El presidente de Irán, Mahmoud Ahmadineyad, buscó en América Latina refrescar su imagen internacional y mostrar que su país encuentra aliados en el mundo mientras, casi cada día, los acontecimientos lo colocan como epicentro de fuertes tensiones políticas globales.
Ahmadineyad visitó entre el lunes 9 y este jueves 12 Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador. Junto a los gobernantes, que lo recibieron calurosamente, atacó al capitalismo y a Estados Unidos, y defendió el provecho de acuerdos económicos y comerciales entre Irán y sus socios en América Latina.
"Con esta iniciativa el presidente Ahmadineyad aparenta una mejora de su posición internacional y de su imagen ante su propio pueblo, porque su gobierno está cada vez más aislado", comentó a IPS Demetrio Boersner, maestro de varias generaciones en la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela.
Además de la creciente presión y sanciones internacionales sobre Irán en represalia por su programa nuclear -que podría dotarle de armas atómicas, según las potencias occidentales-, Ahmadineyad tendría dificultades para ejercer el poder en Teherán.
"No solamente hay críticas a su gestión económica y abusos de poder, sino una pugna política a ratos muy fuerte entre Ahmadineyad y el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, quien ya desea sacarlo de la Presidencia y reemplazarlo por una persona más modesta y más manejable por el consejo de los clérigos", sostuvo Boersner.
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Entretanto, la tensión ha escalado en el Golfo, tras la advertencia de Teherán, combinada con ejercicios navales, de que podría cerrar el estrecho de Ormuz, por donde transita 40 por ciento del petróleo que se exporta en el mundo, y réplica de Estados Unidos al cruzar esa vía con uno de sus portaaviones.
Una nueva advertencia para que el portaaviones no regrese fue expresamente rechazada por Washington, que a la vez emprendió nuevas maniobras conjuntas con Israel, archienemigo de Irán, y acentuó las sanciones económicas contra Teherán, cuyo seguimiento decidiría en breve la Unión Europea.
El miércoles 11 fue asesinado en Teherán el científico nuclear iraní Mostafa Ahmadi Roshan, al estallar una bomba magnética en su automóvil, y el vicepresidente Mohamad Reza Rahimi culpó del atentado a "los agentes de la opresión y del régimen sionista", como se suele identificar a Estados Unidos e Israel.
Ahmadineyad no mencionó ese hecho al ser investido la tarde del miércoles como Doctor Honoris Causa en Ciencias Políticas por la Universidad de La Habana. Pero dijo que "el sistema capitalista está en decadencia, en diferentes escenarios, en un callejón sin salida", y las potencias capitalistas "cuando les falta la lógica, recurren a las armas para matar y destruir", por lo que "es necesario un orden nuevo, que respete a todos los seres humanos, un pensamiento basado en la justicia".
En Venezuela, su anfitrión Hugo Chávez se burló de quienes hablan de una asociación bélica entre Caracas y Teherán. "Dicen los voceros del imperialismo que afinamos la puntería con unos misiles para atacar Washington. Es para reírse, pero para estar alertas también", dijo el presidente venezolano.
"Nosotros ciertamente vamos a trabajar mucho para unas bombas y misiles, pero para luchar contra el hambre y la pobreza. Esa es nuestra guerra", dijo Chávez.
Ahmadineyad dio continuación a ese discurso y afirmó: "Nuestras armas son la lógica, la cultura, los valores humanos, el amor. Amamos a todos los pueblos, incluso al pueblo estadounidense, que sufre bajo el dominio de los arrogantes".
En Nicaragua, donde asistió a la investidura del presidente reelecto, Daniel Ortega, Ahmadineyad se declaró "muy contento de estar en tierra de la revolución. Nuestros dos pueblos (el nicaragüense y el iraní), en puntos diferentes de la Tierra, están en lucha por establecer la solidaridad y la justicia".
En Ecuador, el presidente Rafael Correa esperó la visita de Ahmadineyad con una declaración de que su nación "mantendrá relaciones con los países que quieran estrechar lazos de amistad, en un marco de respeto mutuo".
"No permitiré que nos dicten de afuera qué hacer" en el manejo de los asuntos internacionales, aseguró.
Washington había deplorado que países de la región recibiesen a Ahmadineyad e incluso el mismo día en que el presidente iraní llegó a Caracas declaró persona non grata, sin explicitar las razones, a la cónsul venezolana en la sudoriental ciudad de Miami, Livia Acosta.
En cada escala de Ahmadineyad se trataron acuerdos económicos y comerciales. En el caso de Venezuela se revisaron acuerdos en marcha en los sectores automotor, petroquímico y de la construcción, y el diario El Universal de Caracas aseguró que la delegación iraní solicitó el pago de deudas por 298 millones de dólares.
En Nicaragua, el gobernante iraní dijo que atenderá las solicitudes de cooperación que presente el país centroamericano, y en Cuba se pactó ampliar las líneas de crédito de Teherán hacia la isla, para apuntalar el comercio bilateral que cayó de 46 millones de dólares en 2008 a 27 millones en 2009, según la última cifra oficial conocida.
También para Ecuador se ampliaría la línea de crédito iraní, actualmente de 120 millones de dólares, y se pactaría cooperación para construir plantas eléctricas.
Una gran interrogante de esta gira es por qué no se incluyó a Brasil, que al término de la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) recibió al gobernante iraní y tejió acuerdos de cooperación bilateral en varias materias.
"Sospecho que Brasil les hizo saber a los iraníes que no consideraban oportuna la visita de Ahmadineyad en este momento", opinó Boersner.
En Estados Unidos, el no gubernamental Consejo de Asuntos Hemisféricos destacó en un informe que Brasilia no habría querido irritar a Washington justo cuando el gobierno estadounidense acaba de suprimir el impuesto al etanol importado, combustible de caña del que Brasil es su gran proveedor.
Boersner destacó que Brasil "mantiene como máxima aspiración en política internacional ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, y para eso necesita el apoyo de las cinco potencias de ese órgano y del resto de la comunidad mundial".
"En ese marco, a Brasil le ha debido causar espanto la idea de recibir a un presidente ya repudiado por la mayor parte de la comunidad internacional", dijo Boersner.
La ausencia de Brasilia de la gira de Ahmadineyad corona, de hecho, un distanciamiento con Irán impulsado por la presidenta Dilma Rousseff, que en su primer año en el poder redujo 73 por ciento el comercio con Teherán y se pronunció frontalmente contra el irrespeto a los derechos humanos por el gobierno iraní.
Rousseff fue tajante en criticar la pena de muerte por lapidación a que son condenadas mujeres iraníes. "Como mujer, no puedo aceptar esas prácticas medievales. No existen excusas. No haré concesiones a este respecto", dijo.
"Brasil es una nación de paz, que solo conversará con otras naciones de paz", alertó al respecto a Teherán.
Ahmadineyad, de todos modos, puede presentar la gira como muestra de que la situación de Irán no es tan difícil, pues viajó a la remota América Latina y afianzó acuerdos políticos y comerciales.
Pero sus interlocutores son países que, por su tamaño, poderío y ubicación, no están en capacidad de ayudarle en una eventual confrontación bélica.