La crisis económico-financiera que afronta la Unión Europea (UE) ha forzado a los países de América Central a tomar medidas preventivas para mitigar sus efectos, que podrían traducirse en la caída del turismo, de las remesas de dinero de emigrantes, de exportaciones y de las inversiones.
La búsqueda de nuevos mercados, planteos de reformas tributarias para aumentar la recaudación fiscal y el control del tipo de cambio son algunas de las acciones que se están tomando en la región, conformada por El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Guatemala para afianzar sus economías y contrarrestar males externos.
"La región necesita ver más hacia sus vecinos y hacia dentro, porque el modelo económico de agro-exportación basado en productos como el café, el azúcar y el cardamomo está colapsado", dijo a IPS el experto Jonathan Menkos, del no gubernamental Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi).
En ese sentido, Menkos añadió que estos "países deben buscar diversificar la producción y la exportación e invertir en seguridad, justicia, educación, salud y nutrición, además de contar con un plan estratégico para la inversión en infraestructura económica", entre otras medidas.
En esa línea, Guatemala aprobó en febrero un paquete tributario con el cual pretende recaudar 154 millones de dólares este año, 552 millones en 2013 y 579 millones en 2014.
[related_articles]
Asimismo, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Panamá concretaron reformas tributarias entre 2008 y 2011, también presionados por la crisis económica global nacida hace casi cuatro años en Estados Unidos.
Los presidentes de los bancos centrales de la región y de República Dominicana, en tanto, acordaron a comienzos de este año fijar medidas como el manejo de liquidez financiera, garantizar mecanismos de gestión de riesgos y supervisión al sistema financiero para contener los efectos de la crisis de la eurozona.
También países centroamericanos han firmado últimamente tratados de libre comercio con Colombia y Perú, e intentan abrir negociaciones comerciales con el Mercado Común del Sur (Mercosur), compuesto por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, este último país en proceso de adhesión plena.
Costa Rica, por su lado, estableció relaciones diplomáticas con China en 2007, mientras espera la aprobación de un tratado de libre comercio con Singapur y explora otros mercados como India, lo cual le ha valido mayor independencia económica, según analistas consultados por IPS.
Las rigurosas políticas de austeridad aplicadas por los gobiernos en Grecia, España, Portugal, Italia, Bélgica y Gran Bretaña, entre otros, para afrontar sus voluminosas deudas, han causado recesión, alto desempleo y la consecuente distorsión del comercio internacional.
Esta situación afectará de forma indirecta a los países de América Central, pues golpeará a Estados Unidos, su principal socio comercial, advierten analistas.
Históricamente, Estados Unidos ha sido el principal socio comercial del istmo. En segundo lugar, la región ha dependido fundamentalmente del intercambio intrazona, y luego del comercio con la Unión Europea (UE) y México.
En 2010, las exportaciones con destino a Estados Unidos llegaron a 32 por ciento del total y las compras desde esa potencia a 38,5 por ciento, según la Secretaría de Integración Económica Centroamericana.
"La crisis europea se reflejará con un menor crecimiento económico de Estados Unidos, lo cual a su vez generará una menor expansión de la región" con efectos sobre el comercio, la cooperación internacional, las remesas familiares y el turismo, explicó Menkos.
De hecho, "la variación de los índices de actividad económica mensual en la región ha comenzado a reducirse desde noviembre", señala el boletín del Icefi publicado en marzo.
Las actividades que han perdido fuerza son aquellas relacionadas con la manufactura, la agricultura y la pesca, agrega el informe.
América Central, con 43 millones de habitantes, logró un crecimiento económico promedio de 4,7 por ciento en 2011, por encima del promedio conjunto de América Latina, que fue de 4,4 por ciento, según el Icefi. Aún así, prevalecen en el istmo la desigualdad y la pobreza, que golpean con mayor fuerza a la población rural e indígena.
El analista económico Mauricio Garita dijo a IPS que el riesgo de los efectos de la crisis europea en América Central "es muy grande y puede multiplicarse porque su gran socio comercial es Estados Unidos y el segundo es la región misma".
Pero esto también representa una gran oportunidad para el istmo. "Podemos tratar de captar la inversión que iría a Europa y comenzar a adentrarnos en temas que ellos no cubrirían, como el turismo y productos de tecnología", dijo Garita, exconsultor de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana.
La búsqueda de nuevos mercados también puede representar muchas ventajas. "Hay países como Nicaragua que han diversificado sus socios comerciales con buenos resultados, al igual que Costa Rica que lo está haciendo con Canadá, América del Sur y Asia", ejemplificó.
No obstante, Nicholas Virzi, director del Departamento de Economía Empresarial de la jesuita universidad Rafael Landívar, indicó a IPS que "América Central carece de una estrategia comercial a largo plazo basada en el libre comercio y en la creación de una zona con buen clima de negocios, derechos de propiedad, imperio de ley, certeza jurídica y dinero sano".
Mejorar ese clima de negocios, establecer reglas claras, seguridad de las personas y sus inversiones, liberalización del comercio, diversificación de su cartera de clientes de exportaciones y flexibilizar el mercado laboral son, a su criterio, algunas medidas "para comenzar" que debería adoptar la región para contener la crisis europea.
Pero ¿cuándo será perceptible en América Central la crisis económica que atraviesa la eurozona?
Según Pedro Prado, de la no gubernamental Asociación de Investigación y Estudios Sociales, "sería muy atrevido decir cuándo exactamente". "Es una incertidumbre", pero dependerá de cuándo la crisis afecte a Estados Unidos, sostuvo.
La obtención de préstamos, la cooperación internacional de la UE, el comercio y el envío de remesas de dinero de los emigrantes podrían verse afectados, alertó el analista.
Pero Prado quiso ser más optimista. "En una encuesta última que hicimos, variables como la producción y las expectativas de los empresarios son muy buenas. No vería en el corto plazo un impacto negativo, aunque habría que esperar" para una conclusión más firme, sostuvo.