YEMEN: En lucha por la sucesión

El presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, dejó un vacío de poder al trasladarse en medio de la crisis a Arabia Saudita por razones de salud. Varias figuras políticas aprovecharán su ausencia para acercarse a la Presidencia.

Regresará «en unos días», declaró el domingo Tareq al-Shami, integrante del gobernante Congreso General del Pueblo.

Saleh se fue a atender a Arabia Saudita tras el atentado del viernes contra el palacio presidencial en el que resultó herido. El episodio marcó un agravamiento en el conflicto que sacude a este país desde hace cuatro meses contra su gobierno de más de tres décadas.

Decenas de miles de personas permanecen en las calles de Sana’a y de otras ciudades. Son los mismos hombres y mujeres que manifestan desde hace meses, desafiando gases lacrimógenos, francotiradores y matones armados. Numerosos líderes del movimiento consideraron la partida de Saleh como un primer paso hacia la concreción de reformas democráticas.

Pero las ansias de poder de varios actores políticos complican la concreción de ese objetivo.
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La familia de Saleh

Los hijos y sobrinos del presidente no abandonaron el país, informaron fuentes del gobierno. Eso permite a Saleh mantener el control en Yemen, donde el poder está concentrado en pocas manos de la familia.

La Guardia Republicana está encabezada por el hijo de Saleh, Ahmed, considerado desde hace tiempo posible heredero a la Presidencia. Su sobrino Yahya está al frente de la policía antidisturbios y Tariq, de su seguridad personal. Hay más hermanos y sobrinos con cargos clave en los servicios de inteligencia y en el ejército. La familia Saleh tiene a su mando decenas de miles de efectivos, entre ellos los mejor entrenados y capacitados del país.

Los familiares del presidente mantienen un perfil bajo desde su partida. Nadie emitió ningún comunicado público.

La familia Ahmar

Los hijos de Abdullah al-Ahmar, exlíder de la confederación tribal hashid, constituyen una de las fuerzas políticas más fuertes del país.

Hamid al-Ahmar también fue considerado uno de los posibles sucesores de Saleh. Es uno de los empresarios más poderosos del país, con una participación en la red de telefonía celular Sabafone y en varias otras empresas. Uno de sus hermanos, Himyar, es vicepresidente del parlamento y otro, Hussein, es líder de hashid.

Sana’a estuvo paralizada durante semanas por enfrentamientos entre fuerzas de Saleh y hombres leales a Ahmar.

Combatientes de Saleh bombardearon un complejo de Ahmar en Sana’a en mayo. A partidarios de este último se atribuye el ataque contra el palacio presidencial del viernes, pese a que el gobierno no tiene pruebas de ello.

Es probable que la enemista continúe aun sin Saleh. Numerosos analistas consideran que la familia Ahmar debe participar en las conversaciones sobre el futuro de Yemen. Una transición no coordinada que dejé un vacío de poder puede terminar en un enfrentamiento prolongado entre ambos.

«Lo que suceda de aquí en más depende de las condiciones en que se vaya» el presidente, señaló Ali Seif Hassan, analista político de Sana’a. Si no hay ningún acuerdo, entonces el hijo y los sobrinos de Saleh se quedarán con el poder y se enfrentaran a los hijos de Ahmar».

«Sería la guerra», alertó.

General Ali Mohsen

Otra de las figuras que acechan el poder es el general Ali Mohsen, jefe de la primera división blindada de Yemen, la mayor fuerza regular del ejército. Es el «militar más poderoso del país», consideró la embajada de Estados Unidos en 2005, según uno de los cables desclasificados por Wikileaks en 2010.

El general desertó en marzo, cuando ordenó a sus efectivos proteger a los manifestantes pacíficos en Sana’a y otras ciudades. Varias veces sus hombres se enfrentaron a fuerzas leales a Saleh.

Dos personas murieron el domingo y más de una decena quedaron heridas en un ataque con granada contra un edificio utilizado por efectivos de Mohsen y nadie se ha hecho responsable hasta el momento.

Mohsen es medio hermano del presidente y supo ser su aliado, pero las relaciones se enfriaron en los últimos años. Las diferencias se atribuyen a las ambiciones políticas del primero, quien se sintió eclipsado por Ahmed, hijo del mandatario y presunto sucesor de Saleh.

El presidente también trató de matar a Mohsen. Pidió a Arabia Saudita que bombardeara un complejo en el norte de Yemen, donde se encontraba el general. Los sauditas «sospecharon algo raro en la información», según otro cable divulgado por Wikileaks, y no atacaron.

Mohsen declaró públicamente que no pretende ser presidente, pero es conocido por sus ambiciones políticas.

Abd-Rabbu Mansour Hadi

El vicepresidente de Yemen desde hace 17 años, Abd-Rabbu Mansour Hadi, ocupó la presidencia cuando Saleh dejó el país. Funcionarios yemenitas explicaron que se trata de una medida de corto plazo.

La Constitución permite que el vicepresidente asuma la presidencia por 60 días si el titular se encuentra «ausente».

Hadi fue designado vicepresidente en 1994, cuando terminó la guerra civil. Nacido en la provincia de Abyan, en el sur del país, su nombramiento fue una suerte de concesión a los sureños tras el conflicto, pese a que la medida fue bien planificada pues es considerado una figura política débil.

La mayor parte de su carrera se desarrolló en el ejército, incluido un periodo como ministro de Defensa.

Hadi mantuvo un perfil bajo desde el inicio del levantamiento hace cuatro meses. En un acuerdo para poner fin a la crisis propuesto por el Consejo de Cooperación del Golfo, que Saleh se negó a firmar en tres oportunidades, lo designaban para sustituir al presidente.

No se sabe si el vicepresidente tiene intenciones de quedar en la presidencia.

«Hadi mantuvo una actitud sobria desde que fue nombrado vicepresidente, en tanto la familia de Saleh siguió ocupando los titulares y los cargos», remarcó Gregory Johnsen, de la Universidad de Princeton. «El poder parece deslumbrar a la mayoría de quienes se le acercan», añadió.

La oposición

El papel desempeñado por la oposición fue, en el mejor de los casos, limitado en estos últimos meses.

La mayoría de los partidos de oposición están reunidos en una coalición ecléctica integrada por islamistas, socialistas y agrupaciones tribales. Durante semanas trató de acordar la partida de Saleh hasta que el mes pasado firmó el acuerdo propuesto por el Consejo de Cooperación del Golfo.

El hecho motivó el malestar de los manifestantes, quienes criticaban la inmunidad prometida al presidente saliente y un plazo de 30 días para que se concretara.

Históricamente, la oposición ha estado desorganizada y tuvo pocos líderes visibles. Es poco probable que ocupe algún cargo de poder debido a su mal funcionamiento interno.

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