Estados Unidos vive la más débil recuperación económica desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con alto desempleo y sin demasiadas inversiones a causa de su sobreendeudamiento, mientras que los países de la eurozona se muestran inestables e irregulares, diagnosticó un estudio del Centro del Sur.
A su vez, las economías en desarrollo y emergentes (EDE) aparecen en cierto grado vulnerables a los riesgos financieros planteados por las más avanzadas (EMA), describió el cuadro de situación mundial trazado por Yilmaz Akyüz, economista en jefe del Centro del Sur (South Centre), la organización intergubernamental de países en desarrollo con sede en Ginebra.
Las EDE, con tasas de interés más altas y mejores perspectivas de crecimiento atraen grandes montos de capitales especulativos, aseguró Akyüz en una conferencia de esta entidad dedicada esta semana al examen de las turbulencias financieras mundiales y a las opciones que se presentan a los países en desarrollo.
Casi todas las EDE afrontan apreciaciones de sus monedas, aunque a un ritmo mayor en los países deficitarios en cuenta corriente, como Brasil, India, Sudáfrica y Turquía, que en las naciones excedentarias en ese rubro, como China, Corea del Sur y las del sudeste asiático.
Muchos de esos países se enfrentan también a burbujas en las áreas de créditos y activos, así como a un recalentamiento de sus economías y al riesgo de un aterrizaje accidentado.
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Akyüz indicó que las EDE más vulnerables son aquellas que disfrutan de los beneficios de la expansión mundial de la liquidez, las estampidas de los precios de los productos básicos y de los flujos de capitales.
Brasil, Rusia y Sudáfrica figuran entre esas naciones más amenazadas, que podrían repetir las experiencias que atravesó México en las décadas del 70 y del 80, mencionó.
El pronóstico del Centro del Sur, una institución nacida en 1995 y sostenida por países en desarrollo que se dedica al estudio de los problemas de las naciones pobres, señala que el crecimiento se moderará en forma ordenada en Asia, una región que no aparece vulnerable a los riesgos de crisis de divisas y de balanza de pagos.
En cambio, África y América Latina lidiarán con el crecimiento de manera menos ordenada a causa de su vulnerabilidad ante el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y a un posible deterioro de los mercados de productos básicos, dijo el experto.
A algunas de las mayores EDE, que se vuelven cada vez más dependientes de los flujos de capitales, les esperan crisis de balanzas de pagos, advirtió.
Ante ese cuadro, el economista y periodista Chakravarthi Raghavan, estimó que se necesita la "cooperación entre los países del Sur" y colocar en primer lugar "del orden del día al tema de la cooperación política".
Raghavan recordó a IPS que la economía mundial se expone todavía a numerosos riesgos y problemas en su marcha hacia la recuperación, como consecuencia de la gran recesión originada en la crisis financiera que estalló en 2008 en Estados Unidos y luego pasó a la Unión Europea.
Cabe recordar que esa crisis es el resultado "de la conducta temeraria, a veces también fraudulenta y delictiva, de empresas financieras, y del desmantelamiento, por razones ideológicas, de la supervisión y el control regulador", denunció.
Pero la senda hacia un futuro mejor y más seguro esta sembrada de escollos. No hay soluciones únicas o simplistas que puedan aplicarse a todos los países. Tampoco hay espacio para el abuso de consignas económicas teológicas, previno.
El experto opinó que la recuperación y la salida de la economía mundial de este laberinto reclaman una variedad de medidas, distintas según los países, y también en el plano internacional.
La mejor solución sería una de total cooperación internacional, que ponga trabas a la libertad ilimitada del capital financiero y asegure que el sistema sirva a los intereses de la economía real en todos los países, precisó.
Eso puede requerir controles de capital, inclusive en países como Estados Unidos, especialmente sobre los movimientos de inversiones a corto plazo y otras operaciones comerciales.
El control puede abarcar también a los préstamos de dinero de los bancos centrales, en particular en Estados Unidos, a tasas de interés cercanas a cero, y a la colocación de esos fondos en los mercados de las economías emergentes mediante inversiones especulativas a corto plazo, describió Raghavan.
Sin embargo, Estados Unidos y otros países que bailan al son del gran capital financiero no impondrán esos controles, apuntó.
Por tanto, las mayores economías emergentes necesitarán adoptar otras soluciones alternativas, como las restricciones de afluencia y fuga de dinero especulativo de sus mercados de inversiones y operaciones comerciales a corto plazo, y la imposición de impuestos a esos capitales y a sus ganancias, entre otras trabas.
Esas soluciones alternativas no son las más eficaces. Pero esperar la ocasión apropiada es como atrapar espejismos en el horizonte reconoció el experto. Durante todo el proceso, los países en desarrollo se veran envueltos en otras crisis pues Estados Unidos y la Unión Europea contagiarán el ajuste a las economías más pobres y emergentes del Sur.
Por eso, lo que se necesita es cooperación entre los países del Sur y colocar en primer lugar del orden día el tema de la cooperación política, resumió.
Akyüz observó que muchos de los problemas de la economía mundial se originan en defectos sistémicos de la gobernanza económica mundial. La ausencia de disciplinas multilaterales sobre políticas macroeconómicas, de tasas de cambio y financieras ejerce influencia significativa sobre las condiciones económicas y financieras mundiales, subrayó.
Al igual que Raghavan, el experto del Centro del Sur mencionó la ausencia permanente de controles eficaces sobre los mercados financieros, los flujos de capital y la especulación.
Akyüz cerró su análisis con una referencia al Grupo de los 20, integrado por naciones industrializadas y en desarrollo, que "a pesar de un inicio promisorio asegurando una respuesta política coordinada a la crisis, ha fallado en encarar esas cuestiones sistémicas clave".