G-8: De primavera árabe a sequía africana

Expertos temen que la ayuda que el Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos dará a África del norte signifique menos fondos para el resto del continente.

En la cumbre de dos días que terminó el viernes en esta ciudad del norte de Francia, gobernantes del G-8 previeron una ayuda financiera de 40.000 millones de dólares para Egipto y Túnez, la que beneficiará a otros países de la región conforme se asienten las reformas democráticas.

El G-8, compuesto por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, también "renovó" su asociación con África, elogió la "propagación de la democracia" y el "nuevo dinamismo" de la región.

El Grupo también se reunió con gobernantes de siete países africanos y, por primera vez, adoptó una declaración conjunta los invitados.

Organizaciones no gubernamentales aplaudieron las medidas, pero recordaron que es necesario hacer mucho más para ayudar a las personas más pobres del continente y que la atención del G-8 al mundo árabe no debe socavar los compromisos contraídos en el pasado con África.
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"En la cumbre de Gleneagles, de 2005, el G-8 prometió 25.000 millones de dólares para África en 2010. Estamos en 2011 y vemos que falta 40 por ciento de esa suma", señaló Guillaume Grosso, director francés de la organización de lucha contra la pobreza ONE.

"Nos preocupa que el G-8 no haya cumplido su promesa ni hecho una nueva", dijo a IPS. "No hay dinero para alcanzar los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio en 2015", remarcó.

Es bueno que el G-8 "abrace por primera vez la democracia y la libertad", pero los gobernantes no deben olvidarse de África subsahariana, apuntó Grosso.

"La primavera árabe puede significar una sequía africana", dijo a IPS. "El presupuesto para el desarrollo extranjero sufre una fuerte presión y los fondos se redujeron y congelaron en varios países", añadió.

"Nos preocupa que al concentrarse en el norte del continente, tengamos aún menos dinero para África subsahariana, lo que sería un gran error", añadió.

Antes de la cumbre, organizaciones no gubernamentales criticaron a Italia y a otros países del G-8 por no respetar sus compromisos. Gran Bretaña es el único miembro que sí cumplió, a raíz de los cual, el primer ministro David Cameron urgió a sus socios a seguir el ejemplo de su país.

"Creo que la gente piensa que en estas cumbres se reúne un montón de gente con traje y hace promesas, en especial a los más pobres, luego comen un suculento almuerzo y se olvidan de lo que prometieron. No estoy dispuesto a hacer eso", declaró Cameron.

"Gran Bretaña no arreglará sus cuentas a cuesta de los más pobres", añadió.

"El compromiso del G-8 con los valores de libertad y democracia quedará no se alcanzará totalmente mientras haya extrema pobreza en el mundo", señaló ATD Fourth World, una de las 50 organizaciones acreditadas para participar en la cumbre de Deauville.

Hay 300 millones de indigentes en África, pese a la existencias de economías de rápido crecimiento, y muchas personas viven en una "pobreza deshumanizadora", según la organización African Monitor.

El fundador de la organización y exarzobispo de Ciudad del Cabo, Njongonkulu Ndungane, señaló antes de la cumbre que era importante que el G-8 y sus invitados africanos fijaran sus compromisos.

"Los africanos esperan que sus economías crezcan y que lo hagan rápido. Pero también que les garanticen una simple vida digna, no necesariamente opulenta", escribió Ndungane.

La prioridad de Túnez es impulsar su economía, crear empleo para los miles de jóvenes que no tienen trabajo y ofrecer ayuda humanitaria a los refugiados, muchos de los cuales proceden de Libia.

"Los tunecinos lograron en un corto lapso y sólo gracias a la fuerza de sus convicciones democráticas una revolución pacífica que será un hito en la historia de la humanidad", reza la declaración de la delegación de Túnez que participó en la cumbre.

"Túnez lanzó un profundo movimiento democrático en el mundo árabe que puede remodelar totalmente el futuro del norte de África y de Medio Oriente, así como de la zona euro-mediterránea", añade.

El G-8 mostró una clara voluntad de respaldar el movimiento democrático, señaló el ministro de Finanzas tunecino Jeloul Ayed, pero añadió que el paquete financiero anunciado tiene condiciones.

Ese país prometió mejorar la gobernanza, acelerar el desarrollo de infraestructura y de "capital humano", aumentar su participación en los mercados internacionales y transformar el sector financiero.

"Sin asistencia internacional el riesgo será mayor para Túnez, aumentará el desempleo y la inestabilidad social que llevará a un incremento de la pobreza y de los flujos migratorios", alertó la delegación tunecina.

El primer ministro de Túnez, Beji Caid Essebsi, al frente del gobierno interino, declaró que las mujeres desempeñarán un papel mucho más importante en cargos de decisión después de las próximas elecciones, en un principio previstas para el 24 de julio, aunque pueden postergarse.

Cincuenta por ciento de los cargos de gobierno estarán en manos de mujeres, declaró a la prensa.

Numerosos activistas y parlamentarios de 35 países pidieron antes de la cumbre que los paquetes de asistencia al desarrollo se concentraran en las mujeres y las niñas.

La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, lanzó una iniciativa en la sede de la Unesco en París que subrayó las necesidades educativas específicas de las niñas.

El G-8 no anunció el cancelamiento de la deuda de Túnez como muchos observadores especularon. El anfitrión de la cumbre, el presidente francés Nicolas Sarkozy explicó la situación diciendo que hay "países mucho más pobres" que también necesitan ayuda.

En África están 33 de los países menos adelantados y muchos de ellos son excolonias de Francia.

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