«El meollo de la crisis en la OEA con Cuba es Obama»

Para la diplomática colombiana Clara Nieto, el presidente Juan Manuel Santos logró resolver a su favor el amago de boicot que se cernía sobre la VI Cumbre de las Américas, luego que varios países condicionaron su asistencia a que Cuba fuera invitada.

Clara Nieto en su casa de Bogotá Crédito: Margarita Carrillo /IPS
Clara Nieto en su casa de Bogotá Crédito: Margarita Carrillo /IPS
El presidente estadounidense, Barack Obama, fue "el meollo de esa crisis", consideró Nieto en una entrevista con IPS, pues la presencia de Cuba le hubiera creado "un grave problema interno, ad portas de su reelección".

La VI Cumbre se realizará en el puerto caribeño de Cartagena de Indias del 9 al 15 de abril.

De un tiempo acá, estos foros acarrean inconvenientes al país anfitrión. Fueron establecidos por Estados Unidos "para resolver problemas de la región, aunque la OEA (Organización de los Estados Americanos) ha hecho lo mismo por más de 50 años", relativiza Nieto en su libro "Obama y la nueva izquierda latinoamericana", publicado por Ediciones B en diciembre.

Nieto fue delegada de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York y representante ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en París.
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También ejerció como embajadora en Cuba y directora de la Oficina Regional de la Unesco en La Habana.

En 1999 publicó "Los amos de la guerra", una radiografía de la impronta de la Revolución Cubana en la política estadounidense hacia América Latina.

IPS: Según su análisis, ¿qué pasó en La Habana el 7 de marzo, en el encuentro de Santos con los presidentes Raúl Castro y Hugo Chávez?

CLARA NIETO: El intempestivo viaje de Santos a La Habana, en medio del amago de crisis sobre la VI Cumbre por la cuestión de Cuba, es una movida maestra. Santos fue a tratar el asunto directamente con Raúl Castro y a ver a Hugo Chávez, presidente de Venezuela, su "nuevo mejor amigo", voz cantante en esa controversia.

Chávez está en la isla, convaleciente de la extracción de un cáncer, y puede ayudar. La amistad de Santos y Chávez, y la de Chávez con Fidel y Raúl Castro, son un factor fundamental para resolver la crisis en forma favorable a Santos.

Otro factor, igualmente importante, es la política de convivencia continental que estableció Santos desde su acceso al poder, y que es bienvenida en toda la región. En la conversación con Castro, Cuba aceptó no asistir, en aras de la convivencia regional. En realidad, nunca pidió ser invitada.

Colombia deja de ser país problema, cuando la canciller colombiana María Ángela Holguín va a La Habana y expresa que esta cuestión debe ser resuelta por consenso.

Y los miembros del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), reunidos en Caracas (el pasado 4 de febrero), en la declaración oficial no incluyen el tema que plantea el presidente ecuatoriano Rafael Correa, de condicionar la participación de los miembros del ALBA a su presencia, baja el ambiente de tensión. El meollo de esa crisis es Obama. Si Cuba asiste le crea un grave problema interno, ad portas de su reelección. El anuncio de Cuba pone fin a la crisis. Es un triunfo de Santos.

IPS: ¿Qué se juega en torno a Cuba en la VI Cumbre de las Américas?

CN: Se juega lo que América Latina, y en especial los miembros del ALBA, pretenden: eliminar su exclusión de esos eventos. La situación en América Latina ha cambiado.

La mayoría se deslinda de Washington, y los miembros del ALBA plantean por primera vez, ante la V Cumbre en Trinidad y Tobago (el primer encuentro de Obama con los líderes regionales, en abril de 2009) que no asisten si Cuba no participa.

Ante la inminente crisis, Obama (llegado al poder en enero de ese año) le pide ayuda al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Lula logra que el ALBA baje el tono y que Cuba no asista.

Más tarde, en la Asamblea General de la OEA, en Honduras (el 3 de junio de 2009), tumban la resolución que la excluye y, de hecho, recobra su membresía. Pero Cuba no está interesada en ingresar en esa organización, calificada por el canciller Raúl Roa (1959-1974) como el "ministerio de colonias del imperio".

IPS: ¿Qué importancia tienen estas Cumbres de las Américas, en el múltiple escenario de cumbres en el continente?

CN: Tienen importancia, pero para Estados Unidos. Para mostrar a los latinos su interés en la región, algo que poco demuestra. Estas cumbres las inventó (el entonces presidente) Bill Clinton en 1994, excluyendo a Cuba, para tratar temas hemisféricos, que es lo mismo para lo que fue creada la OEA.

Analistas estadounidenses relacionaron la iniciativa con el cultivo del voto latino y, más aún, del poderoso voto anticastrista, con miras a la reelección de Clinton. Resultó evidente que la realizara en Miami, desechando otras sedes menos controversiales. En la Florida, estado clave electoralmente, el voto anticastrista es poderoso.

Como hemos visto ahora, y se vio en la cumbre de Trinidad y Tobago, los problemas que le acarrean al país anfitrión son muy grandes, por las discrepancias de América Latina con políticas de Washington.

Correa dijo en febrero que son "cumbres protocolarias", donde firman "declaraciones líricas, llenas de clichés y de lugares comunes que nada resuelven". Y así han sido.

Reuniones importantes para la región son las de las nuevas organizaciones regionales, que excluyen a Estados Unidos: Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), la Comunidad de América Latina y el Caribe (Celac) y el Consejo de Defensa Suramericano. Quizá las de la OEA, donde Estados Unidos ha perdido su ascendencia. IPS: En su libro "Obama y la nueva izquierda latinoamericana" queda claro que la legislación estadounidense en torno al bloqueo a Cuba es tremendamente enmarañada y que levantarlo no depende del Poder Ejecutivo. Pese a eso, ¿qué ha hecho Obama para atender las sugerencias que le llovieron tan pronto salió elegido en noviembre 2008, de replantear las relaciones con Cuba?

CN: En Trinidad y Tobago, Obama, en efecto, ofrece diálogo de igual a igual con la región, y establecerlo con Cuba. Nada de esto ha pasado. Lula, antes de entregar el mando (en enero 2011), lo dice y lo lamenta, pues las expectativas de un cambio eran muy grandes.

Aunque una de las primeras medidas de Obama fue levantar las restricciones impuestas a Cuba por (George W.) Bush, estas solo benefician a los cubano-estadounidenses y a sus parientes en la isla, nada más.

IPS: En su libro, usted recuerda que en 2008 un 55 por ciento de la comunidad cubana en Miami estaba a favor del fin del bloqueo y 65 por ciento quería que Washington restableciera relaciones con La Habana. ¿Cuál es la verdadera razón para que Obama no haya replanteado las relaciones con Cuba?

CN: Durante la campaña y al inicio del gobierno de Obama, porcentajes importantes de anticastristas pedían un cambio de política hacia Cuba, al igual que un amplio movimiento de organizaciones y de personalidades de ambos partidos (Demócrata y Republicano).

Ese activismo pasó rápidamente. No obstante, el voto es importante y ambos partidos lo cultivan. Otra realidad es que América Latina, en su conjunto, no ha sido una prioridad para Obama. Tampoco lo ha sido para la mayoría de administraciones anteriores, y menos aún Cuba.

Y hay demasiada oposición interna a restablecer las relaciones, levantar el embargo, entregar Guantánamo, para que Obama se embarque en esa lucha con los republicanos, dedicados, desde el inicio de su gobierno, a hacerlo fracasar.

Obama tiene retos mucho más importantes que lanzarse a esa lucha, que nada le reporta ni a su país, ni a su gobierno.

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