Un círculo vicioso de violencia envuelve a la capital de Grecia, profundizando las heridas del país y haciendo que muchos se pregunten qué futuro les espera a los atenienses.
El asesinato de Manolis Kantaris, de 44 años, fue lo que inició, la semana pasada, esa espiral. Lo mataron a puñaladas a altas horas de la noche, mientras se preparaba para llevar a su esposa al hospital donde debía dar a luz a su segundo hijo.
El incidente tuvo lugar en el corazón de Atenas, zona cuyos habitantes describen cada vez más como un lugar caótico donde abundan las organizaciones delictivas.
En base a las imágenes registradas por cámaras de seguridad cercanas, la policía presume que los tres asesinos procedían del norte de África.
Al día siguiente, integrantes de grupos nacionalistas-fascistas cuya presencia en los barrios pobres de Atenas se acentuó el año pasado realizaron varios ataques para "vengar" el asesinato de Kantaris.
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Atacaron despiadadamente a inmigrantes y abusaron de personas que protestaban contra su violencia.
"En esta sociedad la gente tiene que estar unida, venga de donde venga. La delincuencia no depende de la nacionalidad o del origen étnico, y nadie debería responsabilizar colectivamente a los inmigrantes por este asesinato", dijo a IPS el presidente de la Asociación Musulmana de Grecia, Naim El Gadour.
"La gente sensata tiene que tomar la iniciativa y buscar soluciones a la crisis desatada en el centro de Atenas. Griegos y extranjeros necesitamos esto por igual", sostuvo.
La policía es criticada por tolerar las acciones nacionalistas violentas a un grado que llevó al ministro de Seguridad Xristos Papoutsis a admitir públicamente la falta de control sobre las fuerzas de seguridad que operan en el lugar.
"Es mejor disolver una estructura de seguridad, sin importar cuán efectiva sea, si opera bajo un estatus de tolerancia especial que encubre abusos de poder e incidencia de violencia extrema", dijo Papoutsis, advirtiendo sobre "un déficit democrático y una arbitrariedad dentro de las estructuras de seguridad del Estado".
La atmósfera se deterioró aún más cuando salió a la luz que tres jóvenes habían sido heridos, uno de gravedad, por lo que los médicos describieron como brutalidad policial intolerable, durante una marcha con motivo de una huelga general el mismo día.
Se trató del octavo paro organizado desde 2010 contra las medidas que el gobierno implementó para sacar al país de la crisis económica.
La noche siguiente, dos hombres asesinaron a un bangladesí de cuatro puñaladas. Luego huyeron en bicicleta. Pese a la falta de evidencias, el crimen fue descrito como de motivación racial, algo que la policía ha aceptado como una seria posibilidad.
La violencia volvió a escalar en una frenética tarde el día 12 cuando dos manifestaciones una contra los inmigrantes y la delincuencia, y otra contra la violencia policial tuvieron lugar en el centro de Atenas. Los ataques contra los inmigrantes continuaron, dejando a 19 extranjeros y un griego hospitalizados.
"La sensación es que Atenas está atravesando su noche más oscura", dijo El Gadour.
"No podemos dejar que nadie piense qué pasa en términos de dos partes que se matan entre sí; esto no nos llevará a ninguna parte. Tenemos que tratar con personas que nos odian y quieren lastimarnos", agregó.
Los habitantes de Atenas, ya desmoralizados por la crisis económica, viven ahora temiendo por su seguridad. La activista Marianna Pantermali, que vive en el centro de la ciudad donde los nacionalistas llevan a cabo su acción, dijo que la situación es dramática.
"La gente que vive en esos barrios ha perdido la fe en los partidos y en los políticos, y está adoptando rápidamente los puntos de vista de los extremistas", opinó.
"Si no participan activamente, estarán aprobando pasivamente el pogrom contra los inmigrantes y refugiados. Piden sangre. Nunca hemos visto nada igual", dijo.
La organización fascista Amanecer Dorado recibe entre uno y 1,5 por ciento de los votos nacionales.
En la tarde del día 14, una multitud de 30 presuntos miembros de la izquierda radical lanzaron un ataque contra un departamento de policía en el barrio de Exarxia. Los cocteles Molotov causaron graves heridas a tres ciudadanos.
A Xara Kouki, una joven investigadora social del Instituto Eliamep de Atenas, la situación le hace pensar en un polvorín a punto de estallar, según escribió en un artículo publicado en The Guardian que se volvió muy popular entre los jóvenes griegos a través de las redes sociales de Internet.
"Han pasado menos de 12 meses desde que se inició la crisis, pero siguen surgiendo pequeñas historias que ilustran el cambio", dijo Kouki.
"La ciudad está llena de personas sin techo que buscan alimentos en contenedores de basura; de amigos que son despedidos sin recibir indemnización o que aceptan recortes salariales, de policías que golpean a ciudadanos que protestan, de escuelas y hospitales clausurados, de maestros y médicos que pierden sus trabajos, de periodistas censurados, sindicalistas perseguidos, ataques racistas en el centro", resumió.
El gobierno no ha podido convencer ni al público ni a sus prestamistas de que el plan de ajuste estructural que se implementa desde hace más de un año está logrando sacar a la economía de la crisis.
Según cifras oficiales, la cantidad de desempleados sube todos los meses. Actualmente se sitúa en 15,4 por ciento.
"Para los europeos ahora está claro que Grecia no podrá volver a solicitar préstamos a los mercados", dijo a IPS Savas Robolis, profesor de políticas públicas en la Universidad Panteion.
"A fines de 2012, Grecia tendrá que pagar una deuda de 66.000 millones de dólares", agregó.
El préstamo extendido conjuntamente por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo aportará 24.000 millones de dólares, "y estaremos perdiendo otros 42 (mil millones) mientras el país queda fuera de los mercados. La ecuación simplemente no da resultado", sostuvo.