La excesiva demora del gobierno de Cuba en la evaluación de proyectos de colaboración internacional, para determinar si se ajustan al plan rector de la economía, mantiene en la incertidumbre a cooperantes, obligados a veces a devolver fondos a los donantes por vencer los plazos de ejecución.
"Se está perdiendo mucho dinero por mera burocracia", comentó a IPS un economista que pidió no ser identificado. En conversación con IPS, representantes de varias organizaciones no gubernamentales (ONG) establecidas en Cuba coincidieron en que lo más grave es que muchos son programas relacionados con la seguridad alimentaria.
"Vivimos desde hace tres años en una situación de impase en que no sabemos exactamente cuál es el papel, ni el rol que le van a asignar a la cooperación", advirtió Pepe Murillo, de la Fundación Mundubat, una ONG española que trabaja en Cuba desde 1996, en los sectores agropecuario y del hábitat.
Un proyecto de esa ONG y Japón para mejorar los sistemas de suministro de agua potable y saneamiento en el municipio de la Isla de la Juventud, situado frente a la costa sudoccidental del país, beneficia desde 2011 a casi 80.000 habitantes del área urbana y el entorno rural de Nueva Gerona, su capital.
Dentro del proceso que el gobierno cubano denomina "actualización" del modelo económico, todas las acciones de cooperación internacional de las que el país es receptor deben estar incluidas en el "plan de la economía nacional", a fin de asegurar la "integralidad de las mismas" con la planificación del Estado.
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En los Lineamientos de la política económica y social del partido y la revolución, la hoja de ruta de los cambios para modernizar la economía cubana, también se considera necesario "perfeccionar y complementar el marco legal y regulatorio", tanto para la cooperación que el país otorga como para la que se recibe.
Hasta ahora, la ayuda internacional está regulada por la Resolución 50 de 2008, que modificó la Resolución 15 de 2006, sobre las "Normas para la colaboración económica que Cuba recibe". Estas reglas tienden ante todo a establecer las obligaciones y deberes de las organizaciones cooperantes.
Cadena de obstáculos
En 2009, el Ministerio de Inversión Extranjera y Colaboración Económica se fusionó al de Comercio Exterior, que desde entonces es responsable del sector. Para algunas ONG que actúan en el país fue como volver a empezar, con nuevos especialistas, otros métodos de trabajo y concepciones diferentes.
"Han quedado en un mismo saco las relaciones comerciales y la colaboración de las organizaciones de la sociedad civil de la Unión Europea (UE) o de otros países que están acá, con una voluntad de solidaridad que nada tiene que ver con el comercio exterior", afirmó Eva Fernández, de la organización Acsur Las Segovias, con sede en España.
Desde entonces, el plan económico se ha convertido en una camisa de fuerza que impide avanzar los proyectos con el tiempo requerido. Estos deben tener primero el visto bueno de Comercio Exterior y luego del Ministerio de Economía y Planificación, dentro de un proceso muy lento y complicado.
"Nosotros tenemos proyectos que esperan desde hace dos años una determinación acerca de si se incluye o no en el plan de la economía", aseguró Paola Larghi, del Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos, una ONG europea con sede en Italia que trabaja desde hace 20 años en Cuba.
En su opinión, falta claridad y transparencia en el proceso, cuya excesiva demora en la toma de decisiones afecta muchísimo a las ONG con respecto a los donantes y su propia planificación. "Se están devolviendo fondos de la cooperación por proyectos que no pudieron ejecutarse por esa causa", remató Murillo. Para Elio Perón, consultor de Hivos, el holandés Instituto Humanista de Cooperación al Desarrollo, la filosofía de incluir los proyectos de ayuda en el plan de la economía apunta a mejorar la eficiencia.
"Esa es la Biblia, llena de muy buenas intenciones", consideró.
A su juicio, el problema es fruto de los cambios administrativos que el país está tratando de introducir y que "por desgracia" aún no encuentran el mejor canal. "El tema está en la puesta en práctica de las nuevas concepciones, porque a mi modo de ver no se trata de una posición política, sino de un problema administrativo", analizó.
En este punto, los representantes de las ONG coinciden en que la visión política que existió hacia ellos en la década de los 90 ha sido sustituida en la actualidad por una "visión tecnocrática y burocrática", que tiene particular impacto en proyectos relacionados con la producción de alimentos.
"Ese sector que el gobierno de Raúl Castro ha colocado como una prioridad nacional es el que más dificultades está pasando en este momento. Nosotros esgrimimos esa contradicción, pero la respuesta (de los funcionarios) es siempre la misma: si no está en los lineamientos ni en el plan de economía, no procede", alertó Murillo.
Solidaridad necesaria Fuentes de la Delegación de la UE en La Habana dijeron a IPS que una docena de ONG de ese bloque tienen actualmente proyectos de cooperación en Cuba. Además, la UE subvenciona planes ejecutados por "actores no estatales" europeos no necesariamente establecidos en la isla caribeña.
Las ONG llegaron a este país durante los peores momentos de la crisis económica de los años 90. La mayoría vinieron no solo para colaborar económicamente, sino en muestra de solidaridad con el pueblo cubano. "Eran momentos en que se pronosticaba la caída del socialismo aquí", recordó Perón.
En opinión del asesor de Hivos, las autoridades no parecen darse cuenta de que al disminuir la cooperación no gubernamental están reduciendo las potencialidades políticas, de solidaridad e influencia internacional que conlleva. "Lo más inteligente sería dar un apoyo especial a estas organizaciones solidarias con Cuba", opinó.