PERIODISMO-BIRMANIA: Señales de esperanza

Birmania tiene ante sí una oportunidad de oro, dijo Aung Zaw. Crédito: The Irrawaddy
Birmania tiene ante sí una oportunidad de oro, dijo Aung Zaw. Crédito: The Irrawaddy

Aung Zaw, destacado periodista birmano en el exilio, regresó a su país después de más de dos décadas de destierro político y se encontró con una realidad muy diferente a la que esperaba.

Finalmente "reconocieron el valor de mi publicación", destacó Aung Zaw, de 43 años, editor de la revista de noticias The Irrawaddy, al contar la reunión que mantuvo en febrero con la junta censora birmana.

A inicios de los años 90, el mismo órgano de 50 miembros impidió a los lectores de ese país de Asia sudoriental acceder a las ediciones en inglés y en birmano de su revista.

Durante su visita de cinco días a Birmania, Aung Zaw vivió muchas experiencias estimulantes. Gozó de libertad para viajar y para reunirse con sus contactos y con disidentes, incluyendo a la líder prodemocrática Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, sin que lo siguieran espías del gobierno.

La apertura y la sensación de esperanza que respiró en su país bajo el nuevo gobierno cívico-militar contrasta con el clima de opresión que existía en 1988, cuando se vio obligado a huir, escondiéndose en aldeas aisladas, hasta alcanzar la frontera con Tailandia.
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En 1993, este incisivo crítico de la dictadura fundó The Irrawaddy con un escaso presupuesto, para informar sobre los acontecimientos políticos en Birmania.

The Irrawaddy, que comenzó saliendo mensualmente para transformarse luego en una publicación en Internet con actualizaciones diarias, marcó el camino de la comunidad periodística birmana en el exilio. Hoy tiene presencia en Bangladesh, India, Noruega y Tailandia.

"Ahora que el gobierno levantó las restricciones al acceso a nuestro sitio web en Birmania, no nos veo como un medio en el exilio", dijo entrevistado por IPS en su oficina editorial en la norteña ciudad tailandesa de Chiang Mai.

IPS: Usted regresó a Birmania luego de 24 años de exilio, periodo en el cual creó The Irrawaddy para exponer la opresión de la dictadura. ¿Considera que están llegando a su fin los días de los regímenes militares, que gobiernan Birmania desde 1962?

AUNG ZAW: Birmania está cambiando, está atravesando un periodo de transición. Definitivamente se encuentra en una encrucijada. Pero si este cambio no es bien manejado ni hecho inteligentemente, en una forma más creativa, me temo que vamos a desaprovechar este proceso. Sería una vergüenza. Es una oportunidad de oro.

IPS: Uno de los lugares que visitó fue Naypidaw, la nueva capital administrativa, para entrevistarse con funcionarios del presidente Thein Sein. ¿Cómo vivió esa reunión, considerando que su publicación fue siempre muy mordaz con los planes de la antigua junta militar de crear esa nueva sede de gobierno?

AZ: En mi primera mañana en Rangún, recibí una llamada del gobierno, pidiéndome que viajara a Naypidaw lo antes posible. Yo planeaba hacer ese viaje al final de mi estadía. Así que fui de inmediato.

Fue un viaje divertido (se ríe), porque hablé con otros en el vehículo sobre el gran número de artículos que escribimos sobre esta guarida en la jungla (Naypidaw), cuánto dinero se gastó y las operaciones clandestinas y acuerdos hechos por el régimen militar en el pasado. Y finalmente la vi, parecía algún lugar de China. Me dio esa sensación por el estilo de los edificios.

Pero tuve una recepción muy cálida, increíble, de parte de los funcionarios de la oficina del presidente. Hablamos mucho tiempo pero sin dar rodeos.

IPS: ¿De qué hablaron?

AZ: De las leyes de medios en Birmania, de la libertad de expresión y de cuándo va a ser abolida la junta censora. También hablamos sobre cuánta libertad de prensa hay en el país, sobre cómo cambió el panorama periodístico desde el año pasado y sobre si habrá más apertura.

IPS: ¿Esto significa que usted está planeando reubicar a The Irrawaddy en Birmania?

AZ: Sí, hablé sobre nuestras intenciones de regresar, en algún momento, y lanzar nuestra publicación en casa. ¿Pero será posible? ¿Cuánta libertad tendremos? Estas dudas sobre el espacio de los medios son motivo de preocupación para nosotros, porque dentro del país, los magnates, los compinches y los familiares de los militares dominan y controlan la prensa en las diferentes etapas de publicación, incluyendo los contenidos y las políticas editoriales.

No obstante, creo que hay potencial para que la prensa crezca, para que eche raíces un periodismo más profesional. Hay grupos de personas comprometidas y muy dedicadas, muy decididas, aunque son relativamente pequeños. Necesitan apoyo, y nosotros los vemos como aliados para reeducar a los periodistas sobre qué es buen periodismo, periodismo independiente, así como sobre qué es libertad de prensa y el papel que tienen para alcanzarla.

IPS: ¿Usted cree que el gobierno permitirá el florecimiento de un periodismo vibrante e independiente dentro de Birmania?

AZ: Desde el año pasado, de hecho, el gobierno flexibilizó mucho los controles a los medios. Hay más espacio para publicar e informar. También creo que el gobierno quiere ver más medios profesionales. Están muy decepcionados por el estado de la prensa. Incluso llegaron al punto de preguntarnos cómo podemos ayudarlos en materia de capacitación.

IPS: Eso significaría un gran paso, considerando que usted ha sido visto como un rival del régimen militar todos estos años. ¿Usted cree que el ministro de Información, Kyaw Hsan, su principal enemigo, podrá tolerarlo?

AZ: (Se ríe) Apenas tuve un apretón de manos con Kyaw Hsan, pero me reuní con el viceministro (Soe Win) y fue muy expresivo, como si fuéramos viejos amigos. Admitió ser un gran lector de The Irrawaddy, y me sorprendí (risas).

IPS: Uno de los problemas que sufren muchos exiliados una vez que regresan a su tierra en paz luego de años de conflicto o, en su caso, décadas de opresión militar, es el resentimiento de los que se quedaron. ¿Cree usted que sufrirá esto?

AZ: Sí, definitivamente. Creo que mi primera visita fue una luna de miel. Incluso estrellas de cine que han seguido mi trabajo, que me han visto a mí o a nuestros programas de televisión, vinieron para saludarme en restaurantes, en mercados, en las calles de Rangún o en comercios de Naypidaw. Pero cuantos más exiliados lleguen e incursionen en los campos profesionales, encontrarán más resentimiento. Es natural.

IPS: ¿Cree que es tiempo de que los exiliados en profesiones como periodismo, salud, educación o finanzas regresen y constaten esta realidad?

AZ: Creo que es tiempo de una visita, para evaluar el cambio. Pero el tiempo llegará para que hagan más, para que regresen definitivamente y ayuden. Creo que el gobierno -ése es el problema- también tiene que hacer algo para recibir a los exiliados. Debe crear incentivos para el retorno de las personas que abandonaron el país desde los años 60 y para evitar que sean vistas como gente que llega a perturbar la sociedad.

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