La aplastante derrota sufrida por el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones parece dar paso a la conformación de una izquierda alternativa que pueda enfrentar al centroderechista y triunfante Partido Popular (PP).
Más allá de los errores o faltas que haya cometido el gobierno presidido por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, es incuestionable la influencia en los resultados del accionar de los llamados "indignados", que se movilizaron en toda España para socavar el poder de los dos partidos mayoritarios y promover el voto para agrupaciones minoritarias alternativas.
Los indignados son también conocidos como 15M, por el 15 de mayo, día en que se reprimió en Madrid una manifestación que derivó en una protesta multitudinaria en el céntrico paseo de la Puerta del Sol. Su modo de actuar, con el levantamiento de campamentos en paseos públicos, se multiplicó por España y luego fuera de fronteras, con las variantes de cada caso.
El 15M se esforzó con actividades para lograr debilitar en las elecciones parlamentarias del domingo 20 la adhesión a ambos partidos y lo logró con el PSOE, aunque no con el PP.
El PSOE perdió en estas elecciones 59 escaños para quedarse solo con 110 de los 350 que constituyen el Congreso de los Diputados, encargado de elegir al presidente del gobierno. Así, los 186 representantes obtenidos por el PP le permiten maniobrar con total libertad para poner a su candidato, Mariano Rajoy, al frente de los destinos de España.
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Como la tercera fuerza política más votada de España quedó la catalana Convergència i Unió (CiU), con 16 escaños, seguida de Izquierda Unida (IU), la coalición liderada por el Partido Comunista que pegó el gran salto de dos a 11 diputados, su mejor desempeño electoral desde 1996.
Para ese crecimiento fue clave la campaña del 15M, quienes analizaron los resultados de comicios anteriores y las encuestas de intención de voto del estatal Centro de Investigaciones Sociológicas y, en base a ello, buscaron a qué partido minoritario apoyar en cada circunscripción, a efectos de combatir el liderazgo del PSOE y el PP.
Pero no solo la IU creció. También ganaron votos y escaños la coalición nacionalista CiU, que triunfó en todas las provincias de la nororiental Comunidad Autónoma de Cataluña salvo en Barcelona, y la centroizquierdista Unión Progreso y Democracia (UPyD), que pasó de uno a cinco escaños y dejó de ser un fenómeno exclusivamente madrileño.
También influyó en los resultados negativos del PSOE la abstención, que pasó de 24,6 por ciento en los comicios generales de 2008 a 28,31 por ciento el domingo. Los votos en blanco se duplicaron para llegar a 1,37 por ciento del total.
Rodríguez Zapatero, quien ya había anticipado que no volvería a presentarse como candidato, no perdió tiempo en cargar sobre sus hombros la derrota planteando al Comité Federal del PSOE que en su reunión del sábado 26 decida anticipar las elecciones internas para febrero.
"Es lo que procede, lo que corresponde; que el partido afronte una nueva etapa, que la democracia y los compañeros diseñen el proyecto para el futuro de los próximos años y que lo hagan como siempre, con toda libertad y responsabilidad", dijo Zapatero en rueda de prensa.
En estas elecciones también cabe destacar el fuerte aumento de votos para el nacionalismo catalán y el del País Vasco, tanto dirigidos a las agrupaciones centristas como las izquierdistas, lo cual permite presagiar un pronto aumento de las demandas independentistas de ambas comunidades autónomas.
El moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV), pasó de obtener 306.128 votos en 2008 a 323.517 el domingo, mientras que la también conservadora CiU de 779.425 a más de un millón de sufragios.
Pero más fuerte todavía fue el desempeño electoral de la alianza izquierdista vasca Amaiur, que obtuvo más de 330.000 votos, convirtiéndose en el grupo parlamentario más fuerte de esa comunidad con siete representantes en el Congreso de los Diputados.
Amaiur pidió este lunes que se convoque a elecciones anticipadas en el País Vasco. El diputado electo Iñaki Antigüedad justificó ese planteo afirmando que es necesario que el Parlamento autónomo represente a todas las "sensibilidades políticas", cosa que en su opinión no hace actualmente.
El País Vasco está presidido por el socialista Patxi López, cuyo gobierno está previsto que dure, constitucionalmente, hasta 2013, a menos que resuelva renunciar y convocar a elecciones anticipadas, lo cual no parece estar dispuesto a hacer.
Llamó la atención de los analistas el buen caudal de adhesiones obtenido por la coalición Amaiur, que incluye a la izquierda pro ETA (acrónimo en lengua vasca de Patria Vasca y Libertad) que el 20 de octubre anunció el "cese definitivo de su actividad" armada. Críticos ponen en duda esa decisión porque el grupo no entregó las armas.
Eugenio, un exetarra residente en Madrid que abandonó esa organización hace 15 años y que no quiso identificarse, dijo a IPS que el masivo voto recibido por Amaiur se debe a que la población partidaria de la independencia del País Vasco cree que ahora puede apoyar esa idea sin que eso signifique apoyar la violencia.
"Muchos, como yo, que comprendimos a tiempo que la violencia no lleva a ninguna parte, ahora podemos manifestar nuestro reclamo de independencia, pero en paz, sin sangre de por medio", señaló.
Con ese trasfondo, Rajoy asumirá el gobierno y aplicará el programa que todavía no aclaró acerca de cómo enfrentará la severa crisis económica que afecta a España y al resto de la Unión Europea.
A su favor tiene que es la primera vez en la España democrática que un partido gobernará con mayoría absoluta en el Parlamento.
En contra, que las demandas de los bancos, los empresarios y el poder financiero internacional ya le exigen que imponga medidas que, en caso de aplicarse, expertos entienden aumentará aún más la desocupación y otros indicadores sociales.