La revuelta popular en Egipto, con su epicentro en la capitalina plaza Tahrir, también sirvió para promover la equidad de género.
Las mujeres estuvieron al lado de los hombres y compartieron el sentimiento de pertenecer a un solo movimiento con los mismos objetivos, señaló Nora Rafeh Refa Tahtawi, quien participó en las protestas en El Cairo.
La joven activista se encuentra en Nueva York participando en la Comisión sobre el Estatus de las Mujeres, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El pueblo egipcio simplemente quiere "libertad, justicia y dignidad", dijo a IPS la activista Azza Kamel, quien también formó parte de las protestas que derivaron en la renuncia del presidente Hosni Mubarak a principios de febrero.
"No hay lugar para tensiones étnicas", remarcó Kamel, quien retomó la idea de "familia", planteada por Tahtawi, con el eslogan "un corazón, una mano, una cabeza".
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"Nadie podrá dividir al pueblo egipcio ahora", indicó Kamel.
Dignidad, karama en árabe, es una palabra muy repetida durante las protestas en ese país. También es el nombre de una organización internacional, con sede en Egipto, creada en 2005 y con programas en Argelia, Jordania, Líbano, Marruecos, Siria, Sudán y Túnez.
"La revolución reunió a personas de orígenes completamente diferentes en términos de clase, educación, afiliación política, etc.", indicó Hibaaq Othman, fundadora y ejecutiva de Karama.
"Se consideraron una comunidad", remarcó. "Unificaron su postura y su energía, fue sobre ellos y para ellos. Las mujeres sufrían de la misma forma", apuntó.
"Cuando la gente se une no hay nada que pueda detenerlos", dijo a IPS. "Se vuelven una topadora. Rompen el muro del miedo, del género, de la pobreza y la riqueza, todos eran iguales protestando", añadió Othman.
Las tunecinas actuaron como "catalizadoras" de las egipcias. Ahora es el turno de las bahreiníes de romper barreras, pese a que la sociedad es más conservadora, indicó Kamel.
"Estamos escribiendo nuestra historia. El cielo es nuestro límite", señaló Tahtawi. "Van a ganar", aseguró, en alusión al pueblo libio.
"No hay barreras cuando las mujeres deciden", sostuvo Nihad Abu el Komsan, directora del Centro de Derechos de las Mujeres, de Egipto.
En cierta forma, la libertad es más difícil que la esclavitud porque supone responsabilidades, añadió. "El futuro no está garantizado", añadió.
Se abrió una "ventana de oportunidades" para las mujeres, remarcó Othman. Ellas fueron parte importante de las protestas y ahora tienen que insistir "para participar en la redacción de la Constitución. Tienen que asegurar su presencia en las comisiones más importantes, sobre todo que todavía no están en ninguna", dijo a IPS.
"Nos esperan tiempos duros" para instalar la democracia, reconoció. La gente debe unirse para reclamar dignidad, respeto y libertad, política, social y religiosa.
"Así es como se alcanza la democracia", sentenció.
ONU Mujeres, tiene por delante el importante papel de garantizar a la población femenina la representación en la mesa de decisiones.
La agencia, inaugurada el jueves 24, reformula sus programas en Túnez y en otros países de África del norte y Medio Oriente para contemplar las nuevas oportunidades, indicó Moez Doradi, subdirector ejecutivo de la organización.
"Hubo ganancias y victorias en el plano político, social y de género", afirmó. "Debemos apoyar los beneficios y permanecer vigilantes para evitar un retroceso", añadió.
Una forma de lograrlo es recurrir a acciones y cuotas afirmativas, añadió.
ONU Mujeres debe concentrarse en las organizaciones femeninas de la sociedad civil, que "reflejan las aspiraciones, los temas y la belleza de ellas, desde el punto de vista político", indicó Othman.
El verdadero desafío ahora es garantizar que la nueva agencia de la ONU haga lo que prometió: priorizar a las mujeres, indicó. "Fue promovida por ellas y debe ser para ellas", subrayó.
