Casi dos tercios de la población migrante vive en países ricos del Norte y el Sur, y envía remesas a casa por unos 300.000 millones de dólares anuales, realizando casi siempre trabajos sucios, peligrosos y difíciles.
Esto explicó el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, al hablar ante la Asamblea General a propósito del impacto de las migraciones sobre el desarrollo.
También dijo que él mismo nacido en Corea del Sur— es uno de los 214 millones de migrantes internacionales que viven fuera de sus países de origen.
"Todos nosotros somos parte de una economía mundial productiva que beneficia a nuestro mundo en su totalidad", manifestó a los delegados.
De todos modos, el clima político actual no es el mejor algunos incluso sostienen que es el peor- para la población migrante en el mundo.
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En los últimos años aumentaron los temores de que mueran ahogados, dado que cientos de inmigrantes tratan infructuosamente de escapar del caos político en países como Libia, Túnez, Costa de Marfil y Somalia.
Jean-Philippe Chauzy, portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), con sede en Ginebra, dijo a IPS que, según las estimaciones actuales, ya han muerto unos 1.500 inmigrantes en el mar, o incluso más.
Pero estas personas proceden principalmente de África subsahariana o de África occidental, señaló.
Varios factores alentaron la respuesta europea negativa hacia los inmigrantes. Entre ellos, la propagación de la crisis económica y el ascenso de agrupaciones políticas derechistas que se oponen a la inmigración.
En España, por ejemplo, el auge de la construcción llegó a su fin, seguido de cerca por una recesión.
El desempleo juvenil en España está en el entorno de 45 por ciento, dijo Chauzy, lo que hace que los inmigrantes no sean bienvenidos, especialmente en un momento en que la prioridad es que la población nacional encuentre trabajo.
El colapso económico y los políticos de derecha también hicieron que se propagara la xenofobia en Europa, alentando la violencia contra los inmigrantes.
Joseph Chamie, exdirector de la División de Población de la ONU y actual director de investigaciones en el Center for Migration Studies, dijo a IPS que lo primero tiene que ver con la brecha existente entre público y gobiernos en materia de inmigración, y lo segundo con los crecientes reclamos de deportar a los inmigrantes indocumentados.
Ambas fuerzas contribuyen al ascenso de grupos de derecha y de la xenofobia, sostuvo.
Chamie brindó una larga lista de partidos políticos opuestos a o críticos de las migraciones internacionales, ya sea en Europa o en otras regiones.
En ella incluyó al holandés Partido por la Libertad, al Partido Nacional Democrático Alemán, al Partido Nacional Británico, al francés Frente Nacional, a la italiana Liga Norte, al Partido Nacional Irlandés, al israelí Israel Beiteinu y al indio Shiv Sena.
El embajador de Nigeria, Ositadinma Anaedu, exigió el mes pasado en el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra una investigación sobre la situación de los migrantes africanos atrapados en las revoluciones árabes del norte de África.
Según él, la población migrante es privada de sus derechos civiles, detenida, rechazada y objetivo de xenofobia en las fronteras de algunos países europeos.
"La condición humana común que nos une bajo la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos requiere que sean tratados humanamente y con dignidad", agregó.
En un artículo publicado en YaleGlobal Online, Chamie destacó que aunque varios países tienen políticas para reducir la cantidad de inmigrantes que buscan residencia permanente, ni una sola nación industrializada tiene políticas para bajar la inmigración de trabajadores altamente calificados.
Por el contrario, la mayoría de los países industrializados compiten mundialmente para reclutar y retener a talentosos trabajadores altamente calificados, como científicos, médicos, enfermeros, maestros y personal dedicado a la alta tecnología.
Por ejemplo, Gran Bretaña expandió la inmigración económica extendiendo visas a inmigrantes altamente calificados en esa área para que ingresaran al país sin una oferta de trabajo, sino simplemente en base a sus aptitudes, dijo Chamie.
Algunos países europeos, como Alemania y Holanda, instituyeron sistemas de visas y "tarjetas verdes" de rápida expedición, similares a los de Estados Unidos, para atraer a inmigrantes altamente calificados, en particular especialistas en tecnologías de la información.
En Estados Unidos, dijo Chamie, incluso los distritos escolares locales recurren cada vez más a maestros calificados en el exterior. Por ejemplo, profesores reclutados en Filipinas constituyen más de 10 por ciento de la fuerza docente en las Baltimore Public Schools del oriental estado de Maryland.