«Éste libro no está perdido. Es un libro sin dueño, parte del Movimiento Libro Libre Argentina, y fue dejado en este lugar para que puedas encontrarlo».
El mensaje está manuscrito en la primera página de un ejemplar de "El paraíso de los Ladrones", del británico G.K. Chesterton, que quedó sobre un banco de una plaza de Buenos Aires como muestra de una iniciativa particular de promoción de la lectura.
Los que quieran sumarse solo deben abandonar un libro en una plaza, una estación de tren o el asiento de un ómnibus con una leyenda que comprometa a quien lo encuentre a leerlo, tenerlo por algún tiempo, y volverlo a "liberar".
Ideas como ésta son las que dieron sustento a la elección de Buenos Aires como Capital Mundial del Libro 2011 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La nominación se hará efectiva a partir de este sábado, Día Internacional del Libro, y culmina el mismo día de 2012.
Para ese momento, cuando la antorcha sea entregada a Ereván, la capital de Armenia, Buenos Aires habrá sumado nuevos lectores y potenciales escritores, pero también tendrá una Biblioteca Multilingüe de 30.000 ejemplares, legado de esta distinción.
La artista plástica Marta Minujín construirá en mayo una Torre de Babel de libros de 25 metros de altura en la plaza San Martín erigida con ese número de textos donados por diversas embajadas con sede en Argentina, en distintos idiomas.
Tras un mes de exposición de la intervención urbana de Minujín, los libros pasarán a ser parte del patrimonio público en una nueva biblioteca, la Multilingüe, contó a IPS Jimena Soria, del Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
"La distinción de la Unesco es una oportunidad única para potenciar todo lo que sucede en esta ciudad en materia de libros, y a su vez mostrarlo al mundo", explicó la funcionaria, coordinadora de las actividades por el año del libro.
"Buenos Aires ha sido y es una ciudad de libros. Sus librerías, sus emprendimientos editoriales, sus revistas literarias, sus bibliotecas, sus autores célebres y premiados, sus lectores, todo hace del libro y la lectura un pilar de nuestra identidad", remarcó.
En efecto, en la capital argentina es casi imposible no toparse con coloridos quioscos de venta de revistas o librerías, con ejemplares nuevos, usados o antiguos, incluso algunos de estos comercios son además bares y restaurantes, que ofrecen espacios de lectura.
Una de las librerías "raras" que ofrece la ciudad es "La Libre", en el sureño barrio de San Telmo, especializada en publicaciones independientes que tiene los libros que no se consiguen en los locales tradicionales, más comerciales.
Hay en la ciudad más de 200 librerías, unas 70 bibliotecas, revistas literarias, grandes y pequeñas editoriales, algunas muy originales como "Eloisa Cartonera", montada por un grupo de escritores junto a recolectores informales de residuos.
También hay múltiples programas de difusión de la lectura, como los que impulsa la Fundación Leer junto al Ministerio de Educación de la Nación para llevar la lectura a las escuelas, o el creado por el escritor Mempo Giardinelli, denominado Abuelas Cuentacuentos.
Esta iniciativa de Giardinelli, que prepara a las mujeres adultas mayores para visitar escuelas y leer cuentos a los niños y niñas, no sólo se expandió por Argentina y recibió diversos premios, sino que también fue replicada en Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Perú y Venezuela.
La capitalidad se inaugurará en el marco de la Feria Internacional del Libro, que se realiza cada año desde 1975 con la presencia de autores argentinos y visitantes del extranjero y una afluencia de público que, en general, supera el millón de personas.
La edición de este año de la feria se lanzó el miércoles y contó con la presencia del último ganador del premio Nobel de Literatura, el peruano Mario Vargas Llosa, cuya visita estuvo precedida por una fuerte polémica por sus declaraciones de rechazo al gobierno centroizquierdista argentino de Cristina Fernández.
La ligazón de la ciudad con los libros también atrae a turistas que quieren conocer los paisajes en los que se inspiraron Jorge Luis Borges (1899-1986) y Julio Cortazar (1914-1984) o la casa donde la directora de la mítica revista Sur, la escritora Victoria Ocampo (1890-1979), recibía a colegas de todas partes del mundo.
La idea de la Unesco de seleccionar una ciudad sede de su iniciativa de promoción de la lectura comenzó en 2001 en Madrid y luego le siguieron Alejandría, Nueva Delhi, Amberes (Bélgica), Montreal (Canadá), Turín (Italia), Bogotá, Ámsterdam, Beirut y el año pasado Liubliana, la capital de Eslovenia.
"Es un reconocimiento a la ciudad por el trabajo que desarrolla en la promoción del libro y la lectura", afirmó Soria, quien luego remarcó que el gobierno de la comuna se propone respaldar distintos proyectos de promoción como la Torre de Babel, de Minujin.
Por su parte, el anónimo Movimiento Libro Libre Argentina, que difunde sus actividades a través de redes sociales en Internet, invita a realizar el sábado, día del lanzamiento del año de la capital mundial, "una liberación masiva" de libros.
Sin proponérselo, la idea tiene su tradición en Buenos Aires. Borges, quien recibía grandes cantidades de libros pese a vivir en un apartamento reducido, solía llevar ejemplares en una bolsa y, distraídamente, los dejaba en algún bar. Olvidados. Liberados.