Sudáfrica maltrata a los homosexuales tanto como la RDC

Junior Mayema derramó lágrimas de alegría cuando abordó un avión para abandonar su nativa República Democrática del Congo (RDC) y mudarse a Sudáfrica en 2011, pues finalmente podría vivir abiertamente su condición de homosexual.

Sudáfrica es el único país que reconoce las uniones entre personas del mismo sexo, y la Constitución prohíbe todo tipo de discriminación por motivo de sexo, género u orientación sexual.

Sin embargo, cuando llegó a Sudáfrica, Mayema derramó más lágrimas, pero esta vez de dolor, pues sufrió acoso y exclusión.

"Es una vida muy dura la que llevo, muy dura", dijo a IPS este joven de 24 años.

En Sudáfrica sufrió abuso verbal y fue atacado a golpes varias veces por ser gay. Perdió confianza en la justicia por su falta de resolución.

"Fui atacado a golpes el año pasado, y cuando fui a denunciar lo ocurrido a la policía comenzaron a reírse, y me decían ‘¿Y por qué es gay? Vaya a un hospital’", contó.

Estos atentados de odio son una de las razones por las cuales Mayema había dejado la RDC. Por su condición de homosexual le era casi imposible conseguir empleo en su país, y era discriminado en las instituciones educativas. Hasta su vida corría peligro.

Mayema, quien también se vio obligado a abandonar sus estudios universitarios, estuvo a punto de morir cuando su propia familia le propinó una paliza por ser homosexual y lo privó de alimentos por siete días para "exorcizar su demonio", relató.

Pero nunca esperaba sufrir una discriminación similar en Sudáfrica. Contó a IPS que fue rechazado en varios albergues por ser gay y extranjero. La situación en este país es tan dura que a veces anhela volver a la RDC.

"En Sudáfrica es peor, hay xenofobia, homofobia y racismo", dijo a IPS.

Lamentablemente, su historia no es la única. Es apenas uno de los muchos casos de discriminación que sufre la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI).

Así lo señala un informe divulgado el 26 de este mes por la organización sin fines de lucro People Against Suffering Oppression and Poverty (PASSOP, por sus siglas en inglés), que trabaja por los derechos de los refugiados, solicitantes de asilo e inmigrantes en Sudáfrica.

El estudio concluyó que la falta de residencia legal de muchas personas LGBTI agrava sus problemas.

El informe recomienda que el gobierno sudafricano capacite especialmente al personal del Departamento del Interior sobre cómo manejar adecuadamente las peticiones de estatus de refugiado de parte de personas LGBTI.

Según la guía del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, a las personas bajo amenaza se les debe asegurar estatus legal en el país de refugio. Pero esto no se cumple en Sudáfrica.

"De las 35 personas que entrevistamos y que habían solicitado el estatus, a solo dos se les concedió", contó el coordinador del proyecto de defensa de los derechos LGBTI de PASSOP, Guillain Koko.

El activista dijo que la falta de residencia legal socavaba las oportunidades de empleo para refugiados de la comunidad LGBTI.

"Son las personas más vulnerables", explicó, y añadió que las dificultades para encontrar empleo llevaron a "dos de los entrevistados a intentar suicidarse, mientras que otros se resignaron a hacer trabajos sexuales".

Además, el desempleo afecta su integración social, e incluso su aceptación en los propios clubes LGBTI. "No pueden ir clubs o restaurantes gays porque son caros", dijo Koko.

El caso de Robinah Kintu, exjugadora de fútbol de la selección nacional de Uganda y residente en Mandalay, cerca de Ciudad del Cabo, es un ejemplo. Podría quedar sin empleo debido a que no se le concedió la residencia.

Actualmente juega en la liga provincial para el Red Eagles Football Club de Ciudad del Cabo.

Sin embargo, la Asociación de Fútbol de Sudáfrica se negó a extenderle el permiso para jugar, pues solo tiene estatus de asilada. "Cuando eres una extranjera y lesbiana como yo, es una guerra", dijo a IPS.

Ella vive en este país desde 2009, y aseguró que no veía muchas diferencias con su Uganda natal, país famoso por su homofobia.

"La gente allí, si eres lesbiana o gay, te trata como un cerdo", dijo. "Cuando se enteran que eres lesbiana, la sentencia es la muerte".

"En Sudáfrica todavía es lo mismo. Existe una ley, pero las personas no respetan la ley. Incluso las propias lesbianas sudafricanas son violadas y asesinadas", afirmó.

En febrero, cuatro hombres sudafricanos fueron sentenciados a 19 años de prisión por haber asesinado a pedradas y a puñaladas en 2006 a Zoliswa Nkonyana, una lesbiana de 19 años.

La violencia contra las lesbianas es común aquí, y son habituales las "violaciones correctivas", donde hombres abusan de ellas arguyendo que así "curan" su lesbianismo.

Kintu ha sufrido mucho acoso, y teme por su seguridad.

"Si tuviera dinero, me iría de este lugar. No es seguro. Es por eso que nunca me van a ver caminando por la noche. Pueden matarte o violarte", dijo con voz quebrada.

El informe de PASSOP llama a adoptar leyes más firmes a favor de los derechos de los refugiados LGBTI en Sudáfrica, e insta al gobierno a "tomar medidas afirmativas para impedir, detener y juzgar actos de violencia" contra esa minoría.

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