La violencia en las favelas de esta meridional ciudad brasileña y el impacto de las grandes obras para los encuentros deportivos mundiales de 2014 y 2016 serán el centro de atención de Amnistía Internacional en Brasil, para verificar si se respetan los derechos humanos.
Río de Janeiro fue elegida como sede de la primera oficina en Brasil de la organización humanitaria Amnistía Internacional, con sede en Londres.
El director de la nueva representación de Amnistía en este país, el brasileño Atila Roque, de 52 años, habló con IPS sobre la agenda para el país, los principales ejes de actuación de la entidad y cómo será el seguimiento de la situación de los derechos humanos.
IPS: ¿Cuáles son las primeras acciones de Amnistía Internacional (AI) en Brasil?
ATILA ROQUE: Estamos todavía en fase de transición. Recién asumí el puesto, después de permanecer 10 años fuera de Brasil, y el equipo aun es reducido.
En los próximos meses vamos a concentrar las acciones en dos grandes frentes: estructurar físicamente la oficina y en los próximos cuatro meses vamos a conversar con agentes sociales del área privada y del gobierno, parlamentarios y medios de comunicación.
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La llegada de una misión permanente de AI a Brasil creó una gran expectativa y ahora es el momento de escuchar. Son muchas las demandas sociales sobre derechos humanos en el país.
IPS: ¿Cuáles son los planes prioritarios?
AR: Tenemos la agenda de los derechos humanos para Brasil y la conformación de una cultura de defensa de estos derechos.
Hay tres grandes ejes de trabajo que vamos a seguir. Uno es la situación de las cárceles y de la seguridad pública y la justicia.
El segundo es la conexión entre el desarrollo y los derechos, como la reforma del espacio urbano siguiendo la agenda del campeonato mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Son acontecimientos que concitan gran atención internacional y nacional, además de que son reveladores de una mirada al espacio urbano con una perspectiva de inclusión social.
Por último vamos a acompañar el impacto de las grandes obras de infraestructura sobre las poblaciones rurales e indígenas, como la construcción de grandes complejos hidroeléctricos.
IPS: ¿Cómo ve la actuación de las autoridades frente a los grupos formados por agentes del Estado que actúan al margen de la ley en favelas de Río de Janeiro?
AR: Las llamadas milicias son el asunto de seguridad pública que más desafía el Estado y la sociedad. Vamos a seguir con atención el problema, pues es un asunto urgente y un tema central de la democracia.
Estos grupos delictivos mataron a una jueza y amenazaron al diputado Marcelo Freixo. Estamos preocupados. Vamos a reclamar que el Estado garantice su protección y la de todas las personas en situación similar.
La situación de los activistas por los derechos humanos es muy vulnerable en Brasil. Hay un sentimiento de impunidad y una gran insensibilidad por parte de la sociedad, que acepta esta situación como si fuera normal.
IPS: ¿Cómo observa la puesta en marcha de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), que tratan de eliminar el narcotráfico en las favelas cariocas y llevar seguridad permanente?
AR: La UPP es una iniciativa innovadora, pues cambia el foco de la represión para el de la prevención y atención ciudadana. Merece nuestra atención y respeto, pero es una acción de emergencia y no representa una reforma amplia de la seguridad pública, que es un área crítica.
El tema de la reforma de la policía es más amplio y necesita de la cooperación de distintos organismos estatales. La seguridad debe ser vista como un derecho al igual que el control externo de las policías.
IPS: En el plano internacional, ¿AI hará un seguimiento de las acciones externas de Brasil?
AR: Vamos a verificar el papel de Brasil en el mundo y su promoción de derechos en escala global. La política externa de cooperación del país debe ser orientada en el marco de respeto a los derechos humanos.
Pondremos cuidado en el posicionamiento de Brasil en diversos asuntos internacionales, como en el caso de Irán y Siria, por ejemplo.
También merecerá nuestra atención especial los aportes financieros con dineros públicos a empresas brasileñas, vía el Banco de Desarrollo Económico y Social, para actuar en países como los de África. Brasil tiene que adecuar sus opciones externas a los tratados internacionales que firmó en materia de respecto a los derechos humanos.
Es de interés para AI la posición que adopte Brasil en organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, el Grupo de los 20 países industriales y emergentes, y el bloque BRICS (que conforma este país con India, China y Sudáfrica).
En esta estrategia de desarrollo en el exterior estamos en contacto permanente con el Ministerio de Relaciones Exteriores y sentimos que hay interés de las autoridades en mantener el diálogo.
No obstante, aún existe poca información actualizada sobre la cooperación económica externa del país, especialmente en África, que todavía es muy fragmentada.