SALUD: Recetas contrapuestas para pandemia de gripe

Las divergencias habituales sobre temas de salud entre países industrializados y en desarrollo emergen también nítidas cuando la comunidad internacional debate las políticas de prevención y respuesta a una pandemia de gripe similar o aún más grave que la de 2009.

Así quedó en evidencia esta semana en las sesiones que sostuvo el grupo de trabajo sobre preparación para una gripe pandémica en la sede ginebrina de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los países en desarrollo aspiran a que la OMS establezca un sistema justo y equitativo de participación de beneficios en todo el proceso de prevención contra la gripe.

La pretensión de las naciones del Sur se funda en el hecho de que una gran cantidad de los materiales biológicos empleados en la acción contra el flagelo provienen precisamente del mundo en desarrollo y se destinan a laboratorios o a las compañías procesadoras de los países ricos, observó Sangeeta Shashikant, asesora legal de la Red del Tercer Mundo.

Los países en desarrollo procuran obtener beneficios que les permitan dotarse de capacidades para desarrollar el campo de la investigación, programar la vigilancia y establecer laboratorios, dijo Shashikant a IPS.
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Con esos recursos, las naciones pobres podrán durante una pandemia de gripe también cubrir sus necesidades de vacunas, de medicamentos antivíricos y de otros suministros medicinales, explicó la experta de esta red de organizaciones no gubernamentales con sede en Malasia y oficinas en distintas regiones.

En contraste, los países industrializados, en particular Estados Unidos, presionan para diluir las disposiciones principales de las políticas contra la pandemia, explicó Shashikant.

Las diferencias, agudizadas por la resonancia que tuvo la pandemia de 2009, se dirimirán en la sesión anual de la Asamblea Mundial de la Salud, que se realizará del 16 al 24 de mayo en Ginebra.

El virus H1N1, conocido inicialmente como "gripe porcina", apareció por primera vez en marzo de 2009 en el sudoriental estado de Veracruz, en México. En los meses siguientes se expandió a un ritmo sostenido por más de 70 países de distintas regiones.

La cifra de muertes por esta causa es imprecisa, pues la OMS contabilizó solo los casos confirmados por las autoridades sanitarias de los estados afectados.

Ese método arrojó un guarismo de más de 18.000 decesos, un número que pareció reducido en comparación con entre 250.000 y 500.000 vidas que se cobra anualmente la común gripe estacional.

Esos aspectos y algunos cuestionamientos a las políticas de la OMS durante el desarrollo de la crisis han aumentado la preocupación de los sanitaristas internacionales y también de los políticos y diplomáticos que fijan las orientaciones de esa institución.

El representante de México ante la OMS, Juan José Gómez Camacho, reconoció a IPS que "el mundo no esta preparado para afrontar una nueva pandemia".

Y la realidad es que puede haber más. El caso de 2009 demostró que las pandemias no son hipotéticas, son muy reales y matan gente, y pueden pasar en cualquier parte. Así que tenemos que estar preparados, y no lo estamos. El sistema todavía no está listo, advirtió.

Gómez Camacho, quien copreside el grupo de trabajo sobre preparación para una gripe pandémica con la representante de Noruega, Bente Angell-Hansen, dijo que la comunidad internacional debe dar una respuesta coordinada.

Se necesita un mayor número de vacunas en el mercado y también mayor accesibilidad a ellas. Eso es lo que el grupo de trabajo ha tratado de negociar.

El delegado mexicano sostuvo que todas las partes involucradas en el tema de la salud, como los gobiernos, la industria farmacéutica y la sociedad civil, han colaborado en la búsqueda de un acuerdo.

La idea es disponer de un sistema listo para entrar en operación en el momento en que nos enfrentemos a una pandemia, expuso.

"La pandemia de 2009 demostró que el sistema de reacción no es el adecuado", recordó Gómez Camacho. "Es ineficiente, no es transparente y es muy inequitativo, porque cuando los países necesitaban las vacunas, no las recibieron. Incluyendo México, subrayó.

A su vez, Shashikant dijo que uno de los motives de fricción entre países en desarrollo e industrializados ha sido la cuestión de la propiedad intelectual. En caso de pandemia, la escasez de vacunas y de medicamentos antivíricos se acrecienta, porque el consumo de esos productos se concentra en los países industrializados, mencionó.

Ante esa consecuencia, el mundo en desarrollo opta por hacerse de sistemas de producción propios de vacunas y fármacos contra el virus. Pero entonces surge el problema de la propiedad intelectual, o patentes, que pueden ser una barrera para los propósitos de las naciones pobres, describió Shashikant.

La solución debe ser el otorgamiento de licencias para que los productores de los países en desarrollo puedan explotar esas patentes en términos justos y razonables y bajo regalías accesibles, opinó.

Pero para los países industrializados, en especial para Estados Unidos, esa no parece ser una salida grata. Ellos parecen mas interesados en seguir protegiendo su industria, su propiedad intelectual y sus dividendos, resumió.

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