Comida china alimenta sospechas

Pese al esfuerzo del gobierno de China por controlar la seguridad de los alimentos tras varios sonados incidentes de contaminación, la mayoría de la población desconfía de lo que come.

Entre los casos más conocidos de intoxicación por alimentos figuran el de la leche envenenada con melamina que en 2008 mató a seis bebés y enfermó a otros 300.000.

"No soy optimista en cuanto al estado general de la seguridad de los alimentos en China", dijo Zheng Fengtian, profesor en la Universidad Renmin, antes de listar los últimos temores disparados por este tema: frijoles caupí contaminados procedentes de la isla de Hainan, camarones envenenados en la oriental localidad de Nanjing y el uso indiscriminado de aceite de cocina reciclado en todo el país.

"Todo esto vuelve imposible que los chinos esperen más de los productores de alimentos y del gobierno", agregó.

En los últimos años China ha enfrentado varios escándalos alimentarios. En 2004, 13 bebés murieron por desnutrición en la sudoriental provincia de Fujian, tras haber ingerido un complemento en polvo que contenía poco o ningún valor nutricional.
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En 2008, el escándalo de la leche con melamina dominó los títulos de la prensa internacional y alentó a la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) a instalar tres oficinas en China. La melamina es un producto químico utilizado para fabricar plásticos, y cuando se agrega a la leche puede hacer que su contenido proteico parezca mayor al real.

En 2006, alimentos tóxicos producidos en China mataron a más de 100 personas en Panamá, y en 2007 miles de mascotas fallecieron en América del Norte tras consumir gluten de trigo adulterado y procedente del gigante asiático.

En respuesta a las crisis generadas por este tipo de contaminación, el gobierno revisó las regulaciones existentes en este sentido, aprobando en 2009 una Ley de Seguridad de los Alimentos, y tomó medidas contra los infractores, según el periódico estatal China Daily, que se publica en inglés.

China ha mostrado que está ansiosa por adoptar medidas extremas para castigar a quienes violen la ley. En 2009, un tribunal sentenció a muerte a dos personas por el escándalo de la leche con melamina.

Dos años antes el Estado ejecutó a Zheng Xiaoyu, ex titular de la Administración de Alimentos y Drogas de China, por aceptar sobornos de firmas farmacéuticas.

El gobierno anunció la creación de centros de control de la seguridad de los alimentos en 31 provincias, según el China Daily.

La oficina nacional dedicada a este fin que funciona en la órbita del Consejo de Estado señaló que las pruebas de seguridad practicadas a productos agrícolas se han expandido a 128 ciudades grandes, señaló el periódico.

Pese a estos esfuerzos, en los últimos meses se ha reportado en China la existencia de lotes de vinos, hongos, lácteos y otros productos adulterados o tóxicos.

En noviembre se registró otro episodio de contaminación de productos lácteos con melamina en la provincia de Hunan.

China enfrentó una cantidad inusualmente alta de incidentes de envenenamiento en la primera mitad del año pasado, alentando al Ministerio de Salud a emitir una advertencia sobre envenenamiento de alimentos en julio, por primera vez desde que se aprobó la ley.

Entre enero y mayo de 2010 se reportaron 2.452 casos de envenenamiento de alimentos y 56 muertes, según la agencia de noticias Xinhua.

En julio, Chen Rui, subdirector general del Buró de Coordinación de la Seguridad de los Alimentos y Supervisión Sanitaria del Ministerio de Salud, dijo que el gobierno central planea introducir una nueva serie de medidas y que creará estándares nacionales en esta materia.

Una cantidad cada vez mayor de agricultores adoptan la inusual medida de iniciar proyectos orgánicos o de unirse a quienes ya los implementan y que siguen el modelo de agricultura apoyada por la comunidad que se usa en Estados Unidos.

China tiene unos 40 establecimientos de este tipo. Una conferencia sobre este tema en Beijing atrajo a más de 250 personas, según informes de prensa.

Feng Yujun, investigador del Centro de Investigaciones sobre Legislación de Seguridad de los Alimentos en la Sociedad Legal de China, elogió los esfuerzos del gobierno por promover este asunto, pero sostuvo que persisten los problemas. Específicamente, se trata de materias primas de mala calidad que se usan en el proceso de producción y el uso excesivo de aditivos y productos químicos en los alimentos.

Feng dijo que China necesita fortalecer los castigos y simplificar el manejo y los controles de seguridad de los alimentos.

"Hay alrededor de 10 departamentos involucrados" en ambas áreas, "y ningún estándar unificador", declaró Feng a IPS.

"El gobierno central necesita crear un mecanismo poderoso de manejo unificado", agregó.

Casi 70 por ciento de los chinos no creen que los alimentos que consumen sean seguros, según el Informe de Confianza del Consumidor en la Seguridad Alimentaria, publicado este año por el Laboratorio de Medios de la Universidad Tsinghua y la estatal revista Insight.

Alrededor de 50 por ciento de los encuestados dijeron que se debería mejorar la seguridad de los alimentos; 53 por ciento se manifestaron preocupados por la calidad de los alimentos en China, y 15,6 por ciento dijeron no confiar en absoluto en la seguridad de lo que ingieren. Sesenta por ciento dijeron no confiar en los productos genéticamente modificados.

"Los productores de alimentos no tienen moralidad", fue la principal razón que dieron para no confiar en la calidad de lo que comen.

Pese a controles gubernamentales cada vez más estrictos, muchos productores de alimentos dijeron que los que les practican a ellos son "ineficientes". Apenas 20,5 por ciento de los consultados piensan que el gobierno realizó suficientes esfuerzos por controlar los alimentos, mientras que 42,5 por ciento creen que hizo pocos o, directamente, ninguno.

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