Sin liderazgos fuertes ni propuestas alternativas claras que seduzcan al electorado, los referentes de la oposición en Argentina irán este domingo 23 a las urnas concientes de que levantarán una magra cosecha de votos.
Los distintos sondeos previos coinciden en que la presidenta Cristina Fernández, del Frente Para la Victoria, el mayoritario sector centroizquierdista del Partido Justicialista (peronismo), se proyecta para ser reelegida en forma directa con más de 50 por ciento de los sufragios, mientras que el candidato más votado de la oposición rondaría apenas 15 por ciento.
Ya en los comicios primarios realizados en agosto y pese a que la competencia no era entre partidos, Fernández obtuvo poco más de 50 por ciento y segundo fue Ricardo Alfonsín, de la centrista Unión Cívica Radical, con 12 por ciento. Pero las encuestas ubican ahora al socialista Hermes Binner en segundo lugar en la intención de voto.
Binner, actual gobernador de la oriental provincia de Santa Fe, había quedado en cuarto lugar en las elecciones internas, pero hoy recoge más de 12 por ciento de adhesiones. Su discurso no es netamente opositor, aunque obviamente busca diferenciarse de la presidenta especialmente en el estilo de gobierno.
Carla Carrizo, profesora de la privada Universidad del Salvador, explicó a IPS que en democracia "siempre hay margen para alternativas, aún con gobiernos muy exitosos en términos de desempeño como el actual, pero ese margen es creado por los liderazgos".
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"En este caso, creo que entre los dirigentes de la oposición predominó la idea de que no se compite por la Presidencia, es decir, por ganarle a Fernández, sino por liderar el segundo lugar" y en esa lógica "no ofrecieron una verdadera alternativa".
La última encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública, difundida el fin de semana pasado, indicó que 63,5 por ciento de los consultados consideraran que la oposición no presenta un modelo alternativo de gobierno, 22,9 por ciento de ellos dijeron que sí lo tiene y 13,6 respondieron que no saben.
En general, los postulantes de la variopinta oposición no ponen énfasis en sus propuestas de gobierno, salvo Binner, que ofrece un programa, y Alberto Rodríguez Saa, el candidato de un sector derechista disidente del Partido Justicialista que insiste en promocionarse mostrando los logros de su actual gestión como gobernador de la occidental provincia de San Luis.
Basta ver algunos spot de campaña. Alfonsín elige dirigirse a la presidenta y no a sus votantes. Le dice que "probablemente" ella ganará, pero que él "no le cree nada" y que no apoyará un camino para su "reelección indefinida".
La consultora Ipsos-Mora y Araujo indican que Fernández y Binner son los únicos candidatos con mayor imagen positiva que negativa. La mandataria tiene 65 por ciento de apoyos frente a 33 de rechazos y el líder socialista 39 contra 32.
Los demás competidores acumulan un alto nivel de rechazo. A pesar de que el único cargo público hasta ahora ha sido el de diputado, Alfonsín tiene 61 por ciento de imagen negativa. Los analistas atribuyen esta evaluación a una estrategia electoral errada.
El hijo del hoy fallecido expresidente Raúl Alfonsín (1983-1989) desistió de unirse en una coalición progresista con Binner y, por el contrario, selló una alianza con el empresario Francisco De Narváez, de centroderecha y también disidente justicialista, candidato a gobernador de la oriental provincia de Buenos Aires, el distrito más populoso del país.
Por su parte, el exmandatario interino Eduardo Duhalde (2001-2002), con 74 por ciento de imagen negativa en los sondeos, se postula por el tercer grupo justicialista disidente y de tendencia también centroderechista. Se ubicó tercero en las primarias, pero ahora podría llegar cuarto con menos apoyos.
El analista político Rosendo Fraga, hizo su evaluación para IPS. El director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría remarcó que "el 50 por ciento de ciudadanos que votaron por la oposición en las primarias muestran que hay margen para una alternativa".
"La causa por la cual la oposición fracasó está en la falta de un liderazgo unificador y en la incapacidad de gestar una coalición. Espacio para un proyecto opositor hay, lo que no hubo es dirigencia con capacidad de canalizarlo", sostuvo.
Pero salvo algunas posibles afinidades, la formación de una alianza que aglutine a toda la oposición tampoco parece probable, ya que se trata de referentes de un arco ideológico muy amplio desde la izquierda a la derecha bien marcada.
Binner lo mencionó cuando se le cuestionó la falta de unidad de la oposición en estas elecciones. "Lo que importa no es derribar al que va primero. Sólo se justifica unirse contra un régimen dictatorial, pero hoy no pasa eso", remarcó.
Lo cierto es que, como lo destacó Carrizo, lo más llamativo en estas elecciones generales no será el triunfo abrumador de la presidenta sino saber el tamaño de la brecha con el segundo.
"Cuando la competitividad baja a estos niveles, más allá de lo mal que lo haya hecho la oposición, hay algo estructural que explica esos rendimientos", dijo Carrizo.
A su juicio, algunos de esos factores son la consolidación de una vinculación clientelar entre gobierno central y gobernadores e intendentes, la ley de partidos que incentivaría la fragmentación, y las elecciones internas que la oposición "no supo o no quiso utilizar en forma eficiente".
Las primarias, convocadas por primera vez para designar candidatos únicos de cada partido o coalición, fueron entendidas por la oposición como una oportunidad de definir al mejor posicionado para competir en una eventual segunda ronda con la mandataria.
Pero lejos de eso, la instancia fue una gran encuesta que mostró el fuerte respaldo popular que tiene la presidenta Fernández, viuda del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), y lo lejos que se ubican los rivales. A partir de allí, salvo Binner que creció, casi todos perdieron un poco.
Una de las que más retrocedió, al recoger apenas 3,2 por ciento de los sufragios en esa instancia, fue la candidata de la centrista Coalición Cívica, Elisa Carrió, quien había sido una competidora de peso para Fernández en las elecciones de 2007, cuando quedó como la segunda más votada con 23 por ciento de adhesiones. El próximo domingo podría perder más puntos aún, según analistas.
Con un discurso muy crítico hacia la personalidad de la mandataria más que a su gestión, Carrió fue perdiendo adherentes y ahora prevé un posible retiro en el campo.
El discurso crítico hacia Fernández, en este momento resta en lugar de sumar, según el consejo que reciben los candidatos a diputados de la coalición del empresario Mauricio Macri, el alcalde de la capital de Argentina, que no lleva candidatos a la Presidencia.
El centroderechista jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que a comienzos de año evaluó la posibilidad de ser el competidor de la presidenta, optó por bajarse de esa contienda y presentarse solo a la reelección en su distrito.
Ahora, en estos comicios, sus candidatos a legisladores entendieron que, si quieren reunir votos, deberán eludir hablar contra el gobierno nacional.