El inesperado tercer lugar para el Bloque de Izquierda (BI) en la representación de Portugal en el Parlamento Europeo elegido en 2009 fue ocupado por un independiente, el escritor e historiador Rui Tavares.
En lugar de los dos asientos en el hemiciclo de Estrasburgo que vaticinaban las encuestas, el prestigio de Tavares hizo subir la votación del BI a niveles nunca antes alcanzados, logrando así un tercer diputado.
Sin embargo, en junio abandonó el BI, acusando a su líder Francisco Louçã, de llevar a cabo "una caza a los independientes" que no acuerden un 100 por ciento con sus posiciones.
En la ocasión, este historiador nacido en 1972 en Lisboa, aclaró que siempre consideró que las divergencias son "una plusvalía para la izquierda y para el debate democrático, cuando son asumidas con franqueza y lealtad".
En el Parlamento Europeo, los Verdes le tendieron la mano y hoy forma parte de ese grupo de izquierda del bloque.
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En entrevista con IPS, evaluó la preocupante situación actual de la Unión Europea (UE).
IPS: Una atenta lectura a los análisis que se publican actualmente hace pensar que la crisis financiera podría amenazar la propia viabilidad de la UE.
RUI TAVARES: La UE vive una crisis económica y social, repercusión de la financiera que en algunos países periféricos es causada por el espiral de los intereses de la deuda, no propiamente por la deuda soberana como mucha gente sostiene, y que en algunos casos era perfectamente manejable.
Los intereses convirtieron esa deuda en insostenible, con gran parte de los bancos insolventes, con dificultades para el crédito, en buena medida por la repercusión de los efectos de los activos tóxicos que vinieron de Estados Unidos.
Pero mucho más grave es la crisis política. Una parálisis enorme, por lo que será necesaria una respuesta a nivel de la UE.
IPS: El péndulo de la UE muchas veces se inclinó al centroizquierda, hacia los partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas. ¿Podrían haberse realizado cambios más profundos en ese cuadro?
RT: En los años 90, los partidos de centroizquierda fueron seducidos por el neoliberalismo. Fascinados por el mercado. Pero ese entusiasmo no era solo parte del problema. Lo peor es que después de aparecer la crisis de 2008 y 2009, ellos nunca admitieron los errores. Y ese sería el primer paso.
IPS: Pero también hay culpas en la izquierda
RT: Sí, porque está por lo menos tan enferma como la centroizquierda y también tiene dificultades inmensas en reconocer en que falló. Y eso es especialmente grave en los países periféricos del sur, donde tenemos divisiones enormes, históricamente condicionadas.
Es muy fácil para la izquierda decir en qué la centroizquierda erró, pero nosotros seguimos en una postura muy existencial.
Es preciso terminar con esta especie de pésimo vicio que la izquierda europea tiene, de decir siempre que la culpa es del "otro" partido de izquierda, en lugar de intentar cambiar la sociedad.
IPS: ¿Cómo hacerlo?
RT: Existen tres líneas de pensamiento: que debemos adaptarnos a los cambios, como sostienen los partidos de centroizquierda. China tiene salarios más bajos, debemos adaptarnos, el euro manda asfixiar los gobiernos, los estados y las políticas públicas, tenemos que adaptarnos. Aparece el capitalismo neoliberal, vamos a adaptarnos.
La segunda opción dice que debemos resistir a estos cambios y ahí se encuentra gran parte de los partidos de la izquierda radical y comunistas del sur de Europa.
Pero yo creo en una tercera posibilidad y es que la izquierda que está a la altura de sus ideales, de fines del siglo XIX y comienzos del XX, es aquella que quiere hacer los cambios realmente.
Una izquierda que debe ser una alianza de personas, forzosamente heterogénea. Hacer de la izquierda una especie de fortaleza de la pureza, es una contradicción. Déjenle la pureza a la derecha. Ellos siempre han tenido la manía de la pureza, sea de raza, de sangre o ideológica.
La izquierda no debe obcecarse por la pureza, sino por cambiar la sociedad, marcando la agenda, elevarla, convencer a las personas a hacer su propio cambio.
IPS: Pero estos cambios, muchas veces exigidos en protestas callejeras, no han tenido expresión en los vértices políticos.
RT: Es que excepto el parlamento, la UE no tiene instancias de legitimidad democrática. El presidente de la Comisión Europea (brazo ejecutivo del bloque de los 27 países) no es elegido sino nombrado por el Consejo, que es la expresión de los gobiernos.
Tampoco tenemos un presidente de la UE elegido por los 500 millones de europeos. El problema es que no somos todavía una democracia, sino un club de democracias, y como ocurre en todos los clubes, quien acaba por mandar son los dos o tres socios más influyentes.
Un primer ministro de un país pequeño llega al Consejo y ve su brazo torcido por (la jefa del gobierno alemán) Angela Merkel.
No existe absolutamente ninguna propuesta, por buena que esta sea, que pueda ser considerada si Alemania la veta. Y no hay ninguna idea, aunque sea pésima, que pueda ser vetada si Alemania insiste en ella. Eso no es precisamente una democracia.
IPS: Y a pesar de todo, los electores de la UE continúan mayoritariamente votando "mercado"
RT: Sí, pese a que los gobiernos del norte, de occidente de Europa y también de Estados Unidos, prácticamente hace 10 años que no tienen ninguna buena noticia, ni una sola buena idea para ofrecer a los ciudadanos, en especial en educación, ciencia y cultura, campos donde todo el presupuesto de la UE es menor a lo que los chinos aplican tan solo en este ámbito.
Esto quiere decir que los gobiernos, sean de izquierda o de derecha, hace tiempo que solo comunican dos cosas: en la primera parte de la década pasada había que temer el terrorismo y, en la segunda, que tenemos que cortar en los presupuestos.
Desapareció en Europa toda perspectiva futura para los jóvenes que salen de las universidades, último reducto de un lugar concebido para las ideas. Los gobiernos solo se limitan a dar malas noticias, en nombre del capital financiero.
IPS: En cuanto a las libertades y garantías, los 27 nunca hacen referencia a lo que sucede en Estados Unidos y en los llamados "países árabes moderados", calificados por asociaciones de derechos humanos de "dictaduras monárquico-medievales"
RT: En términos de derechos humanos, la UE aplica criterios bastante exigentes a los países candidatos a ingresar al bloque: obliga a no practicar la tortura, la pena de muerte, prisiones injustificadas. Cuando postulan, somos bastante exigentes. Pero, una vez dentro, la verdad es que los países pueden hacer lo que quieren.
Evidentemente ningún país del bloque puede instituir la pena de muerte, pero tras el 11 de septiembre (de 2001, ataque a Nueva York y Washington) y de la guerra de Iraq, hubo prisiones secretas y torturas en la UE.
Por lo tanto, no es solo tolerancia sobre violaciones a los derechos humanos en Estados Unidos y en los regímenes del Golfo, sino que, por ejemplo, en varios países de la UE ayudaron a Washington a secuestrar personas y sin acusación formal las llevaron a (la prisión militar de) Guantánamo para ser torturadas.
Para permitirle ingresar al bloque, se quiere que Turquía se parezca cada vez más a la UE. Pero, en muchas cosas, como violación de la privacidad, espionaje telefónico y de correo electrónico, la verdad es que la UE la que está cada vez más parecida a Turquía.