El Parlamento Europeo envió una fuerte señal al divulgar su ambiciosa e integral resolución para terminar con el comercio ilegal de armas.
Analistas se lamentan, no obstante, de que la misma ignore varios factores clave, como el impacto del comercio de armas en el desarrollo socioeconómico de los países receptores y la participación de la sociedad civil en las futuras negociaciones.
Los países miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se reunirán en Nueva York en julio para negociar el primer tratado vinculante de armas, un documento innovador en materia humanitaria que se propone regular el comercio internacional de armas convencionales.
Actualmente no hay un conjunto de normas universales para controlarlo.
El mercado mal regulado aviva los conflictos armados y causa un innecesario sufrimiento humano.
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Para atender el problema, los galardonados con el Premio Nobel de la Paz, Dalai Lama, Betty Williams, Elie Wiesel y José Ramos-Horta llevan adelante una activa campaña por un acuerdo vinculante global desde 1997 con apoyo de organizaciones no gubernamentales (ONG).
Según datos de Armas bajo Control (http://www.controlarms.org/home/es), un millón de armas, de las ocho millones producidas al año, se pierden o son robadas. Unas 747.000 personas son asesinadas en episodios armados violentos cada año y 10 veces esa cantidad quedan heridas.
El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés) (http://www.sipri.org/) publicó en marzo un informe que muestra que las entregas de armas convencionales a los países de África aumentaron 110 por ciento en promedio en los últimos 10 años.
Los despachos a los estados de África subsahariana aumentaron 20 por ciento, en tanto a los de África del norte, 273 por ciento.
El Parlamento Europeo votó el día 12 la resolución que la Unión Europea (UE) llevará a la próxima conferencia de la ONU.
El texto subraya la tremenda responsabilidad de Europa en el comercio global de armas, pues los países del bloque son responsables de 30 por ciento de todas las exportaciones y están entre los principales fabricantes.
El pronunciamiento también subraya que el nuevo tratado de la ONU cubre "el mayor espectro posible de armas convencionales, incluidas las pequeñas y ligeras, y todas las actividades y aspectos del comercio", apuntó.
Los legisladores llamaron a la creación de una unidad de apoyo a la ONU para supervisar e informar sobre los intercambios globales de armas, así como rastrear las posibles brechas del tratado.
Además, el Parlamento Europeo quiere que el tratado incluya fuertes disposiciones que insten a los estados a informar sobre las decisiones de transferencia de armas pequeñas y lleven un registro de 20 años.
También se necesitarán rigurosos mecanismos de transparencia y contra la corrupción pues, según las últimas estimaciones, el comercio de armas es responsable de casi 40 por ciento de este tipo de irregularidades en el comercio mundial.
Obstáculos políticos
Algunas disposiciones clave se deslizaron entre las grietas del ambicioso planteamiento, según los expertos.
"Aunque esta resolución es un primer paso fuerte, nos decepciona que no subraye la necesidad de no socavar el desarrollo socioeconómico de los países beneficiarios", dijo Nicolas Vercken, encargado en París del control de transferencia de armas de la ONG Oxfam.
Wim Zwijnenburg, responsable de desarme de IKV-Pax Christi, en Ámsterdam, añadió que actualmente la UE prohíbe "exportar armas a los estados donde el desarrollo socioeconómico sea bajo y el gasto del gobierno alto. Este criterio desapareció de la nueva resolución".
Los países que están en contra del artículo, por lo general grandes exportadores de armas o con regímenes represivos, sostienen que prohibir la exportación a países económicamente menos desarrollados es una política "neocolonial", indicó Zwijnenburg. Se trata de un argumento que esconde el deseo de seguir vendiendo o adquiriendo armas prácticamente a cualquier costo, argumentó.
"Países exportadores como Brasil, Argentina, Canadá, Rusia, China e India están en contra porque quieren proteger su comercio de armas. Naciones receptoras como Zimbabwe, Siria y Egipto se oponen por su constante necesidad de nuevas armas", añadió.
Por el contrario, "la mayoría de los estados subsaharianos están a favor del criterio", detalló Zwijnenburg.
Otro aspecto problemático de la resolución es que no menciona la participación de la sociedad civil en las negociaciones comerciales de armas.
"Cuando dos estados discuten un acuerdo comercial, países como Estados Unidos y Gran Bretaña tienen capacidad para llevar un equipo de 10 personas a las conversaciones, incluidos asesores legales y económicos", indicó el especialista.
"La mayoría de los estados africanos no tienen esa capacidad. Por eso es importante incluir a la sociedad civil en las negociaciones: poder apoyar a los estados más pobres, que son, de hecho, la mayoría naciones en desarrollo con conflictos", planteó.
"La nueva resolución no menciona nada de eso. Considerando que fueron las ONG las que comenzaron el proceso para un tratado, sería una lástima que nos excluyeran de aquí en más", remarcó el especialista.
Los expertos tienen un medido optimismo sobre la resolución europea y las próximas conversaciones de la ONU.
"Vamos por oro", dijo Vercken, de Oxfam, a IPS. "Hace 10 años nadie se hubiera atrevido a soñar que pudiéramos llegar tan lejos, que todos los países participaran y se encaminaran a alcanzar un acuerdo internacional", apuntó.
"Pero sabemos que algunos países solo quieren un tratado débil y disfuncional", reconoció.
"Será duro. Y si parece que nos encaminamos hacia un tratado débil, recordaremos a los estados negociadores que es mejor no tener nada que es, pues no hará más que legitimar los actuales esfuerzos para regular el mercado de armas", añadió.