ONG: Prestigio sin fronteras

Los portugueses ubican a las organizaciones no gubernamentales a la cabeza de la lista de instituciones más confiables, mientras que en el otro extremo aparecen el gobierno, los bancos y las compañías de seguros.

El Barómetro de Confianza de Edelman (Edelman Trust Barometer 2011) indica que la credibilidad de las organizaciones de la sociedad civil (ONG) aumentó en solo un año de 52 a 69 por ciento de los consultados, colocando a Portugal en el cetro mundial como el país que más cree en la acción de estas entidades.

Ana Soares, directora de RedeSaúdeCPLP (red de salud CPLP, dedicada a la lucha contra el sida, malaria y tuberculosis en la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa), dijo a IPS que "en Portugal se aprecia cada vez más la labor de las ONG y de las fundaciones de ayuda al desarrollo, donde no estallan escándalos de corrupción y el dinero es bien destinado".

"Eso lo saben tan bien los portugueses, que en las últimas elecciones presidenciales (el 23 de enero), el médico Fernando Nobre, debutante en política, logró 14 por ciento de votos con su Candidatura de la Ciudadanía, porque la gente le conocía como fundador y presidente de la no gubernamental Asistencia Médica Internacional, con vasta acción en los países más pobres del mundo", expresó Soares.

En el mismo período investigado por Edelman, la confianza de los portugueses en el gobierno bajó de 27 a un histórico nueve por ciento, sin precedentes desde la instalación de la democracia en 1974.
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En esta línea de pensamiento, Portugal es el segundo país que atribuye menos credibilidad a un representante de gobierno o portavoz del Poder Ejecutivo, superado solo por Indonesia, colocada en el último lugar de un listado encabezado por Brasil.

En términos generales, el descrédito del gobierno luso en su conjunto es el mayor de los 24 países contemplados en el estudio sobre poderes ejecutivos, ONG, empresas y medios de comunicación.

A Portugal, con nueve por ciento de confianza, le sigue a buena distancia Irlanda, que atraviesa una crisis económico-financiera semejante a la del país ibérico, con 20 por ciento de confianza en el gobierno, y Alemania con 33 por ciento.

En el otro extremo, entre los países cuyos habitantes declaran una sólida credibilidad en sus gobiernos se colocan China y Emiratos Árabes Unidos, con 88 por ciento, seguidos de Brasil, con 85 por ciento, Singapur con 77 por ciento y Holanda con 75 por ciento.

Edelman, firma líder mundial de relaciones públicas con sede en Londres, aclara en su página de presentación en Internet: "Estamos al servicio de los clientes, no de Wall Street (corazón financiero de Estados Unidos). No somos propiedad de nadie, por lo que somos libres de pensar, con independencia".

La declaración es una clara alusión a las agencias de calificación financiera, acusadas con frecuencia por analistas de estar al servicio de especuladores de la bolsa de Nueva York para atacar a las economías europeas más frágiles.

El Barómetro de Confianza de Edelman 2011, divulgado el 25 de enero en la localidad suiza de Davos y que cumple su undécima edición, se basó en entrevistas telefónicas en el último trimestre del año pasado a 203 personas que leen o ven regularmente noticias económicas y políticas, graduados con al menos una licenciatura y pertenecen al escalón de ingresos más elevados.

A excepción de los bancos y las compañías de seguros, el resto de las empresas y los medios informativos aumentaron su credibilidad, subiendo respectivamente de 34 para 47 por ciento y de 32 a 39 por ciento.

En el capítulo empresas, los portugueses confiesan creer más en las firmas españolas que en las nacionales y en cuanto a las multinacionales, las más confiables son las suecas, con 87 por ciento, y las suizas, con 83 por ciento.

Las mayores dudas sobre las multinacionales recaen en tres economías emergentes: Rusia, con un modesto 23 por ciento de credibilidad, seguida de India con 24 por ciento y China con 28 por ciento.

El análisis sectorial indica que el mayor grado de aceptación se verifica en las empresas de tecnología, con 78 por ciento, seguido por la biotecnología, que concita 77 por ciento de confianza, superado solo por Brasil, con 89 por ciento, Indonesia, 88, Argentina, 86 y México con 78 por ciento.

A nivel internacional, el grado de confianza en el sector de tecnología es igual al de los vecinos españoles, mientras los llamados países emergentes, como China, México, Indonesia, Brasil e India, indican una credibilidad en este sector sobre 90 por ciento.

En el lado opuesto y con solo 31 por ciento de credibilidad, se ubican empatados los seguros, los servicios financieros y el sector bancario, que registraron las mayores caídas respecto de 2010.

A pesar de la reducida confianza en el sector bancario, Portugal está por encima de países como Estados Unidos, que logra solo 25 por ciento de aceptación, y de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, donde se llega al mínimo histórico de 16 por ciento.

En la interpretación del resultado obtenido por las ONG, el profesor Carlos Brito, de la Facultad de Negocios de la Universidad de Oporto, sostuvo que los portugueses "esperaban más del gobierno y el desempeño del país quedó por debajo de sus expectativas".

Por esa razón, una buena parte de la ciudadanía mostró algún "encantamiento" con las ONG, precisamente por representar lo opuesto, puntualizó.

En efecto, el descrédito del gobierno ha asumido tal magnitud, que hasta altos dirigentes del Partido Socialista (PS), del primer ministro José Sócrates, han criticado públicamente su conducción política.

Fue el caso el fin de semana pasado de Ana Benavente, secretaria de Estado de Educación durante el gobierno socialista de Antonio Guterres (1995-2002). En entrevista a la Revista Lusófona de Educación, calificó a Sócrates de autócrata y neoliberal.

La dirección actual del PS "distribuye lugares y privilegios, superando hasta el centralismo democrático de (Vladimir Ilich) Lenin, alimentando promiscuidades que yo rechazo", apuntó.

Benavente deploró que "convertir al capital financiero en dueño y árbitro del desarrollo económico es una capitulación al neoliberalismo, que no es digna de un partido socialista".

En términos globales, el estudio concluye mostrando un aumento del optimismo en las economías emergentes, en especial en Brasil, China e India, al tiempo que las de Estados Unidos y Gran Bretaña caminan en sentido inverso.

Según Brito, esta "tendencia irreversible", prueba que el centro del mundo está inexorablemente trasladándose hacia oriente y Brasil.

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