MUJERES: «La prevención es la mejor cura contra la violencia»

Siete de cada 10 mujeres en el mundo dicen haber sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida, una terrible herencia para las personas, las comunidades y los países.

Marai Larasi es directora de Imkaan, con sede en Gran Bretaña, y preside la independiente Coalición para Terminar con la Violencia contra la Mujer, que funciona en todo el país. Crédito: Cortesía de Marai Larasi.
Marai Larasi es directora de Imkaan, con sede en Gran Bretaña, y preside la independiente Coalición para Terminar con la Violencia contra la Mujer, que funciona en todo el país. Crédito: Cortesía de Marai Larasi.
A pesar de los renovados esfuerzos, los servicios de asistencia tienen una calidad y un alcance limitado, y suelen depender del lugar del mundo en que viva la víctima.

El acceso a la asistencia es especialmente problemático para las mujeres de zonas rurales y/o alejadas, o para las que pertenecen a sectores sociales excluidos –minorías étnicas, indígenas, inmigrantes o adolescentes- y las que padecen alguna discapacidad o tienen VIH/sida, entre otras afecciones.

Cada vez más países redoblan esfuerzos para prevenir y atender la violencia contra la mujer, mientras cada vez es más ampliamente reconocido que un enfoque sostenido, sistemático, integral y multisectorial es necesario para hacer frente a los síntomas y llegar a la raíz del problema.

Marai Larasi es directora de Imkaan, una organización no gubernamental, con sede en Gran Bretaña, que se dedica a la lucha contra la violencia padecida por personas negras, minorías, refugiadas y adolescentes. También preside la independiente Coalición para Terminar con la Violencia contra la Mujer, que funciona en todo el país.
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Además participó en la 56 sesión de la Comisión sobre la Situación Social y Jurídica de la Mujer, de la Organización de las Naciones Unidas, que se realizó en esta ciudad entre el 27 de febrero y el viernes 9.

El trabajo de Larasi se concentra en aspectos estratégicos y en el desarrollo de políticas, y su organización se dedica a los desafíos vinculados con la prevención de la violencia contra mujeres y niñas.

IPS conversó con la activista británica sobre los logros alcanzados y los desafíos que quedan por delante.

IPS: ¿Podría describir qué medidas concretas se han tomado en materia de prevención primaria contra todas las formas de violencia hacia las mujeres y las niñas?

MARAI LARASI: Por ahora se han tomado muy pocas medidas concretas y consistentes para prevenir la violencia contra mujeres y niñas. Por ejemplo, en Gran Bretaña, la prevención fue identificada como un elemento de la retórica del gobierno británico.

Pero no se acompañó con un enfoque sistemático de prevención. El gobierno realizó campañas de concienciación apuntando a adolescentes y fueron bienvenidas, pero no hay un enfoque centralizado para la prevención primaria en las escuelas.

Eso sucede pese al creciente consenso de que las escuelas son lugares importantes para respaldar el desarrollo de actitudes y comportamientos constructivos y positivos.

En muchos países, la prevención primaria estuvo a cargo de organizaciones de la sociedad civil. Los proyectos comenzaron a emerger, pero de forma ad hoc y suelen tener restricciones por la falta de recursos y de un ambiente político favorable.

Por lo general son creativos, innovadores, realizan un trabajo valioso y logran una verdadera diferencia, pero su alcance es limitado.

IPS: ¿Cuáles son las áreas clave dónde se necesitan nuevas acciones para fortalecer tanto los servicios de asistencia a las víctimas y sobrevivientes de la violencia, como los de prevención primaria?

ML: Es esencial que todos los estados desarrollen un enfoque exhaustivo e integral en materia de equidad de género, la prevención de la violencia contra mujeres y niñas y la implementación de la asistencia a las víctimas.

Ese tipo de enfoque aseguraría, por ejemplo, que se haga frente a la violencia contra mujeres y niñas de forma estratégica y operativa en todas las áreas del gobierno, incluida la salud, la justicia penal, la vivienda y la educación.

También garantizaría que el trabajo incluyera la prevención y el apoyo. Es esencial que los recursos para las sobrevivientes sean absorbidos por la prevención. Es necesario invertir en las dos áreas.

La experiencia sobre la prevención, el apoyo y la protección, largamente desarrollada por organizaciones no gubernamentales especializadas encabezadas por mujeres, cuenta con respaldo. Pero es importante también que esa experiencia sea mantenida y replicada.

Ese enfoque, además, permite garantizar apoyo de especialistas y servicios independientes para las sobrevivientes, provistos por mujeres. Las escuelas también podrán adoptar un "enfoque escolar general", para promover la equidad de género y prevenir la violencia contra mujeres y niñas.

Un enfoque integral también asegurará que se invierta en movilización comunitaria y así se la facilite. Igualmente, que los sectores marginados reciban apoyo para que adquieran liderazgo y participen de forma equitativa en todas las áreas del programa. Además, habrá que atender la sexualización de niñas y mujeres en los medios, la publicidad y la cultura popular.

IPS: ¿Cuáles son los principales desafíos y los vacíos en materia de prevención primaria y cómo se puede ampliar esta última?

ML: Primero que nada, la falta de un enfoque sistemático de prevención primaria, como ya subrayé.

Siguen faltando recursos económicos en todas las áreas de prevención. El foco del trabajo contra la violencia, en especial por los limitados recursos, se concentró necesariamente en el apoyo a las sobrevivientes. Pero son necesarias nuevas inversiones que respalden la prevención primaria.

Luego falta inversión en investigación y supervisión, lo que deriva en una carencia de pruebas contundentes, que demuestren la efectividad de varios enfoques en materia de prevención.

Otro gran desafío es la cuestión del cambio de ambiente; con el surgimiento de las nuevas tecnologías, el cambio de comportamientos culturales y los medios sociales, los profesionales se enfrentan a diferentes retos.

Por ejemplo, el trabajo para prevenir y atender la explotación sexual ahora debe tener en cuenta los teléfonos celulares, los sitios de conversación en Internet y los espacios de las redes sociales como parte del proceso de captación y explotación.

IPS: ¿Qué iniciativas parecen prometedoras y efectivas en la prevención primaria y cómo pueden ampliarse?

ML: Hay una gran variedad de iniciativas de ese tenor. El trabajo escolar puede servir para cambiar comportamientos y asistir la intervención temprana y la prevención.

Por ejemplo, un programa escolar encabezado por la organización Ashiana, en Londres, trabajó para evitar el matrimonio forzado, costó solo 31.000 libras (unos 48.000 dólares), y el resultado fue que 95 por ciento de las adolescentes adquirieron la autoconfianza necesaria para formar relaciones saludables.

El programa también evitó cierta cantidad de matrimonios forzados, al tiempo que permitió otros logros positivos para las estudiantes y el personal docente.

Trabajar en las comunidades facilita el cambio, el liderazgo y la apropiación de sus miembros del programa. La organización Raising Voices, con sede en Uganda, es conocida por su capacidad en el trabajo de prevención primaria, mediante un enfoque con múltiples capas que incluye crear conciencia e integrar en la acción para asegurar una efectiva movilización comunitaria.

El trabajo que involucra a hombres y niños desafiando comportamientos y previniendo la violencia contra mujeres y niñas, da a los varones la oportunidad de asumir su responsabilidad en hacer frente a este problema.

El proyecto ganador Bell Bajao es un excelente ejemplo de este tipo de participación.

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