Cuba comienza este miércoles su temporada de ciclones tropicales con vaticinios moderados, aunque el director del Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología (INSMET), José Rubiera, insistió en no confiarse y mantener la preparación habitual.
"Se hacen pronósticos de más o menos huracanes, pero nadie puede saber cuántos podrán formarse realmente, y el peligro sigue siendo el mismo", dijo a IPS Rubiera, y explicó que los números tenían una importancia relativa. "Lo esencial es permanecer alertas, ser previsores", subrayó.
A mediados de mayo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por su sigla en inglés) pronosticó entre 12 y 18 tormentas en el océano Atlántico para esta temporada, de las cuales entre seis y 10 podrían convertirse en huracanes.
Rubiera indicó que los pronósticos divulgados hasta el momento abarcaban un área muy vasta, que incluye todo el Atlántico, el mar Caribe y el Golfo de México, y señaló que a tan largo plazo era imposible vaticinar con precisión. "Ante la incertidumbre, la moraleja siempre será estar atentos y preparados", reiteró.
El experto cubano consideró que, dadas las condiciones atmosféricas y oceánicas en la cuenca del Atlántico tropical, el Golfo de México y el mar Caribe, la cantidad de tormentas podría estar en el rango de lo normal o ligeramente superior a la media histórica anual de 10.
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Esto debido a que la actual temporada transcurrirá sin la influencia de La Niña – Oscilación del Sur (ENOS), fenómeno que afecta periódicamente los patrones meteorológicos en todo el mundo, ni de su contraparte El Niño. "Pero no hay que olvidar que estamos dentro de una etapa (ciclónica) activa que comenzó en 1995 y va a durar 30 o más años", advirtió.
"Además, las aguas oceánicas están cálidas. Hay combustible para la formación de ciclones tropicales", subrayó el especialista, quien admitió que el cambio climático generaba una mayor intensidad. "En los últimos 15 años, los huracanes han sido más intensos que en periodos anteriores".
Fuerte defensor de las medidas de prevención comunitaria recomendadas para reducir la vulnerabilidad ante los desastres, el experto sugirió comenzar de inmediato la limpieza de tragantes, zanjas y canales, examinar el estado de los postes del tendido eléctrico y recoger escombros de la vía pública.
Todos estos temas cobran especial importancia en vísperas del Día Mundial del Ambiente, que se celebrará este domingo 5.
Las autoridades cubanas revisan y practican cada año en simulacros con la población el sistema de protección y mitigación de desastres naturales, lo que ha permitido reducir al mínimo la pérdida de vidas humanas, aunque la economía suele resultar seriamente dañada, especialmente en vivienda y agricultura.
La protección de personas y recursos en situaciones de desastres está a cargo de la Defensa Civil, adscrita al Ministerio de las Fuerzas Armadas, bajo cuyo mando se ejecutan los planes de prevención en cuanto se avizora la formación de una depresión tropical en el área.
El Centro Nacional de Pronósticos del INSMET emite avisos de alerta temprana ante la posibilidad de que algún ciclón tropical pueda afectar el territorio, lo que permite adoptar medidas con una antelación de 72 a 120 horas, incluida la masiva evacuación de familias en zonas de riesgo.
En 2010 hubo 19 organismos ciclónicos, incluyendo siete tormentas tropicales y 12 huracanes, cinco de estos de gran intensidad, aunque ninguno impactó en Cuba ni en Estados Unidos, y la mayor parte se produjeron en el Atlántico sin llegar a tierra firme.
Dos años antes, este país caribeño había sido azotado por tres huracanes. Gustav, Ike y Paloma dejaron pérdidas estimadas por el gobierno cubano en unos 10.000 millones de dólares, que agravaron seriamente sus dificultades financieras.
La temporada ciclónica se extiende hasta noviembre, y los riesgos para Cuba en cuanto a frecuencia de tormentas se van agravando de agosto a octubre. El nombre propio se asigna a partir de la fase de tormenta tropical. La primera del año se llamará Arlene y la última Whitney.
Cada ciclón tropical se clasifica de acuerdo con la intensidad de sus vientos máximos sostenidos. Depresión tropical es cuando los vientos llegan hasta 62 kilómetros por hora, tormenta tropical cuando alcanzan entre 63 y 117 kilómetros por hora, y huracán cuando llegan o superan los 118 kilómetros por hora.
En tanto, los huracanes de categoría uno tienen vientos máximos sostenidos de entre 119 y 153 kilómetros por hora, los de categoría dos de entre 154 y 177, y los de categoría tres de entre 178 y 209. La categoría cuatro va entre 210 y 249 kilómetros por hora, y aquellos que alcanzan más de 250 kilómetros por hora pertenecen a la categoría cinco.