A diferencia de muchas democracias jóvenes en el mundo, la ciudadanía de Estados Unidos no elige a su presidente por sufragio directo. Pero lentamente va tomando fuerza una iniciativa para cambiar este sistema.
Por años ha habido diversos esfuerzos para eliminar el sistema de colegio electoral, pero han chocado contra el gran escollo de reformar la Constitución.
La carta magna establece un sistema que le concede a cada estado cierto número de delegados en el colegio electoral, que es finalmente el que elige al presidente de Estados Unidos.
Cada estado también decide el método para asignar los delegados con mandato para elegir un candidato.
Según el artículo dos, sección uno de la Constitución, "cada estado designará, del modo que su parlamento establezca, un número de electores igual a la cantidad de senadores y representantes que ese distrito tenga en el Congreso" legislativo.
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En la mayoría de los estados, todos los delgados van para el candidato ganador a nivel estadual, mientras que en otros los delegados son distribuidos en forma proporcional a los votos que recibió cada partido.
Esto hace que la suma de los votos en las urnas muchas vece no se reflejen del mismo modo en los resultados finales de la elección presidencial. Por ejemplo, una mayoría de votantes eligió a Al Gore, del Partido Demócrata, como mandatario en 2000, pero el complejo sistema declaró ganador a su contrincante George W. Bush, del Partido Republicano.
En los últimos años, sin embargo, una organización llamada Voto Popular Nacional (NPV, por sus siglas en inglés) ha hecho campaña para que los ciudadanos puedan elegir directamente a su mandatario, aunque sin eliminar el colegio electoral. El presidente de NPV, John Koza, explicó que el objetivo era convencer a un número suficiente de legislaturas estaduales para que cambiaran la forma en que asignan sus delegados.
La idea es que cedan todos sus puestos en el colegio electoral al candidato que reciba más sufragios de los ciudadanos a nivel nacional, esto es, el que gane la votación popular.
NPV señala que, si un número suficiente de estados que forman una mayoría del colegio electoral aceptan esto, el candidato que reciba la mayoría de los votos populares se convertirá entonces en presidente.
En los últimos años, varias legislaturas estaduales han ido cambiando su sistema, y NPV va lentamente acercándose a su meta.
El plan ha sido adoptado por estados que poseen en total 132 votos del colegio electoral, esto es, 49 por ciento de los 270 necesarios para que se active.
Esos estados son California (55 delegados), Hawaii (cuatro), Illinois (20), Maryland (10), Massachusetts (11), Nueva Jersey (14), Vermont (tres), y Washington (12), además del Distrito de Columbia (tres).
Laura Brod, exlíder de la mayoría de la Cámara de Representantes, es fuerte partidaria del nuevo sistema. "Es un tema extremadamente importante para el pueblo", dijo a IPS.
En el actual sistema, la mayoría de los estados otorgan sus delegados al ganador en el propio estado. Algunos están históricamente dominados por el hoy gobernante Partido Demócrata y otros por el Partido Republicano, pero existen algunos más disputados, los llamados "oscilantes" (swing states), donde se concentra la atención de los candidatos.
"Cuando veo los estados que lo han aprobado (el plan), son territorios de paso. Hay muchos rojos (republicanos) estudiando este tema", dijo Brod a IPS.
"En verdad no es un tema partidario. Cuando los demócratas y los republicanos lo analizan por diferentes razones, llegan a la misma conclusión: 35 estados no deberían ser ignorados en las campañas presidenciales", añadió.
Los detractores arguyen que este plan subvierte el objetivo del colegio electoral, pero Brod señaló que la Constitución establecía claramente que los estados debían actuar por sus intereses, y por tanto tenían la posibilidad de elegir.
Koza dijo estar satisfecho por el avance del plan. "Cuando comenzamos, no teníamos idea de si alguien la apoyaría o aprobaría. Maryland la aprobó en 2007. Cada año, uno o dos estados la adoptan", afirmó.
Tanto Koza como Brod pronosticaron que el plan podría estar vigente para las elecciones presidenciales de 2016.