Brasil combate el hambre fuera de fronteras

El gobierno de Brasil avanzó en la lucha contra el hambre, esta vez en el plano mundial, al inaugurar un centro de excelencia alimentaria para extender sus experiencias positivas a otros países en desarrollo, con ayuda de agencias de la ONU.

El centro, que tendrá sede en Brasilia, fue presentado este lunes 7 por la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Josette Sheeran, y el director de la Agencia Brasileña de Cooperación, Marco Farani, con la presencia de José Graziano da Silva, electo director general del Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El centro ya comenzó asociaciones entre el PMA, Brasil, Mozambique, Timor Oriental y Haití.

"Estamos trabajando de manera conjunta para desarrollar capacidades de cooperación técnica en países de África, América Latina y también de Asia, para que puedan conocer algo de la experiencia brasileña de combate al hambre y, a partir de ella, desarrollar sus propios programas de alimentación escolar y de combate a la pobreza", dijo a IPS el director del centro, Daniel Balabán.

El "Centro de excelencia contra el hambre para el desarrollo de capacidades en alimentación escolar, nutrición y seguridad alimentaria", por su nombre completo, contará con recursos financieros, tecnológicos y operativos de esas entidades brasileñas y de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
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El objetivo, según Farani, es "diseminar buenas prácticas en el campo de la alimentación escolar", echando mano a las experiencias del PMA y de Brasil para el desarrollo, ejecución o expansión de programas escolares sustentables, además de apoyar otras iniciativas existentes.

"Brasil tiene una rica experiencia a ser compartida con los gobiernos interesados en aprender cómo los brasileños obtuvieron este éxito, y adaptar ese conocimiento a sus propios países", dijo Sheeran en la ceremonia de lanzamiento en Salvador, capital del nororiental estado de Bahía. Será un "puente Sur-Sur único hacia la seguridad alimentaria".

Ante una realidad en la que una de cada siete personas en el mundo no tiene qué comer diariamente, las únicas reacciones posibles son "sublevarse, migrar o morir", destacó Sheeran en el marco de la IV Conferencia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que se celebra desde este lunes 7 hasta el jueves 10 en Salvador.

"Brasil creó una cuarta opción, que es combatir el hambre dando esperanzas a la infancia, que es el futuro", ilustró.

Este país promociona en el plano internacional sus éxitos en este campo, con la aplicación desde 2003 del programa Hambre Cero, que combina medidas de emergencia con políticas de creación de empleos y ampliación de ingresos familiares.

Implementado por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y continuado por su sucesora, Dilma Rousseff, el programa consiguió reducir la desnutrición infantil en 61 por ciento, multiplicar por ocho el crédito para la pequeña agricultura y reducir la pobreza rural en 15 por ciento, según Graziano da Silva, uno de los arquitectos de estas iniciativas.

En el marco de un programa más amplio contra la pobreza, la Beca Familia, que entrega subsidios a los hogares más pobres, que vacunen a sus hijos y los envíen a la escuela, Hambre Cero contribuyó a sacar a unos 28 millones de personas de la pobreza en este país sudamericano de 192 millones de habitantes.

La prioridad del centro se enfocará en una iniciativa de Hambre Cero: el programa de meriendas escolares que en Brasil sirve tres comidas al día a 47 millones de niñas, niños y adolescentes, considerado un modelo mundial.

El programa se vincula también a la agricultura familiar y a las compras locales de alimentos "combinados de manera de dar de comer a los niños y estimular la producción local", dijo Farani.

"La idea del centro surgió porque había mucha demanda de cooperación brasileña en la materia", dijo a IPS el coordinador de acciones internacionales de combate al hambre del Ministerio de Relaciones Exteriores, Milton Rondó Filho.

"Lo que hicimos con la alimentación escolar fue buscar una especie de círculo virtuoso" de desarrollo. En primer lugar, la preocupación con la nutrición del niño. Con mejor nutrición tienes más capacidad de aprendizaje, y con mejor capacidad de aprendizaje, y comprando localmente alimentos, se promueve el desarrollo local", describió.

Por ley, 30 por ciento de los alimentos para la merienda escolar deben adquirirse a la agricultura familiar de la misma región donde se encuentre el centro educativo.

Además, la iniciativa intervendrá también en la desigualdad de género. Rondó Filho mencionó el caso del oeste de Pakistán, donde el analfabetismo de las niñas llega a 97 por ciento.

"Nos dice la ONU que si entramos con alimentación escolar, nadie va a retener a esas niñas (en casa) y las harán ir a la escuela también", señaló.

"No es que las escuelas deban convertirse en pequeños restaurantes, pero es un estímulo importante que, además de la nutrición, mejora la asistencia a clase y la capacidad de aprender. Y si compramos productos del mismo lugar, es un motor enorme del desarrollo local", insistió.

El anfitrión y gobernador de Bahía, Jaques Wagner, destacó que en su estado la alimentación escolar dinamiza la economía local, "la tiendita, la feria, el mercado, porque es un programa de generación de ingresos de abajo hacia arriba".

El centro de excelencia alimentaria no pretende repetir la fórmula brasileña, sino adaptarla a las circunstancias geográficas, culturales y étnicas de cada país, explicó en el acto el viceministro de Educación de Mozambique, Augusto Jone Luís.

En Mozambique, un país de más de 20 millones de habitantes donde el programa de merienda escolar llega a seis millones de escolares y se expandirá con ayuda del centro, el éxito se basa en abordar la "alimentación escolar con un cuño pedagógico", según Luís.

Más de 2.000 participantes nacionales y 100 internacionales asisten a la IV Conferencia en la que autoridades y organizaciones civiles evalúan los avances para garantizar el derecho a la alimentación, que el año pasado alcanzó rango constitucional en Brasil.

Pero el país todavía tiene materias pendientes: 16 millones de personas –incluidas en el programa "Brasil sin Miseria", lanzado por Rousseff– viven con menos del equivalente a 41 dólares por mes. Y no se han alcanzado metas de nutrición adecuada.

La IV Conferencia, organizada por el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional abordará esas lagunas así como otros temas preocupantes: el crecimiento de la obesidad, la degradación del suelo, los cambios climáticos y los agrotóxicos.

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