Organizaciones ecologistas de Brasil se rindieron a un viejo enemigo, los agrotóxicos, apelando a él como recurso extremo de combate a especies invasoras que amenazan la flora nativa en áreas de conservación. “Un caso común es la hierba Brachiaria” usada como pastura “en la ganadería y que impide el crecimiento de otros vegetales. No sirve solo cortar, porque vuelve a crecer”, explicó Silvia Ziller, directora ejecutiva del Instituto Hórus, responsable de estudios con herbicidas en áreas protegidas de tres estados brasileños.
“Los defensivos son una alternativa barata, eficiente y de menor impacto ambiental que la propagación de esas especies”, dijo a Tierramérica.
El más reciente de estos estudios experimentales es en el Parque Nacional de las Emas, en el central estado de Goiás. La medida dividió a los ecologistas, pero el Instituto Brasileño del Medio Ambiente autorizó investigaciones con agrotóxicos en bosques nativos.