El lago de Valencia, en el norte de Venezuela, sube de nivel y amenaza a decenas de miles de familias en áreas ribereñas con su humedad, socavamiento de vías, daños a tuberías y desborde de aguas negras. Es una consecuencia de sedimentaciones causadas por años de deforestación y población desordenada en su cuenca endorreica de 3.150 kilómetros cuadrados, dijo a Tierramérica el ecólogo Lenin Cardozo.
"Estamos constituyendo un frente para demandar al gobierno que acelere soluciones distintas al trasvase de aguas hacia el embalse Pao-Cachinche", dijo a Tierramérica el integrante de la Fundación Vida Verde, Manuel Díaz.
Ese embalse, recargado con residuos industriales presentes en el lago, abastece de agua a unos tres millones de personas en la zona.
El Ministerio del Ambiente estudia llevar agua del lago hasta el cercano mar Caribe.