Líderes indígenas urgen a los gobiernos en la ONU a reemplazar las leyes nacionales que violan el derecho de las comunidades autóctonas a proteger sus tierras, recursos y cultura.
En la 11 sesión del Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas, los representantes de los pueblos aborígenes criticaron a las potencias por utilizar leyes, añejas pero todavía vigentes, para justificar la explotación y el abuso. Este encuentro comenzó el lunes 7 en Nueva York y se extenderá hasta el viernes 18 de este mes.
"Tenemos derecho a la reparación de las conquistas pasadas", señaló Tonya Frichner, abogada indígena de Estados Unidos e integrante del Foro Permanente. "Está consagrado en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas".
La Declaración, adoptada en 2007 por la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), establece en el artículo 3 que "los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación".
Además, el ítem 28 de ese documento protege el "derecho a la reparación" de los indígenas, mientras que el 37 recuerda que los acuerdos concertados deben ser "reconocidos, observados y aplicados".
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Creado por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (Ecosoc) en 2000, el Foro Permanente está integrado por 16 expertos independientes que ofrecen asesoramiento y recomendaciones sobre cuestiones indígenas en el sistema de la ONU.
Una larga historia de opresión
Los representantes indígenas, cuya población mundial se calcula en 370 millones de personas, denunciaron que la violación de sus derechos deriva de la "doctrina del descubrimiento", tema central de debate en la actual sesión del Foro Permanente.
Frichner señaló que los sistemas legales basados sobre la doctrina del descubrimiento comenzaron en el siglo XV, cuando las potencias colonialistas de entonces de Europa occidental decidieron que "los cristianos tenían derecho sobre las tierras pobladas por no cristianos".
"Esa doctrina es el fundamento jurídico de la dominación de los pueblos indígenas. Es la fundación moral de la dominación", apuntó.
"La dominación es agotadora, no solo para los dominados, sino para los dominantes, pues sienta las bases para el racismo y el sexismo", añadió.
Varias de las personas participantes expresaron a IPS su preocupación por la explotación actual de los recursos naturales que están en los territorios autóctonos o en sus alrededores, así como por el abierto apoyo de las autoridades a las corporaciones madereras y mineras que los extraen.
"La doctrina del descubrimiento está vivita y coleando", señaló Marlon Santi, procedente de la región amazónica de Ecuador. "Se trata de extremismo, genocidio, apropiación de tierras e, incluso, de esclavitud. Todo ocurre en nombre del Dios cristiano y del desarrollo", arguyó.
"La compañía petrolera Chevron contaminó nuestro río. Phillips invadió nuestros territorios. La Amazonia es nuestra salvación y la madre de nuestro pueblo", añadió. "Nuestra región no cambió mucho. El gobierno actual es tan malo como el anterior", se lamentó.
Santi, acusado de sabotaje y terrorismo por encabezar la resistencia contra las incursiones de las grandes compañías petroleras y de carbón, afirmó que el gobierno de Ecuador entregó cuatro millones de hectáreas de tierras indígenas a las empresas extranjeras este año, sin el consentimiento informado de las comunidades aborígenes.
Las delegaciones indígenas también están preocupadas porque de no cuestionarse la doctrina del descubrimiento con efectividad se detendrán los avances realizados por las comunidades autóctonas en las últimas dos décadas.
Salvando la cultura
"Al utilizar un lenguaje, y una terminología y perspectivas no indígenas para describir la doctrina del descubrimiento, fomentamos sin querer la reproducción de esas perspectivas entre nuestra propia gente", sostuvo Arthur Manuel, de Canadá.
"Es un concepto multifacético. Es una ficción legal. Promueve la exclusión, el racismo, la discriminación y el distanciamiento de los procesos de decisión y la invisibilidad dentro de las mismas instituciones", explicó.
En anteriores reuniones de la ONU se observó que las barreras del lenguaje suelen frustrar a los participantes indígenas. En esos encuentros, las discusiones suelen ser en inglés y en francés con un importante uso de jerga legal y de términos técnicos que les son ajenos.
"Existen sistemas judiciales y legales indígenas, y también de conocimiento. Seguimos hablando nuestras lenguas", remarcó Manuel. "Continuaremos reivindicando nuestros derechos contemplados en la Declaración de la ONU y en nuestras propias leyes", añadió.
Como algunos debates en los foros de la ONU están casi totalmente dominados por representantes de gobiernos, no de aborígenes, el Grupo Global de Pueblos Indígenas recomendó la creación de un lugar para ellos en la Asamblea General.
La expresidenta del Foro Permanente, Mirna Cunningham, defendió el reclamo de que los gobiernos realicen reformas que protejan y respeten los derechos económicos, sociales, políticos y culturales de los pueblos originarios.
"Tratamos de desafiar el modelo convencional de desarrollo, pero también de que la gente comprenda que si escuchan nuestro punto de vista, también podrán cambiar la situación global y local", apuntó.
Muy pocos miembros de la ONU incorporaron los principios consagrados en la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas en sus respectivas legislaciones. Entre los pocos que sí lo hicieron están Bolivia y Nicaragua, de donde procede Cunningham.
* Atención editores, este despacho corrige el párrafo 13 del artículo transmitido el 9 de mayo a las 12:32 GMT.