Los trabajadores deben evitar a toda costa «el regreso al feudalismo» laboral que significan las medidas económico-financieras impuestas por el gobierno de Portugal. Esas políticas «no van a resolver los problemas, sino que van a contribuir a su agravamiento».
Con estas palabras, el secretario general de la Central General de Trabajadores de Portugal (CGTP), Arménio Horácio Alves Carlos, ubicó las razones que llevaron a esa organización a movilizarse desde mayo de 2011, cuando Portugal se acogió al rescate internacional para solucionar la grave crisis que afronta.
Con ese propósito, el grupo formado por el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo concedió un crédito de 110.000 millones de dólares, a condición de aplicar duras medidas que afectan a las capas más pobres de los 10,7 millones de portugueses.
La troika exigió un vasto programa de privatizaciones de empresas estratégicas, reducción de los salarios reales, flexibilización de los despidos, aumento de las horas de trabajo, eliminación de varios feriados, aumentos de impuestos y de las tarifas de gas, agua, electricidad y del precio de los combustibles.
Pasados 10 meses, lo que se ha logrado es "una recesión, con la creación de riqueza que ha caído a niveles de 2001", explicó Alves Carlos a IPS, hecho especialmente grave "en un país donde 25 por ciento de sus habitantes viven con ingresos inferiores al umbral de la pobreza".
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La economía portuguesa tuvo el peor desempeño de la UE en el último trimestre de 2011, según cifras provisionales divulgadas el 7 de este mes por Eurostat, el sistema estadístico del bloque, al revelar que el producto interno bruto (PIB) se contrajo 1,3 por ciento en ese lapso, con cuatro trimestres consecutivos ya en retroceso.
La variación anual del PIB de Portugal registró una caída de 2,7 por ciento. Por otra parte, a la luz de los números disponibles, este país fue el único integrante de la UE que presentó un crecimiento secuencial negativo en cada uno de los cuatro trimestres de 2011.
El desempleo en el cuarto trimestre de 2011 alcanzó a 14 por ciento de la población económicamente activa, destacándose la cesantía juvenil que trepa hasta 35,4 por ciento. Este es el peor momento en esta materia desde que Portugal accedió a la democracia en 1974, destacándose el incremento de la pobreza.
La UE considera que la frontera de la pobreza se marca en un ingreso mensual equivalente a los 572 dólares, cuatro dólares más que el salario mínimo fijado en Portugal y del que vive un cuarto de los 5,6 millones de los habitantes económicamente activos.
Este país comparte con Estados Unidos, Chile, México y Turquía el podio de los cinco países con mayor desigualdad social de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, de la que participan todas las naciones industrializadas.
Esta situación fue el motor de la huelga general convocada por la CGTP el jueves 22, la segunda realizada desde mayo de 2011, que concluyó con una concentración masiva frente a la sede del parlamento.
Los discursos de los dirigentes de esta central, la principal del país con 655.000 afiliados, hicieron hincapié en que, de todos los países europeos en crisis, Portugal es el que exige sacrificios más injustos, cargando todo el peso en impuestos y pérdidas de derechos laborales a las capas más desfavorecidas, manteniendo intactos los privilegios de las clases altas.
Los mayores impactos de la huelga se apreciaron en el transporte, puertos, recolección de basura, escuelas y hospitales, pero hasta ahora no han sido divulgados números de adhesión. La CGTP se limita a reiterar que fue "un gran éxito", mientras que el gobierno explica que no puede dar cifras hasta fin de mes, debido a la lentitud del sistema de control de ausencias laborales.
En la concentración se registraron algunos incidentes de poca monta entre los trabajadores sindicalizados y jóvenes autónomos autodenominados "indignados" cuando estos quisieron pasar las barras policiales.
Ante esta situación, los jóvenes se dirigieron al centro histórico de Lisboa, donde fueron recibidos por la policía de choque con una violenta carga que causó varios heridos. Entre ellos había dos periodistas, uno de la agencia portuguesa Lusa y el otro de la francesa AFP, que pese a identificarse fueron agredidos con severidad por los agentes.
La filmación en la que se aprecia al periodista de Lusa que es golpeado por policías y sangrando, mientras sigue identificándose desde el suelo, fue divulgada por cadenas internacionales de televisión, lo cual causó un serio disgusto al gobierno del conservador primer ministro Pedro Passos Coelho, que este viernes 23 prometió una investigación de los hechos.
En sendos comunicados divulgados este viernes, el Sindicato de Periodistas portugueses y la Asociación de la Prensa Extranjera condenaron en duros términos la acción policial "absolutamente condenable".
En cuanto a la sustancia de la huelga, el líder de la CGTP, que también es uno de los principales dirigentes del Partido Comunista Portugués (PCP), recordó que la paralización se produjo debido a que "el país llegó al máximo de austeridad posible de aguantar" y las reformas al Código del Trabajo presentando por el gobierno conservador son "un regreso al feudalismo".
La CGTP es dirigida mayoritariamente por sindicalistas del PCP, aunque en sus filas también se cuentan extrotskistas del Bloque de Izquierda, independientes y hasta miembros del Partido Socialista, pese a que este oficialmente se identifica con la Unión General de Trabajadores (UGT), de escasa implantación nacional.
En enero de este año, la UGT firmó un acuerdo tripartito de Concertación Social con el gobierno y el sector patronal, lo cual según la CGTP, explica su renuencia a participar en la huelga general del jueves.
Empero, algunos dirigentes de la UGT marcaron presencia en la manifestación que llenó la plaza del parlamento de São Bento, así como las principales arterias de Oporto y otras ciudades del país.
Consultado sobre los principales problemas que se pueden identificar como banderas de la lucha sindical, Arménio Alves Carlos apuntó que la nueva legislación "facilita los despidos no por razones objetivas, sino subjetivas, aumento del horario de trabajo, eliminación de feriados, horas extras no pagadas como extraordinarias".
La huelga se centró fundamentalmente en protestar por el retroceso del gobierno "en cuanto a leyes laborales, educación, salud y seguridad social", añadió. "Es evidente que, si esas medidas de austeridad no funcionaron en Grecia, tampoco van a resultar en Portugal", sentenció.
Identificó como solución a los grandes problemas del país, la recuperación del crecimiento, porque "mientras más caiga la economía, menos condiciones habrá para pagar la deuda".
La deuda de Portugal "ya llega a 110 por ciento del PIB, con tendencia a aumentar", afirmó, para luego preguntar cómo se puede reducir a 60 por ciento si no hay producción.
¿Cuáles son las diferencias con Grecia?, interrogó IPS. En Portugal "no queremos revueltas, queremos respuestas", respondió, al tiempo de recordar que la indignación en ese país "tiene que ver con los bancos alemanes y esta es una sucesión de hechos, que después tiene efectos tremendos". Lo que se prepara ahora en Portugal, "en una línea de neoliberalismo extremo", es privatizar tres grandes áreas donde se mueve mucho dinero: la educación, la seguridad social y la salud, advirtió el dirigente sindical.