AMBIENTE-CHILE: Contaminación que mata

«Estamos frente a una situación muy alarmante contra la cual se requieren soluciones urgentes», demandó la decana de la Facultad de Medicina de la estatal Universidad de Chile, Cecilia Sepúlveda, tras conocerse que cada año mueren 4.200 personas en este país a causa de la contaminación ambiental.

El oficial Informe del Estado del Medio Ambiente 2011 detalla que 30 ciudades sobrepasan la norma de calidad del aire de material particulado fino (PM 2,5 o menor de 2,5 micrómetros de diámetro), el más dañino para la salud.

Los especialistas explican que ese material emitido por fundiciones de cobre, centrales termoeléctricas y calefacción residencial a leña, que hoy afecta a 10 millones de los 17 millones de chilenos, tiene la peligrosa particularidad de que se concentra en los pulmones de las personas a nivel alveolar.

Sepúlveda señaló a IPS que en la época de invierno en Chile se produce la conjunción de los virus, el frío y la contaminación del aire, lo cual hace que las infecciones respiratorias adquieran una mayor gravedad.

Advirtió que "todo eso redunda en un colapso de la red de salud", realidad que el martes 4 provocó una huelga de los funcionarios del Hospital de Urgencia de la Asistencia Pública, el más importante de Santiago.
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Es urgente que las autoridades afronten la situación con planes de descontaminación que sean realmente efectivos, añadió.

En esa línea, la académica sugirió la posibilidad de incluir indicadores biomédicos en la toma de decisiones a la hora de decretar emergencias medioambientales.

El informe divulgado el miércoles 6 por el Ministerio de Medio Ambiente indica que Rancagua, Curicó y Coyhaique, todas ciudades ubicadas al sur de Santiago, poseen la peor calidad del aire en todo el país.

Sin embargo, esos datos dramáticos no causaron mayor sorpresa a los expertos, puesto que es conocido que en el sur del país, debido a las muy bajas temperaturas, se utiliza mayoritariamente la calefacción residencial a leña, que afecta en mayor medida a la calidad del aire.

En la región Metropolitana, ubicada en una cuenca entre la cordillera de los Andes y la costa del océano Pacífico, la comuna más afectada es Cerro Navia, al poniente de Santiago, donde residen habitantes de escasos recursos, que además sufren el desborde de la capacidad de asistencia de salud tanto en consultorios privados como en hospitales públicos.

Desde 1992 a la fecha, las autoridades han dictado 12 decretos supremos para combatir este flagelo, destinados al control de emisiones en fuentes fijas como industrias, usinas termoeléctricas y hogares, y en el transporte público y privado. Hay, además, nueve planes de descontaminación en curso desde la norteña región de Antofagasta hasta la sureña La Araucanía.

Sin embargo, no se han establecido métodos para fiscalizar que las emisiones no superen los 2,5 de material particulado.

La "radiografía ambiental" dada a conocer por la ministra del Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, contempla también la contaminación de suelos, residuos, ruido, acceso al agua potable y alcantarillado, disponibilidad de áreas verdes y patrimonio ambiental, entre otros.

Benítez destacó el esfuerzo de su cartera por "transparentar" esta realidad, y subrayó el problema no es nuevo.

Por eso es importante contar con una "normativa más exigente para poder abordar estrategias que permitan reducir los niveles de concentración de material particulado fino", apuntó.

"De ese modo se podrá declarar zona saturada, establecer planes de descontaminación y hacer restricciones", indicó.

A su vez, el director del Centro Meteorológico y Medioambiental de la Universidad de Santiago, Patricio Pérez, señaló a IPS que el informe es "bastante ilustrativo de lo que está ocurriendo en el país en el tema ambiental, sobretodo en lo relativo al material particulado fino que es lo que se mide en las distintas ciudades".

"Esto es alarmante porque permanentemente solo hablamos de la realidad de Santiago, donde ya los niveles son bastante altos y preocupantes para los estándares de salud que se manejan internacionalmente", y ahora se observa que no es precisamente la ciudad que está peor, puntualizó.

Pérez, quien está a cargo del Modelo Neuronal, uno de los tres predictivos que se utilizan para medir la contaminación en la capital chilena, precisó que este tipo de instrumentos "permiten solo anticiparse un poco a lo que va a ocurrir, pero con las herramientas actuales no se puede evitar ese evento de alta contaminación".

A su juicio, el mayor problema para resolver este flagelo, que data desde hace décadas, es que cuesta concientizar a la población del peligro que afronta.

"Desde hace mucho tiempo existe el olor a leña en invierno en las ciudades del sur, pero desde hace muy poco se entendió que ese aroma no era romántico sino que implicaba algo perjudicial para la salud", aseveró.

Tampoco la información que emana de los centros de seguimiento estuvo a mano de de los ciudadanos.

"Las mediciones de los niveles de contaminación se empezaron a hacer no hace tanto tiempo tampoco, de hecho recién estamos completando el sistema de medición de material particulado fino en la ciudad de Santiago, por lo tanto, ¿qué queda para las otras ciudades?", cuestionó.

A juicio del experto, hay distintos niveles de solución para las realidades particulares de cada región, pero "no es realista" pensar que se encontrará la solución definitiva a la brevedad.

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