La ciudadanía china se juega cada vez más en protestas callejeras, pese a los riesgos, como forma de defender sus derechos y rechazar a funcionarios corruptos o excesivamente ambiciosos.
Decenas de miles de residentes de la ciudad de Shifang, en la occidental provincia de Sichuan, salieron a la calle días atrás enfrentándose con policías antidisturbios.
La protesta se tornó violenta, los manifestantes arremetieron contra vehículos policiales y oficinas estatales. Dos personas murieron, según la organización no gubernamental Defensores Chinos de Derechos Humanos.
En una vuelta de tuerca inusual, el gobierno local anunció que abandonaba el plan de construir una planta de cobre, que según la población local liberaría emisiones altamente contaminantes. Veintiuna personas, de las 27 que fueron detenidas durante la protesta, ya fueron liberadas.
En diciembre de 2011, el pueblo de Wukan estuvo en la primera plana de los medios internacionales por la protesta masiva contra funcionarios locales que, según los manifestantes, robaban sus tierras.
[related_articles]
Tras un impasse, estos fueron removidos por sus superiores y, en un hecho sorprendente, la población obtuvo el derecho de elegir a sus propias autoridades.
En agosto de 2011, unas 12.000 personas protestaron contra una planta de químicos en la nororiental ciudad de Dalian, lo que derivó en el cierre de la misma.
Un mes después, la población de la localidad de Haining, en la provincia de Zhejiang, protestó tres días contra una fábrica de paneles solares que vertió desperdicios tóxicos al río y mató los peces. Tras este episodio, la planta fue cerrada.
"Informes oficiales registraron una cantidad crecientes de protestas en los últimos cinco años más o menos", dijo a IPS el profesor Michael DeGolyer, profesor del Departamento de Estudios del Gobierno e Internacionales de la Universidad Bautista de Hong Kong.
"La volatilidad social (la posibilidad de que haya brotes repentinos de comportamientos masivos en reclamo de cambios estructurales) aumenta por numerosos factores. Luego, solo se necesita un acontecimiento, o varios, para desatarla", explicó.
El rápido crecimiento de los medios sociales desempeñó un papel significativo en la mayor conciencia cívica de la población.
Los microblogs oficiaron de inspiración para grandes concentraciones de manifestantes. Los usuarios, muchos de los cuales nacieron después de los años 90 y tienen conocimientos técnicos, rápidamente difundieron detalles e imágenes de las movilizaciones en todo el país, obligando a los gobiernos locales a reaccionar.
"Veo la conciencia cívica del pueblo chino en ciernes", dijo Li Yonglin, de 19 años, quien se trasladó desde la ciudad de Mianyang hasta Shifang para participar en la protesta.
"Hace varios años, cuando el gobierno local decidía implementar un proyecto perjudicial para el ambiente, la ciudadanía lo soportaba. La lucha del pueblo de Shifang es solo el comienzo. El resentimiento de la población estuvo demasiado tiempo reprimido", indicó a IPS.
Li dijo haber visto a la policía utilizando bastones para romper la concentración. Cuando la situación se deteriora recurren a los gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento. El muchacho trató muchas veces de difundir en Internet lo que había visto, pero se lo borraban.
La palabra "Shifang", que el gobierno no bloqueó, fue una de las más buscadas en los microblogs de China.
Los manifestantes compartían detalles de los incidentes a medida que ocurrían, incluidas denuncias de atropellos policiales y el uso de gas pimienta. Imágenes de personas con el rostro y el pecho ensangrentado, tras haber sido golpeadas por las fuerzas de seguridad, se propagaron en el blog Sina Weibo. Pero los comentarios fueron borrados desde entonces.
"Respecto del incidente de Shifang, es culpa del gobierno", escribió un usuario de Weibo llamado Skaterboy. "Si se comunicaran bien, ¿hubiéramos llegado tan lejos? La gente es razonable, los policías no son matones, el gobierno es el que se equivocó", añadió.
El millonario piloto de automóviles, escritor y bloguero Han Han escribió un comentario sobre lo ocurrido en Shifang con gran repercusión.
"El reclamo de la gente de mejorar su ambiente debe ser respetado", opinó. "Ustedes los dirigentes cambian cada pocos años. Destruyen el ambiente con lindos certificados de méritos. Si trabajan bien, los promueven, si no, van a la cárcel. Los mejores emigran, a los peores los matan. Pero ninguno de ustedes vive en la contaminación. Solo la gente común", añadió.
"Gracias a los difusión de información, más personas son conscientes de sus derechos", indicó Li Yonglin. "La gente trazó una línea entre ella y el gobierno. Ya no van a creer en los enlatados del gobierno y dejarán de seguirlo. Espero que la experiencia de Shifang se propague. China mejorará poco a poco", añadió.