Trabajadores de la planta estatal de aluminio Venalum, en la nororiental ciudad venezolana de Guayana, denunciaron que, por falta de reparación, no funciona la central que procesa gases tóxicos, como tolueno y benceno, que son lanzados sin más a la atmósfera. Esos gases, que se desprenden de la cocción de los ánodos en el proceso de reducción del metal, "salen crudos por la chimenea y son respirados por los trabajadores de Venalum, por los de la vecina Siderúrgica del Orinoco, así como por los habitantes de comunidades aledañas", dijo a Tierramérica el dirigente sindical Luis Vásquez.
Los trabajadores de la siderurgia denunciaron además el funcionamiento deficiente de las "casas de humo", que filtran el polvillo de hierro que emana de la acería, lo que conforma un cóctel tóxico, añadió Vásquez, dirigente del Sindicato Único de Trabajadores Profesionales Universitarios de la Industria Venezolana del Aluminio.