«Si lo hubiera sabido cuando era joven ( )» o «si me lo hubieran dicho». Esas son algunas de las reflexiones de muchas mujeres adultas que llegan al servicio especializado de atención a víctimas de la violencia de género instalado por un municipio cercano a la capital argentina.
La confesión, repetida, derivó en la creación del Programa de Prevención de la Violencia de Género en la Adolescencia en el distrito de Tigre, en la oriental provincia de Buenos Aires, para que las jóvenes estén alertas frente a la violencia. "El objetivo es sensibilizar a los adolescentes, tanto varones como mujeres, en las representaciones de género y promover relaciones afectivas saludables entre ellos", declaró a IPS la coordinadora técnica del programa, Laura Ferreira.
Tigre está ubicado 35 kilómetros al norte de la capital argentina y tiene una población cercana a los 340.000 habitantes. En 1996, el asesinato de una joven de 17 años a manos de su novio que le propinó 113 puñaladas conmocionó al distrito.
Como consecuencia de esa tragedia, se desarrolló una política centrada en los temas de violencia de género y se crearon instituciones públicas para atender el problema. Ahora el blanco de esa política son los y las adolescentes.
Los especialistas hicieron una encuesta en todas las escuelas secundarias del municipio e impartieron talleres para reflexionar sobre las representaciones de género y para revisar la construcción estereotipada de roles entre los sexos.
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Los resultados fueron publicados en un informe que lleva el título del programa y que pone en contexto el fenómeno de la violencia de género en la primera juventud.
El estudio recuerda que, en Argentina, una de cada cuatro mujeres es víctima de alguna forma de violencia y que durante 2010 se registraron al menos 260 feminicidios (asesinatos que se encuadran en la violencia de género), en la gran mayoría de los casos perpetrados por sus parejas o ex parejas.
"La edad de las víctimas oscila entre 19 y 50 años, lo que nos permite suponer que la violencia en el marco de las relaciones afectivas se inicia tempranamente y que sus consecuencias pueden ser fatales", advierte la investigación.
Menciona también la labor de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en enero de este año recibió 657 denuncias de violencia, 78 por ciento de las cuales tienen como víctimas a mujeres.
"En la provincia de Buenos Aires, una mujer es asesinada cada dos días", alerta la pesquisa.
También remarca que es más probable que una mujer muera en el distrito asesinada por su pareja o ex pareja que por un accidente de tránsito o un intento de robo.
Las situaciones de violencia crónica con episodios de maltrato comienzan en el noviazgo, por eso "la prevención de la violencia debe realizarse no solo con mujeres adultas sino en todas las franjas de edad e incluyendo ambos sexos", reza el informe.
En esta perspectiva, los adolescentes son considerados "particularmente vulnerables por la fragilidad propia de la edad y porque es el momento en que se inician las relaciones de pareja".
En ese marco, el gobierno de Tigre avanzó en un plan de contención y asistencia a mujeres víctimas de violencia, creó una comisaría policial de la mujer y una fiscalía que recibe denuncias e investiga casos de violencia de género.
La comisaría, que se ubica en la localidad de Pacheco, recibió en octubre último unas 700 denuncias por violencia de género y un centenar que refieren a maltrato y abuso contra niños y niñas.
Luego se trabajó en el nivel preescolar y en las escuelas primarias con los maestros y maestras, para reflexionar sobre los roles estereotipados de varones y mujeres en los libros de texto, en los rincones de juego y en el uso de los espacios escolares.
Finalmente la tarea se centró en los adolescentes. El programa no sólo se limita al diagnóstico y reflexión. "Comenzamos a trabajar en la sensibilización y capacitación de los docentes para que esto tenga continuidad", dijo Ferreira.
El trabajo con los adolescentes reveló que cuando una mujer es criada para ser "débil" y el varón para ser "macho y fuerte" se sienta las bases de relaciones de poder asimétricas que posibilitan, en ocasiones, el ejercicio de la violencia. También se vio que los varones encuestados duplican a las mujeres en el ejercicio de la violencia hacia sus parejas, porque "están socializados para responder a un modelo masculino hegemónico que resalta la potencia sexual y la fuerza física, el rol de proveedor, la represión de los sentimientos y emociones, y la exposición al riesgo".
La investigación advirtió, además, acerca de la alta correspondencia que aparece entre violencia familiar en la infancia y ejercicio o padecimiento de esta práctica en las relaciones afectivas que se establecen en la adolescencia.
Con este mismo objetivo de apuntar a la adolescencia como una etapa clave para la prevención, la organización no gubernamental Mujeres en Igualdad lanzó un programa titulado "La generación digital contra la violencia de género".
La idea es hacer prevención valiéndose de las herramientas que ofrece Internet, explicó a IPS la directora de la entidad, Monique Altschul. La propuesta incluye la creación de un blog y la campaña informativa mediante redes sociales.
Pero también prevé la participación de los jóvenes mediante el llamado a concurso para estudiantes secundarios de jingles, carteles, adhesivos, videos y películas de cortometraje que apunten a denunciar o al menos rechazar los noviazgos violentos.