Los dirigentes de la protesta social de Aysén resolvieron poner fin al bloqueo de rutas que mantuvo a esa región austral de Chile paralizada por más de tres semanas. El gobierno se comprometió «de inmediato» al reinicio del diálogo para destrabar el conflicto.
La decisión unánime se tomó "en función del bienestar de los propios habitantes de la región y no del diálogo con el gobierno", dijo a IPS el dirigente Julio López, presidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, una de las entidades agrupadas en el Movimiento Social por la Región de Aysén.
López insistió en que la medida no fue adoptada considerando el estado de la negociación con el gobierno, que había reclamado el desbloqueo total de las rutas que estima ilegal para retomar el diálogo y responder al petitorio de 11 medidas económicas y sociales planteadas por el movimiento de esa rezagada región.
Lo determinante, dijo López, es que "hay gente que no tiene más resistencia" para soportar los bloqueos, "porque tiene hambre".
Desde algunas zonas más aisladas de la región, ubicada 1.640 kilómetros al sur de Santiago, se pidió abastecimiento "porque estaban completamente asfixiados", describió.
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El portavoz del Movimiento Social por la Región de Aysén, Iván Fuentes, afirmó que "la necesidad de nuestra gente también había sido afectada; no se trata de hacer sufrir a los nuestros, se trata de hacer cumplir las necesidades de los nuestros".
Ahora, añadió, esperan iniciar cuanto antes las negociaciones con el gobierno sobre la base del petitorio, que busca terminar con lo que consideran el "olvido" histórico que soporta Aysén, una región de clima frío, distante de zonas productoras, y aislada por falta de infraestructura.
Entre esas demandas figuran construcción de caminos y subsidios al transporte, consulta obligatoria sobre proyectos previstos para la región, que los beneficios de la explotación de recursos naturales se distribuyan prioritariamente en ese distrito, mejoras en los servicios de salud y educación, y rebajas a los precios de combustibles petróleo, gasolina y leña y de alimentos.
Fuentes destacó que, con el inicio de las movilizaciones, "queríamos que nos escuchara el gobierno, y nos escuchó todo Chile". "Es una historia positiva, de mirada nueva para la Patagonia, de saber que Chile nos aprecia y eso es lo importante", abundó.
El gobierno valoró el gesto y aseguró que "comenzará de inmediato un diálogo respetuoso".
El ministro de Energía, Rodrigo Álvarez, y el subsecretario de la Presidencia, Claudio Alvarado, se trasladaron este miércoles 7 desde Santiago hasta Aysén.
Álvarez aseguró que se pretende avanzar "con tranquilidad" en la solución de las demandas planteadas que, según analistas, son sentidas en muchos lugares de este país sudamericano: el fin de las desigualdades, mayor dignidad y calidad de vida.
"La intención es comenzar cuanto antes la mesa de trabajo. Durante la mañana vamos a coordinar directamente con los dirigentes cuál es la mejor opción, si partir (el diálogo) hoy día en la tarde o mañana temprano", informó el ministro.
El dirigente de los pescadores artesanales de Aysén, Henry Angulo, precisó a IPS que, de los 11 reclamos, hasta ahora "solo uno se resolvió a medias" y es la demanda de mejor y mayor acceso a la salud.
El desbloqueo de vías será gradual: "Iremos de a poco para que la región tome su rumbo normal", dijo Fuentes. Los conductores de camiones esperaban la orden oficial de sus dirigentes para levantar el bloqueo de caminos, en los que esperan largas filas de automóviles con turistas, habitantes de Aysén y vehículos cargados de alimentos y combustibles.
El portavoz del gobierno, Andrés Chadwick, se refirió a la posible decisión de las autoridades de aplicar la Ley de Seguridad Interior del Estado, que endurece las penas, y recordó que "esta se aplica cuando existen actos o conductas que vulneran dicha ley", como los bloqueos de rutas y puentes.
"Esperamos que, a partir de la declaración de los dirigentes, esos actos cesen y tengamos el reestablecimiento pleno del orden público y la liberación de los caminos para el libre tránsito de todas las personas de Aysén", dijo.
Fuentes precisó que los manifestantes permanecerán movilizados a un costado de los caminos, monitoreando el desarrollo de las negociaciones. "Lo que hacemos es dar un paso a un lado de la carretera, vamos a esperar ahí, nadie se ha ido a la casa; le vamos a hacer guardia al acuerdo", advirtió.
El acercamiento entre las partes se da en momentos en que el gobierno es cuestionado por el uso desproporcionado de la fuerza policial y por su dificultad para resolver conflictos sociales.
Ello acontece en una región donde, paradójicamente, el presidente derechista Sebastián Piñera obtuvo una abrumadora votación favorable en la segunda vuelta de los comicios de 2010, con 58,5 por ciento de los sufragios, solo superada por la de Tarapacá, en el norte.
"Este gobierno no entiende lo que está pasando en Chile, no entiende a los movimientos sociales, no entiende la implicancia de estos, ni el impacto del cambio que producen", dijo a IPS la socióloga Marta Lagos.
Ella es la directora de la no gubernamental corporación Latinobarómetro, responsable de un estudio de opinión pública que aplica anualmente alrededor de 19.000 entrevistas en 18 países de América Latina.
Con su conducta, la administración de Piñera "incentiva la protesta y no se da cuenta de eso. Hay aquí una incomprensión de la política", opinó.
Chile vive actualmente un estado de movilización permanente, que se inició en 2011 con protestas estudiantiles sin precedentes en la historia del país, pero que no se sabe cuándo terminará, precisó la socióloga.
"Este país cambió, a la gente se le quitó el susto de salir a la calle, de decir lo que piensa y de tirarle piedras al poder. Mejor dicho, aprendieron a tirarle piedras al poder, a cualquier tipo de poder, en cualquier esfera", aseguró Lagos.