Huelgas desafían a los militares en Egipto

Una ola de huelgas en todo Egipto pone a prueba al gobierno de transición administrado por los militares.

Gran parte de la furia popular en Egipto nació en demandas laborales. Crédito: Mohammed Omer/IPS
Gran parte de la furia popular en Egipto nació en demandas laborales. Crédito: Mohammed Omer/IPS
La caída del presidente Hosni Mubarak dio nuevo impulso al movimiento de trabajadores, que estuvo bajo un estricto control de las autoridades durante casi seis décadas.

Insatisfechos con sus escasos salarios, las malas condiciones de trabajo y la corrupción, los trabajadores han tomado las calles de varias ciudades.

"Nuestra revolución no está completa", dijo el activista por los derechos laborales Kareem El-Beheiry. "Aún estamos bajo el control del mismo ejército y gobierno que antes, y todavía se niegan a reconocer nuestros derechos… Si no pueden arreglar las cosas ahora, entonces deberían decirnos cuándo, pero en cambio quieren obligarnos a dejar de protestar", añadió.

Decenas de huelgas y sentadas han sido reportadas en todo Egipto desde el 9 de este mes, dos días antes de que Mubarak cediera el poder al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.
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En las protestas participan unos 50.000 trabajadores, incluyendo empleados de los sectores bancario, público, petrolero, médico, textil y de transporte.

"La inestabilidad laboral se ha venido gestando desde hace un tiempo, al menos desde 2006", dijo Alia El Mahdi, decano de la Facultad de Economía y Ciencia Política en la Universidad de El Cairo. "La Revolución del 25 de Enero hizo que las personas se involucraran más y les dio fuerza para demandar sus derechos".

Los trabajadores exigen el pago de beneficios pendientes e iguales oportunidades para ascender, así como el juicio a empleadores corruptos. Pero en el centro del conflicto, según El Mahdi, está la gran disparidad económica entre los empresarios y sus empleados, algunos con sueldos inferiores a 30 dólares por mes.

"Hay una profunda brecha salarial en muchas instituciones", dijo El Mahdi a IPS. "Las diferencias en el sueldo son asombrosas".

Después de años de letargo, el estatal Consejo Nacional para los Salarios anunció en octubre pasado que elevaría el sueldo mínimo de 20 a unos 70 dólares mensuales.

Este salario está por debajo de la línea de pobreza reconocida por la Organización de las Naciones Unidas de dos dólares diarios y muy lejos de los 200 dólares mensuales exigidos por los trabajadores.

"Nadie representó a los trabajadores en esas negociaciones", dijo El-Beheiry.

La última ola de protestas laborales claramente preocupó al vicepresidente Omar Suleiman, quien advirtió duras medidas para desalentar la desobediencia civil. Pero debió abandonar el cargo junto a Mubarak antes de que pudiera cumplir sus amenazas.

Ahora todo está en manos de los militares.

En su primera semana de gobierno, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas instó a los trabajadores a retornar a sus actividades y apeló al sentido de deber nacional. Pero no prohibió las huelgas, como muchos esperaban.

"Las Fuerzas Armadas llaman a los honorables egipcios a reconocer que las actuales protestas en este tiempo crítico tendrán consecuencias negativas y dañarán la economía del país", dijeron los militares en un comunicado leído en la televisión estatal.

"Los militares afrontan un dilema", señaló Mohamed Ezzat, de 28 años, quien participó de las manifestaciones en la capitalina plaza Tahrir la semana pasada. "Si permiten que los trabajadores hagan huelga se arriesgan a un deterioro aun mayor de la economía, pero si las reprimen se exponen a otro levantamiento popular".

Muchos egipcios señalan que la administración interina no puede ser responsabilizada por las políticas y los problemas heredados de los 30 años de gobierno de Mubarak.

Pero otros señalan que es el gabinete designado por Mubarak poco antes de renunciar el que debe resolver los problemas económicos, y afirman que las soluciones son conocidas por todos, pero el gobierno intenta mantener el status quo.

Hasta ahora, el gobierno administrado por los militares ha respondido en forma selectiva a los trabajadores, atendiendo las demandas en algunos sectores pero negando las de otros.

"La inestabilidad laboral es un desafío, no sólo para el ejército, sino para el gobierno, que intenta afrontar las huelgas poco a poco", dijo El Mahdi. "Necesitan una estrategia o agenda para reestructurar los salarios o todas las manifestaciones se propagarán", alertó.

Las huelgas también llegaron a la ciudad de Mahalla El Kubra, en el delta del Nilo, donde más de 20.000 trabajadores textiles demandan mejores pagas y que se investiguen supuestos actos de corrupción en la fábrica.

La huelga en esa norteña ciudad es significativa. Fue en Mahalla El- Kubra donde hace tres años trabajadores textiles responsabilizaron públicamente al régimen de Mubarak por su situación económica y ganaron la solidaridad del público en general.

En abril de 2008, protestas en Mahalla El Kubra fueron duramente reprimidas por la policía, aunque finalmente el gobierno debió hacer concesiones a los trabajadores. Allí nació el Movimiento Juvenil 6 de Abril, actor clave en las revueltas que terminaron por sacar del poder a Mubarak.

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