia de Baghlan, acompañada de sus dos hijos, de tres y cuatro años. Fue acusada de asesinar a su esposo.
"Hace tres años, mi esposo fue asesinado cuando regresó de Irán. Mi cuñado y yo fuimos arrestados", dice en una entrevista para el grupo de medios afganos Killid.
"Eso fue todo. Golpearon la puerta y mi esposo abrió. Un hombre le dijo que saliera. Desapareció. Luego fue hallado su cadáver", recuerda.
Esta joven mujer de Baghlan asegura ser inocente. Pero Mohammad Jalal, jefe de enseñanza en la prisión de Pol-e-Khumri, responde: "El gobierno nunca encarcela a alguien sin una razón".
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Najeeya fue condenada sobre la base de una investigación de la fiscalía y evidencia provista por dos testigos. La mujer fue acusada de tener relaciones íntimas con su cuñado mientras su esposo estaba en Irán. A su retorno, los dos amantes planificaron su asesinato, según la fiscalía. El cuerpo de la víctima fue hallado en el patio de su casa.
Una investigación de Killid reveló que el número de mujeres en prisión por el delito de asesinato va en aumento.
Más de una cuarta parte de las 700 reclusas cumplen condenas por homicidio, según el jefe del Centro de Prisiones y Centros de Detención de Afganistán, Mohammad Jamshed. En todo el país hay 34 centros penitenciarios, con un total de 24.623 reclusos.
"El número de prisioneros crece 24 por ciento al año, y el de mujeres acusadas de homicidio muestra un gran incremento también. El asesinato es el principal crimen por el cual son condenadas", dice Jamshed en diálogo con Killid.
Muchas mujeres son enviadas a prisión también por casos de robo, secuestro, tráfico de drogas y adulterio, que es considerado delito en este país.
Jamshed sostiene que la práctica de los matrimonios forzados supone una gran presión sobre las mujeres que, en muchos casos, se ven impulsadas a cometer asesinato.
"La pobreza también puede ser contada como un factor", añade.
La mayoría de los homicidios que involucran a mujeres se registran en las provincias de Herat, Balkh, Baghlan y Jawzjan.
Sayera, de 60 años, reclusa en Pol-e-Khumri, dice que su nuera, tras dos años de matrimonio, se bañó en combustible y se prendió fuego.
"Muchos miembros de nuestra familia fueron enviados a prisión acusados de haberla matado. Algunos fueron liberados. Yo estoy en prisión desde hace un año y medio. Fui acusada de matar a mi nuera. Es una mentira. Soy inocente", asegura.
La mujer dice que sus vecinos presentaron evidencia falsa contra ella.
Nooria (no es su nombre real) está recluida en una prisión provincial. Asegura que mató a su cuñado en defensa propia. "Mi esposo se fue del país. Maté a mi cuñado porque me miraba con mal ojo mientras estaba ausente mi marido", afirma.
Ella declara que su cuñado la golpeó varias veces y la presionó para tener sexo, hasta que ella lo mató con un cuchillo de cocina cuando la quiso violar.
Abdalá Azizi, jefe de la prisión de Balkh, 370 kilómetros al noroeste de Kabul, dijo a Killid que había 894 reclusos en ese centro, entre ellos 62 mujeres, 20 de las cuales cumplían condena por homicidio.
Sin embargo, el jefe del Departamento de Investigaciones Criminales de la provincia de Kabul, Mohammad Zaher Zaher, sostuvo que no había incrementos significativos en la tasa general de criminalidad.
"Las cifras de delitos son normales. No hay diferencias, ni aumento ni disminución respecto de los últimos años", afirmó.
Dijo que su departamento había investigado solo tres casos de homicidios perpetrados por mujeres, significativamente menos que los cometidos por hombres. Sin embargo, su jurisdicción solo abarca a la provincia de Kabul.
En su opinión, las mujeres se vuelven criminales por "presión y problemas de vida". Muchas de ellas viven con hombres violentos o son víctimas de la violencia.
El "nivel de violencia contra las mujeres es alto, pero aun así las mujeres son generalmente compasivas. Si perpetran un delito es por presión o problemas de vida", afirma.
Parween Rahimi, de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán, apunta que, desde el comienzo de este año, 52 mujeres fueron enviadas a prisión en las centrales provincias de Parwan, Kabul y Kapisa.
La mayoría de los asesinatos fueron actos de venganza, o cuando la acusada sintió que no tenía otro recurso. "La violencia es tan intensa que las mujeres no pueden soportarla. Así que matan a sus esposos o a otros miembros de su familia", explicó.
Según Rahimi, también hay casos en los que esposos adictos a las drogas se suicidan y sus esposas son acusadas homicidio.
Los asesinatos por lo general no son premeditados, explica Fawzia Amini, jefa del Departamento de Derechos en el Ministerio de Asuntos de las Mujeres.
"Los homicidios ocurren de pronto", señala, muchas veces como consecuencia de la presión psicológica que sufren las mujeres.
Hay una propagada violencia dentro de las familias, y las mujeres sufren costumbres sociales opresivas, como la poligamia, explica.
"La propia vida estresante hace que las personas se vuelvan violentas, y eso crea problemas psicológicos", aporta Spozhmai Oria, conferencista de psicología en la Universidad de Kabul.
Años de conflicto han dejado cicatrices en las personas, añade. "Es necesario reconocer que las personas tienen problemas psicológicos".
* Sohaila Weda Khamosh escribe para Killid, organización de medios independientes afganos, en sociedad con IPS.