A pesar de su grave crisis financiera, la Unión Europea (UE) no logra la aprobación unánime de una propuesta para gravar las transacciones financieras, que reduciría la especulación e incrementaría los ingresos públicos.
El fuerte rechazo de Gran Bretaña y de Suecia a la idea sugerida por la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, parece condenar a la llamada tasa Tobin a seguir siendo solo un proyecto con poca esperanza de volverse realidad.
No obstante, bajo la presión de los gobiernos de Austria y Francia, y del opositor Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD, del alemán Sozialdemokratische Partei Deutschlands), 10 países de la UE aceptaron considerar la aplicación de esa tasa a partir de 2014.
El acuerdo preliminar fue alcanzado durante una cumbre financiera europea a fines de junio, de la que participaron Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Italia y Portugal, todos los cuales se comprometieron imponer un pequeño gravamen (de entre 0,01 y 0,2 por ciento) sobre todas las transacciones financieras a partir desde 2014.
El gobierno de Finlandia también indicó que podría aprobar la tasa que toma el nombre de su primer propulsor, el economista estadounidense James Tobin.
[related_articles]
Años después de una crisis global de proporciones épicas, y luego de una década de debate sobre el tema, la incapacidad de la UE para aprobar un impuesto común contra la especulación financiera muestra la enorme influencia que sigue gozando el sector financiero internacional.
Tobin, ganador en 1981 del premio Nobel de Economía, publicó por primera vez en 1972 su propuesta de gravar las transacciones financieras especulativas.
En 1997, luego de las crisis económicas de México y de Asia, la Asociación por una Tasa a las Transacciones financieras especulativas para Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC) rescató la idea del olvido y la puso al tope de la agenda.
Desde entonces, la tasa ha sido tema central de los debates académicos y políticos, particularmente en Europa, hasta ahora sin resultados sustanciales.
La aceptación de la idea por parte 10 gobiernos europeos no significa que el impuesto sea introducido. El proceso de aprobación de la UE es extremadamente intrincado y largo.
"La tasa Tobin en Europa no es para mañana", dijo al término de la cumbre a fines de junio la ministra de Finanzas de Dinamarca, Margrethe Vestegar, también presidenta del Consejo Europeo de Ministros de Finanzas.
Ultimátum en Alemania
En vísperas de la cumbre de junio, el SPD dio un ultimátum: a menos que el gobierno alemán acepte imponer un impuesto a las transacciones financieras, ese partido no apoyará en el parlamento el pacto fiscal impulsado por el gobierno conservador de Angela Merkel para adoptar medidas de austeridad "comunes" en toda Europa.
Bajo esta presión, el gobierno alemán finalmente flexibilizó su oposición a la tasa Tobin, pero alertó que le tomaría por lo menos dos años ponerla en práctica.
"El impuesto no será aprobado en este periodo legislativo", que concluye a fines de 2013, dijo en conferencia de prensa el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schaeuble.
Sin embargo, añadió que el gobierno ya contabilizó en su presupuesto 2.000 millones de euros (2.456 millones de dólares) que espera en ingresos generados por la tasa Tobin el año fiscal de 2014.
Sin el apoyo del SPD en la Bundestag, la cámara baja del parlamento alemán, el gobierno de Merkel no podrá aprobar su plan de estricta disciplina presupuestal que quiere implementar en toda Europa en los próximos años, en un esfuerzo por reducir los déficit estatales y resolver así las crisis de deuda soberana.
La imposibilidad de aprobar la ley correspondiente para el pacto fiscal significará un tremendo revés para el "régimen de austeridad" concebido en Berlín, y que el gobierno considera fundamental para restablecer la estabilidad financiera en todo el continente.
"Sabemos que la aprobación de la tasa Tobin no va a ser fácil", dijo Andrea Nahles, secretaria general del SPD. "Pero si los gobiernos de Alemania y de Francia, las dos economías más fuertes del continente, cooperan en este asunto, seguramente convencerán a esos gobiernos que todavía se oponen al impuesto".
Varias nuevas investigaciones sugieren que la tasa Tobin no solo impulsaría el crecimiento económico de Europa, sino que también incrementaría sustancialmente los ingresos públicos.
Según un estudio realizado por el Instituto Alemán para la Investigación Económica, divulgado a comienzos de este mes, el impuesto podría generar unos 11.200 millones de euros (13.755 millones de dólares) en ingresos solo en Alemania.
Otro estudio realizado por los economistas Stephany Griffith-Jones, profesor de la Universidad de Columbia, y Avinash Persaud, investigador del Caribbean Policy Research Institute, estimó que la introducción de la tasa Tobin en Europa impulsaría el producto interno bruto (PIB) en la región al menos 0,25 por ciento anual.
Griffith-Jones dijo a IPS que el impuesto "también contribuiría a reducir el riesgo de una crisis futura". "Cuando es considerado, se obtiene un sustancial efecto positivo en el crecimiento económico", añadió.
Además, rechazó el repetido argumento de que la tasa no sería viable debido a la evasión y a su limitada aplicación en Europa. "En el pasado se decía lo mismo del impuesto a los ingresos, que sí es evadido pero que, no obstante, recolecta mucho dinero", subrayó Griffith-Jones.
Los expertos recordaron que "uno de los impuestos más antiguos y más grandes sobre las transacciones financieras funciona con éxito", el Impuesto de Reserva por Timbre Fiscal, de Gran Bretaña.
"Desde 1986 y antes en otras formas, el gobierno británico ha adoptado unilateralmente, y sin esperar a otros, un impuesto de 0,50 por ciento sobre las transacciones de bonos", dijo Griffith-Jones a IPS.