El uso de mercenarios procedentes de África subsahariana por parte del régimen de Muammar Gadafi en Libia reavivó el profundo racismo arraigado en la población árabe.
Aunque la mayoría niegan su existencia, la discriminación es común en ese país, no sólo contra los inmigrantes negros, sino también contra los propios libios de piel más oscura, especialmente del sur.
"Frente a este panorama, uno necesita estar un poco alerta ante las etiquetas de mercenarios africanos o incluso mercenarios africanos negros, que están siendo usadas", dijo a IPS el director ejecutivo del Centro Afro-Medio Oriente, en Johannesburgo, Naeem Jeenah.
"Sin duda, Gadafi ha usado en el pasado mercenarios de otras partes de África, y nuestra información es que algunos de ellos probablemente estén involucrados en la actual situación", añadió.
"Por supuesto, los mercenarios son muy útiles debido a que las fuerzas regulares incluyen conscriptos, que pueden rápidamente abandonar las filas y unirse a los rebeldes. Los mercenarios trabajan por dinero y no tienen reparos en matar", indicó.
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De los alrededor de dos millones y medio de refugiados e inmigrantes subsaharianos en Libia, la mitad tienen trabajos mal pagos en el sector petrolero, la agricultura, la construcción y otros sectores de servicios.
No es la primera vez que los inmigrantes son víctimas racismo en Libia. En 2000, decenas de trabajadores procedentes de Burkina Faso, Camerún, Chad, Ghana, Níger, Nigeria y Sudán fueron asesinados en las calles en el marco de una campaña del gobierno contra el crimen, las enfermedades y el tráfico de drogas.
Entonces, el Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial expresó su preocupación.
En 2004, acusó a Trípoli de violar el artículo 6 de la Convención Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, de 1969, y de no implementar mecanismos adecuados para salvaguardar a los individuos de actos racistas que violan los derechos humanos. "Es también posible que muchos identificados como mercenarios africanos sean en realidad libios de piel oscura. Es más fácil para la gente proyectar sus problemas hacia los extranjeros que hacia su propio pueblo", añadió Jeenah.
El caso de Karim, un africano-libanés, es un ejemplo. Cuando viajaba en autobús con su madre africana de regreso a Beirut, tras visitar a sus parientes en Libia, el vehículo fue detenido en un puesto de control militar. Los soldados ingresaron y les exigieron los documentos a todos los pasajeros. Mientras buscaba su billetera, Karim fue arrestado.
Durante varias horas fue víctima de continuos abusos físicos y verbales. Ningún soldado se molestó en ver su identificación.
"No fue sino hasta que mi madre les gritó que llamaron a un familiar conocido en el ejército y los soldados dejaron de maltratarme y revisaron los papeles", dijo a IPS.
Pero expertos señalan que el racismo no está confinado a Libia, sino que está presente en todo el mundo árabe, y tiene raíces históricas en el comercio de esclavos durante la colonización europea de la región.
En su estudio titulado "Percepciones de raza en el mundo árabe", Mark Perry señala: "El pasado y actual tráfico de esclavos en el mundo árabe ha dejado una amarga marca en la sociedad africana actual".
"La África negra fue la primera fuente de esclavos y el último gran reservorio en agotarse", añade.
Mientras el mundo celebra el Día Internacional por la Eliminación de la Discriminación Racial, este año dedicado a los descendientes africanos, los levantamientos en el mundo árabe deberían incluir una transformación social para poner fin al racismo y la xenofobia, según expertos.
Vincular a la población negra con el régimen de Gadafi en Libia podría derivar en un genocidio si el líder es derrocado, alertaron.