SALUD-ARGENTINA: Combate de alta tensión

Con campañas cada vez más intensas, médicos y autoridades de la salud de Argentina procuran combatir la hipertensión arterial, el llamado asesino silencioso responsable de la mayoría de las muertes en este país.

La Segunda Encuesta Nacional sobre Factores de Riesgo del Ministerio de Salud indica que 34,5 por ciento de la población tiene presión arterial alta, una afección que si no es tratado correctamente puede derivar en enfermedades graves que llevan a la muerte.

La llamada hipertensión arterial es un padecimiento crónico que, en casos fuera de control, puede provocar accidente cerebro-vascular, enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca y renal, entre otras consecuencias adversas o fatales. El doctor Daniel Piskorz, presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial, recordó a IPS que un estudio regional difundido en 2009 reveló que Buenos Aires es la ciudad con mayor prevalencia de este mal en América latina.

El estudio titulado Carmela, realizado por la Fundación Interamericana del Corazón y la Sociedad Latinoamericana de Hipertensión Arterial, mostró que, mientras en Quito la prevalencia fue de 8,6 por ciento, en Buenos Aires alcanzó a 29,7 por ciento.

Piskorz explicó que las principales causas de esta patología deben buscarse en el exceso de peso y antecedentes familiares. "Lamentablemente en Argentina hay 53,4 por ciento de obesos y personas con sobrepeso", advirtió.
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Respecto de la población infantil, sostuvo que no hay suficientes estudios en niños, niñas y adolescentes, pero informes focalizados en algunas áreas del país arrojaron marcas que duplican el promedio mundial, que está en cinco por ciento, añadió.

Frente a este panorama, el Ministerio de Salud puso en marcha en 2009 la campaña "Menos sal, más vida", para bajar así el consumo del mineral que causa la hipertensión.

En Argentina se ingieren 13 gramos por día de sal, cuando lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es cinco. No obstante, prevalece el mito de que la presión alta está relacionada con el estrés o las preocupaciones.

El programa prevé aumentar los controles sobre la población a fin de detectar los casos en los que la hipertensión aún no se manifiesta, y exhortar a bajar la cantidad de sal que se incorpora a los alimentos durante su elaboración y luego.

Para ello, el ministerio firmó un acuerdo con la Federación Argentina de la Industria del Pan a fin de reducir la cantidad que se utiliza en su elaboración. La baja acordada es de 850 a 750 gramos por cada bolsa de 50 kilogramos de harina.

En diálogo con IPS, Ruben Salvio, directivo de la Federación, aseguró que 6.800 de las 30.000 panaderías del país ya adhirieron al acuerdo voluntario. "De a poco, sin obligación, los locales se van sumando, sin ningún beneficio a cambio", informó.

La panadería que quiere reducir la cantidad de sal en la elaboración de sus productos envía una solicitud al Ministerio de Salud para adherirse al programa y las autoridades le mandan afiches e información para que sea colocado a la vista del público en su local.

"Reducir la cantidad de sodio en el pan es una medida excelente, una de las mejores medidas de salud pública que se tomó en Argentina en los últimos años", celebró Piskorz. Los 100 gramos por bolsa "no son poco y van a ayudar mucho", adelantó.

El médico calculó que si se suman también los fabricantes de productos procesados, los de gaseosas y enlatados, en 10 años habrá una significativa reducción de la prevalencia de la hipertensión arterial.

El problema es que la sal, que se forma con cloro y sodio, no sólo se utiliza como condimento propiamente sino también como aditivo para conservar los productos, realzar sabores o también en la elaboración de edulcorantes.

Es decir que, aun cuando un paciente afectado por hipertensión elimine o disminuya el consumo de sal, deberá estar alerta ante la ingestión de otros alimentos que utilizan altas cantidades de sodio en su elaboración.

En la oriental provincia de Buenos Aires, la más populosa del país y donde se estima que hay 3,7 millones de personas con hipertensión, el gobierno avanzó en la firma de otro acuerdo, esta vez con la cámara que agrupa a dueños de restaurantes.

El convenio apunta a eliminar el hábito de colocar sobre la mesa los saleros junto al azúcar y las servilletas para utilizar a discreción. La idea es que el cliente pruebe la comida y, en caso de que entienda que lo necesita, solicite la sal al camarero.

"Esa medida puede ayudar, pero por sí sola no arregla el problema. Hay que desarrollar un programa coherente, con múltiples medidas como esa y otras, y sostenerlo en el largo plazo", remarcó el experto.

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